Adrenalina y la cautela: la reacción de los inversores tras el acuerdo con el FMI
“Para buscar adrenalina no solo se puede optar por hacer deportes extremos o ir a un parque de diversiones y subirse a la montaña rusa. También se puede invertir en activos financieros argentinos”, sentencia Sabrina Corujo, de Portfolio Personal.
“De hecho, si se busca escapar de la rutina, quizá no hay nada mejor que seguir la evolución de las carteras día a día. Ahora bien, encontrar o no esa sensación de bienestar que puede llegar a acelerar el corazón dependerá de múltiples variables, la mayoría exógenas”.
Es más, subirse a la montaña rusa puede no ser siempre una buena experiencia: se necesita saber las instrucciones y conocer cuáles son los riesgos. En el mercado es válido prácticamente lo mismo. Acá lo que se necesita es tener en claro qué es lo que se está comprando, qué horizonte de inversión se está considerando y cuáles son los temas que pueden llegar a afectar la posición.
Además, Corujo advierte que “en épocas violentas -como las actuales- es necesario tener una administración activa de la cartera si se busca maximizar las ganancias”.
La semana que pasó fue una nueva vuelta en la montaña rusa para los inversores con un ticket de costo complicado. No hay dudas de que los análisis se centraron -y lo seguirán haciendo- en los detalles del nuevo acuerdo con el FMI.
Corujo resume el acuerdo en los cuatro puntos siguientes, según publica La Nación:
1) Se ratificó el compromiso de equilibrio fiscal el año próximo y de superávit en 2020. Los detalles de cómo se piensa hacer ya eran conocidos. Lo que aún queda pendiente, pero se avanza de manera positiva, es un acuerdo con los gobernados que permita la aprobación del Presupuesto 2019 en el Congreso.
2) Cambio en la política monetaria, con el fin de las metas de inflación y su reemplazo por un esquema de agregados monetarios. Punto que hoy sí encuentra bastante discusión, en principio por al menos dos cosas: porque hay cierta incertidumbre sobre su real efectividad en la práctica y sobre si realmente la variable de ajuste debe ser la base monetaria. Mientras, en este esquema, la tasa de interés pasa a ser endógena. Ahora lo que no está en discusión es que esta política asfixia aún más la actividad de corto para finalmente tratar de bajar la inflación.
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3) Política cambiaria con zonas de intervención. Entre un rango para el tipo de cambio de $34 y $44, el BCRA no va a intervenir. Por debajo y por arriba, lo puede hacer a través de las operaciones de compra/venta de dólares. Es decir, si el billete cruza los $44 (el BCRA3500, mayorista, cerró el viernes en $40,8), la entidad tendrá una capacidad de intervención de hasta US$150 millones diarios. Además, esta banda se ajustará diariamente al 3% mensual hasta al menos fin de año, para evitar el atraso del tipo de cambio. Asimismo, si bien la capacidad de intervención del Banco Central se limita en el spot, este podrá seguir operando en el mercado de futuros para contener las expectativas. Y el Tesoro podría convertirse en un ofertante de dólares clave en los próximos meses.
4) Más fondos del FMI, adelanto de los ya programados y mayor flexibilidad para su uso. Todos puntos favorables para despejar cualquier incertidumbre o riesgo que pudiera aún existir sobe la viabilidad de las necesidades financieras al menos hasta 2020. Puntualmente, ¿de qué se habla? Según el nuevo programa financiero, las necesidades estarían prácticamente cerradas para este año y el próximo. Solo se "juega" con el porcentaje de roll over de Letes (en dólares o en pesos). Se descarta incluso el refinanciamiento o la colocación de nueva deuda.
Respuesta del mercado
“La pregunta siguiente es ¿qué primera lectura hizo el mercado de lo anunciado? La reacción de los activos sirve como respuesta y se la entiende como lógica en un contexto que se mantiene complicado o en alerta para el riesgo local”, plantea Corujo.
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De hecho, afectado por el cierto escepticismo (o en su defecto, cautela) que existe con el nuevo esquema adoptado, se esperaba que el billete -y así lo hizo- buscara acercarse más a la banda superior de la zona de no intervención. En la semana volvió a devaluarse el peso con nuevos máximos para el dólar. La suba del mes es prácticamente del orden del 10%.
Mientras que los bonos, que reaccionaron en principio positivamente al despeje de las necesidades financieras, igual no evitaron cierta corrección, generada por el marco de incertidumbre alta que se mantiene y por una fuerte volatilidad.
En el mes, el balance es favorable con subas de hasta 11% a lo largo de toda la curva; con un CDS (Credit Default Swaps) a cinco años que cedió, aun con la suba a 580 del viernes, desde máximos de 835 del 4 de este mes.
Las acciones, por su parte, tampoco escaparon a esta característica. En un marco de alta volatilidad intradiaria que duró prácticamente toda la semana, profundizaron su selectividad, indica Corujo en La Nación.
De hecho, el Merval cerró con una caída del 1,9% en pesos (y de más del 10% en dólares), pero con papeles líderes que se movieron en un rango de entre 17,1% y -10,6%.