Cierran sucursales del Banco Nación en Santiago de Chile, Río de Janeiro, Caracas, Panamá y Caimán
El Banco Nación de la República Argentina (BNA) cerró sus sucursales en Santiago de Chile, Río de Janeiro, Caracas, Panamá y Caimán.
El Banco Central de Chile acaba de aprobar la baja de licencia y el Banco Central de Brasil lo hará próximamente para poder empezar a liquidar los activos.
El BNA también baja la persiana de sus filiales en Caracas, Panamá y Caimán, tal como ya había anticipado días atrás el diario económico El Cronista.
La directora Ercilia Nofal, que tiene a su mando las filiales en el exterior, señala que la decisión estratégica es hacer un Banco Nación más fuerte y competitivo tecnológicamente en Argentina.
Según explicó el objetivo que persiguen es abrir 190 sucursales en el país sobre las 690 ya existentes de acá hasta el 2019, para poder llegar a hacer más capilaridad, de modo de apuntalar a las pymes de todo el país.
Los capitales que hoy se mantienen para poder operar Río y Santiago (u$s30 millones en cada caso, más u$s4,5 millones que se podrán recaudar por la venta de cada uno de los dos edificios) quieren colocarlos en créditos en el país y seguir en el exterior mediante convenios con sus bancos hermanos.
En el caso de la filial de Río, se cierra para fortalecer la de San Pablo, ya que como no generaba la cantidad de negocios necesarios, prefirieron capitalizar la paulista para ampliar créditos.
Con el sistema chileno se dieron cuenta que no pueden competir, ya que se trata del más desarrollado del Cono Sur en el uso de tecnología fintech, y de hecho luego del cierre del Nación cerró el Banco de Tokio, el Deutsche, Rabobank, todos players globales, y el BNA apenas tenía el 0,5% del share. Además, en un contexto donde cada vez se necesitan más funcionarios dentro de la estructura para estar generando constantemente reportes regulatorios: eran 30 empleados para una colocación de cartera por apenas u$s20 millones.
En el caso de Madrid, en cambio, la mantendrán, ya que se trata de una sucursal rentable, más transaccional, mientras la de Nueva York tiene toda la parte de corresponsalías internacionales, en tanto con la de Miami es volver a la faz más comercial, para adelantar créditos para exportadores en Estados Unidos, de modo de generar instrumentos que permitan apalancar el crédito del Nación.