El negocio de los bancos en la era Sandleris: ganan menos por los créditos y comisiones y ponen fichas en las Leliqs
El ajuste monetario que encaró Guido Sandleris desde su desembarco en el BCRA ya está dejando su huella en el balance de los bancos. Sin créditos a privados, y con un mayor costo de fondeo, los banqueros no están ganando dinero por su tradicional negocio financiero y recurren a las Leliqs para mantener la rentabilidad positiva.
Además, la caída de la actividad se refleja en un menor ingreso por comisiones y en la City ya adelantan una suba en los gastos administrativos.
Los últimos números del sistema financiero muestran que en noviembre la mayor fuente de ingreso de los bancos provino de su cartera de títulos públicos, en la cual se incluye a las nuevas letras de liquidez a 7 días de plazo. En rigor, el ítem “Resultado por títulos valores” arrojó un saldo positivo de 44.554 millones de pesos que, medido como porcentaje del activo neteado –una forma de evitar el efecto de la inflación-, alcanzó el 10%, la cifra más alta, al menos, desde 2002.
En paralelo, el tradicional negocio de intermediación financiera comenzó a flaquear. De hecho, el monto que los bancos pagaron en intereses por captar plazos fijos fue de 68.863 millones de pesos (15,4% del a.n.), mientras que el ingreso por los intereses de los créditos que dieron fue de $52.500 millones (11,7% del a.n.). Una tendencia similar, con saldo negativo, ya se había registrado en octubre, cuando el BCRA comenzó el duro ajuste monetario, aunque con una diferencia un poco menor: pagaron $60.774 millones por intereses (14,3% del a.n.) y cobraron $51.511 millones por el mismo concepto (12,2% del a.n.).
Así, octubre y noviembre fueron los primeros dos meses desde el año 2003 en que la diferencia entre lo que los bancos pagaron por intereses y cobraron por sus créditos les dio un saldo negativo. Si bien esto no implica que perdieron plata entre tomar depósitos y prestar (ya que con los depósitos también fondearon la compra de Leliqs, por ejemplo), sí muestra un gran deterioro del clásico negocio bancario.
“Se dieron varios factores: subieron las tasas, hubo una caída en el crecimiento del crédito real y al mismo tiempo no sólo aumentaron los encajes sino que parte de esos se integraban con Leliqs. Todo eso hace que en los resultados se vea menos ganancia por operaciones de crédito más genuinas y un mayor resultado por título que incluye a las Leliqs”, explica Mercedes Cangueiro, analista del sector de Instituciones Financieras en América Latina de Standard and Poor’s.
Según los últimos datos del Central, más de la mitad de los títulos públicos que tienen los bancos en su poder son Leliqs. En rigor, a noviembre la cartera total sumaba $1.264.570 millones, de los cuales más de $719.288 millones son las letras de liquidez del BCRA, que ya representan el 13% de los activos totales del sistema financiero.
El negocio de prestarle al BCRA
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Esa apuesta de las entidades por las letras del BCRA se da por dos motivos: primero, por las tentadoras tasas de hasta el 70% anual que supo pagar el organismo monetario, lo que ofrece un negocio redondo: segundo, porque la demanda de crédito se redujo fuertemente en los últimos meses, no sólo por el menor interés de empresas y familias a endeudarse a estas tasas sino también porque los banqueros prefieren minimizar riesgo y prestársela al Central.
“Con estas subas de tasas y con una gran parte de la cartera colocada a tasa fija, se achica el spread y en algunos casos el ingreso financiero es a pérdida por un tiempo largo, hasta que dé la vuelta el proceso”, explica José Luis Panero, socio de Senior Capital y ex gerente general del Grupo Supervielle.
Según el ejecutivo, la mayoría de los préstamos personales y las líneas destinadas a empresas que dan los bancos tienen estas características, los primeros con una duration más larga, que promedia los 12 meses, y los corporativos mucho más corta, de entre 3 y 6 meses.
“A medida que se cancelan los nuevos préstamos y empiezan a pesar más los que se otorgan con nueva tasa se repricea la cartera. Es un proceso natural ante semejante suba de tasa de interés que hubo y que puede demorar unos 6 meses hasta que se dé vuelta”, agrega.
En la misma línea, Hernán del Villar, titular de Consultora Alpha, sostiene que “en los últimos meses, los bancos sufrieron con este proceso de achicamiento del margen por tasa activa fija, suba de la tasa pasivas y achicamiento del diferencial de la Badlar y la Leliq”. Desde el lado de los márgenes, agrega, “están en los peores momentos y a partir de acá debería ir mejorando, aunque muy levemente ya que están en un marco de un volumen que no crece, el crédito sigue cayendo y la política monetaria es muy restrictiva”.
Para Ivana Recalde, directora del sector Instituciones Financieras en América Latina de Standard and Poor’s, “mientras la situación económica siga como hasta ahora, obviamente los bancos van a seguir con el patrón de los últimos meses, con más peso en el resultado de las Leliqs, aunque con tasas no tan altas como las de octubre o noviembre”.
Según datos que aporta la calificadora, en base a información del BCRA, en octubre y noviembre el ratio de resultado por títulos valores sobre los ingresos operativos fue de 78% y 82% respectivamente, un número que ni siquiera se alcanzó en el momento de mayor furor de las Lebacs. La clave es que si bien en esos meses la porción de títulos llego a ser similar, también tenían ingresos por intermediación financiera, algo que ahora no le genera negocios.
“En este momento los bancos están desesperados buscando plazos fijos. Porque hoy el negocio está en tomar un plazo fijo y colocarlo en Leliqs, y encima una parte se encaja con Leliqs”, comenta Panero, con amplia experiencia en el sistema financiero y agrega: “La rentabilidad se les cae por ingreso financiero y les mejora por las Leliqs”.
El riesgo del crowding out
Este mayor destino de fondos hacia el sector público –sea BCRA o Nación- en detrimento del sector privado es lo que técnicamente se conoce como crowding out. Según Del Villar, la política monetaria afecta negativamente sobre las entidades con este efecto, en donde el sector público está avanzando sobre el crédito a privados. “El sector público necesita Lecaps, Letes, Leliq y a las entidades les conviene por el riesgo de crédito”, explica
Según el economista, el sector está hoy en el medio de una puja entre BCRA y el tomador de crédito por sus fondos. “Esta pulseada en el corto plazo la va a ir ganando el BCRA”, sostiene Del Villar.
En referencia a la calidad del crédito, el aumento en los niveles de mora que se vio en los últimos meses implica que los bancos tengan que destinar cada vez más fondos para previsionar. Si bien está en niveles históricamente altos, en los últimos seis meses la mora viene creciendo de manera paulatina, tanto en las líneas destinadas a empresas como en las consumo.
“Las entidades tienen más gastos en previsiones, porque se ve un deterioro en la calidad de la cartera. Y la morosidad seguramente va a seguir alta, estamos viendo que se está deteriorando la cartera y se puede deteriorar un poquito más en los próximos meses, pero desde niveles muy sanos”, explica Cangueiro, de Standard and Poor’s.
“El riesgo va a seguir viniendo según cómo traccione la economía y cómo impacte eso en las pymes y en el minorista, especialmente en los bancos que apuntan a segmentos de más bajos ingresos”, acota.
Si bien a simple vista uno podría pensar que en la década del 1 a 1 fueron los años en donde los bancos ganaron mucho dinero con los títulos públicos, en realidad no fue tan así. “En los ‘90 no ganabas por sobrevaloración del título, como ahora, el título da plata cuando partís de precio bajo, ganabas con la tasa que devengaba pero no era mucho, y con las comisiones por emitir bonos, pero lo concentraban algunos pocos”, cuenta un directivo que en los ‘80 ya transitaba la city por dentro.
“La gran revolución del esquema en los 90 fue que se obligó a pagar los sueldos a través del depósito en la cuenta. Esto es lo que cambia el esquema y desarrolló un negocio que hoy es clave”, aporta quien supo ser número dos de uno de los grandes bancos de la city. Ese negocio le genera no sólo un gran fondeo a costo cero sino además la posibilidad de generar un amplio negocio financiero con los productos que luego le ofrecen a esos clientes.
Claro que el contexto era muy distinto, y para nada comparable con la actualidad. En esa década, así como el ancla cambiaria contribuyó a destruir gran parte de las industrias del país también fomentó una gran monetarización de la economía, con depósitos en dólares, créditos hipotecarios en dólares y tasas de interés que le dieron mucho desarrollo al sistema financiero local.
Sin créditos no hay comisiones
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Volviendo al ajuste monetario de Sandleris, otra huella que está dejando esa política en el balance de las empreas es un menor ingreso por comisiones. En noviembre, el resultado por servicio sumó $8.151 millones, que medido como porcentaje del activo neteado representa el 1,8%, muy por debajo del 2,2% que promedió los 10 primeros meses del año y el novel más bajo desde 2003.
“Me sorprendió ese número. Eso refleja la recesión, la falta de demanda, que hace que los bancos no puedan trasladar todo al cliente, que además les pide menos productos”, comenta del Villar. “En individuos se ve por un mercado con menor consumo y también ganan menos comisiones por cambios con menos ventas de dólares”, agrega.
En paralelo, mientras se reduce el ingreso por comisiones, se espera que los gastos administrativos, en donde los salarios tienen un gran peso, aumenten en los próximos meses. “Esos gastos van a ser más relevantes de los que fueron porque los ajustes salariales son retroactivos”, comenta del Villar.
En ese sentido, la semana pasada la Asociación Bancaria acordó con las tres cámaras de entidades privadas –ABA, ADEBA y ABE- un incremento salarial de un 1,6% retroactivo al mes de diciembre del año pasado, para así cerrar el 2018 con un aumento paritario del 47,6%. Además, ya tienen pactado una suba del 7% para enero y febrero, que ahora deberá liquidarse sobre la remuneración actualizada con este 1,6% incorporado.
Según los datos que publica el Indec en el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), octubre y noviembre fueron los dos primeros meses desde el año 2016 en que el sector de intermediación financiera dio pérdida, con bajas de 2,4% y 7,1% respectivamente. Esta pérdida, de todos modos, no afectó su solvencia, según el ojo de las calificadoras de crédito.
“Los niveles de solvencia de los bancos son altos, y si bien cayeron un poco los niveles de capital regulatorio por efecto del tipo de cambio -que aumenta los activos sobre el patrimonio que está en pesos- son niveles altos, y siguiendo con los estándares de Basilea 3”, comenta desde las oficinas locales de Standard and Poors, Mercedes Cangueiro.
Lo que viene
A futuro, al menos en el corto plazo, no hay síntomas de que el crédito se reactive al punto tal que los bancos vuelvan a hacer diferencia con la intermediación financiera. Pero a la larga, el pilar de su negocio volverá a ser prestarle a privados.
“El negocio estructural es el cliente privado. La mirada del banquero está en el sector privado. Que haya transiciones, que les pueda convenir una cosa u otra es una cosa, pero el verdadero negocio se los da el sector privado”, destaca del Villar. Hoy en día, agrega, tiene menos riesgo prestarle al BCRA, pero eso debería ir cambiando. Es algo coyuntural que puede durar unos meses
Otro factor clave que va a pesar en el mediano plazo, tanto en la economía como en el sistema financiero, es el proceso electoral de octubre. “Es una incógnita cómo van a desarrollarse las entidades públicas en un año electoral. En las legislativas venían con un empuje muy grande de los préstamos UVA, que en su momento comenzaron los bancos públicos. Ahora hay que ver qué rol juegan”, se pregunta Recalde, de Standard and Poor’s.
La banca siempre gana, reza la máxima de los casinos que bien podría replicarse en la city porteña. Mientras el crédito no despegue, las letras del Central seguirán sosteniendo las ganancias de los bancos o será otro activo el que compense el menor ingreso por privados. De todos modos, hay que saber que ésta es una situación de emergencia y el crédito debe repuntar cuando antes. No por los banqueros, sino por la salud de la economía.