AJUSTE MONETARIO

La estabilidad financiera tuvo su lado oscuro: créditos a empresas se desploman hasta 17%

Las altas tasas y la menor predisposición de los bancos a prestar provocaron un desplome del crédito. El stock de líneas corporativas cayó $50.000 millones
FINANZAS - 04 de Enero, 2019

A tres meses de que el Banco Central encarara un duro ajuste monetario para contener el dólar y reducir la inflación, el balance muestra dos caras, que reflejan el efecto directo de secar el mercado de pesos en un contexto recesivo.

Por un lado, el dólar no sólo se estabilizó sino que hasta operó mayormente más cerca del piso de la zona de no intervención que del techo. En tanto, las tasas de interés, que llegaron a un máximo de casi el 79% anual, fueron cediendo escalones. Además, las expectativas de inflación se redujeron, más allá de que en el último mes repuntaron levemente.

Del otro lado, el vaso medio vacío revela un freno prácticamente total en el otorgamiento de créditos, impulsado en mayor medida por las líneas destinadas a empresas, en donde el stock se desplomó en más de 50.000 millones de pesos, o un 11,4%. Las tasas altas y la menor predisposición de los bancos a aumentar el financiamiento explican esta tendencia que agravó la recesión.

Las líneas más afectadas

Según los últimos datos disponibles en el organismo monetario, el stock de los adelantos en cuenta corriente, que es una de las líneas más usadas por las Pymes y grandes empresas para financiar su caja diaria, cerró el cuarto trimestre de 2018 con una baja de $29.206 millones (o 17,1%) y volvió a niveles de marzo de 2018.

Estos créditos, el clásico descubierto en cuenta corriente, habían amagado con recuperarse en noviembre, cuando el stock creció $3.300 millones y revirtió el rojo de $17.870 millones de octubre, pero en diciembre volvió a hundirse. En diciembre, cerró con una baja de 14.648 millones de pesos, o casi el 9,4%.

La tasa que cobran los bancos por estos préstamos, que es la más sensible a los movimientos de las Leliq, llegó al 79% anual en los primeros días de octubre, llevando el costo financiero total a superar el 100% en la mayoría de los bancos. Ahora, en línea con la baja en la tasa de las letras que licita a diario el BCRA, el interés de los adelantos se redujo más de 15 puntos porcentuales y se ubica, en promedio, en torno al 63% anual.

“A estas tasas hay muchos que prefieren usar ahorros o hasta salir a vender dólares antes que endeudarse”, explica el jefe de la mesa de un banco local. El desarme de dólares ahorrados por privados fue justamente una de las estrategias a las que apuntó el BCRA con el nuevo plan y luego comprobaron que efectivamente sucedió.

El dólar, la prioridad de Sandleris

Además, este freno en el crédito tampoco sorprendió a la cúpula del Banco Central que sabía que era algo que iba a suceder cuando aplicó el duro ajuste monetario. El 22 de octubre, de hecho, en la presentación del último Informe de Política Monetaria, el propio Guido Sandleris reconoció a la prensa que la prioridad sería estabilizar el tipo de cambio, sabiendo incluso que los bancos iban a prestar menos a los privados.

El titular del Central hacía referencia a la Encuesta de Condiciones Crediticias (ECC) que cada tres meses elabora el ente rector en base a preguntas que les hacen a los encargados del área de crédito de los principales bancos del sistema. Ahí, los ejecutivos adelantaban que iban a endurecer las condiciones crediticias, en busca de acotar el riesgo en un escenario recesivo y con la mora en niveles bajos, pero en constante aumento.

En esa encuesta que respondieron a finales de septiembre, los encargados del área de crédito de bancos que representan más del 90% del mercado adelantaban que “para el cuarto trimestre de 2018, el agregado de bancos encuestados prevé una significativa restricción de los estándares crediticios asociados a empresas”.

Eso implica tasas más altas, más exigencias para otorgar un préstamo y una mayor minuciosidad a la hora de autorizar el crédito. Además, detallaban que esta situación se extendería “principalmente a las pequeñas y medianas empresas y a los créditos de mediano y largo plazo (superiores a un año)”.

La otra línea que más sufrió el ajuste fue el descuento de cheques, en donde el stock se redujo 21.531 millones de pesos en el trimestre, lo que implica una pérdida del 7,8%. En diciembre, de todos modos, el stock de este tipo de financiamiento logró revertir cinco meses de caída y creció $1.150 millones.

Un dato a tener en cuenta es que en diciembre suele aumentar la demanda de dinero, lo que hace que los bancos tengan menos pesos para destinar al financiamiento a privados. Además, las altas tasas que paga el Banco Central por las Leliq hace que les sea mucho más rentable y menos riesgoso dejar sus pesos en el organismo monetario que usarlos para prestar.

Préstamos al consumo, en la lona

En las líneas a familias también se reflejó el ajuste monetario. Con el crédito hipotecario golpeado después de los dos saltos que pegó el dólar a mediados de año, la financiación al consumo fue la que sufrió en el último trimestre.

El stock de préstamos personales, que había crecido poco más de $1.100 millones en octubre, retrocedió más de $800 millones en noviembre y en diciembre profundizó la caída con un rojo de $2.204 millones en diciembre. Así, en el último trimestre del 2018, el stock bajó 1.833 millones de pesos

Los prendarios, en tanto, no sólo sufrieron el ajuste monetario sino también el aumento del valor de los autos, lo que hizo más inaccesible el acceso al 0Km. Así, en diciembre el stock cayó $1.300 millones y en el trimestre retrocedió $3.770 millones o (3,7%).

Los bancos también anticipaban una mayor restricción crediticia para la financiación a familias. De hecho, el informe del BCRA detalla que “los bancos encuestados prevé para el último trimestre de 2018 una significativa restricción en los estándares de aprobación de todas las líneas crediticias a familias, que se daría con mayor intensidad en los préstamos prendarios y en otros créditos al consumo”.

Así, en total, el stock de créditos al sector privado borró la leve recuperación que había mostrado en noviembre y cerró el último mes del año con una baja de 12.342 millones de pesos. En el trimestre la pérdida es de 31.349 millones de pesos, o casi 2%.

De cara a los próximos meses, el panorama no muestra grandes signos de mejora. Las tasas comenzaron a ceder levemente, pero la demanda de créditos sigue estancada y no promete repuntar en el este contexto recesivo.

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