Cavallo insiste con la convertibilidad y explica la diferencia con el tipo de cambio fijo
El exministro de Economía, Domingo Cavallo, volvió a elogiar la convertibilidad y la presentó como la "mínima disciplina monetaria para que el país funcione con estabilidad y posibilidades de crecimiento".
En un nuevo posteo en su blog personal, el extitular del Palacio de Hacienda de los gobiernos de Carlos Menem y de Fernando de la Rúa, recordó una conferencia que dio en 1996, cuando el proceso de convertibilidad estaba en pleno auge, donde defendía la política monetaria y explicaba la diferencia con el tipo de cambio fijo. Además, detallaba cómo salir del $1 a u$s1 en ese entonces.
"De la convertibilidad se sale con más convertibilidad", arranca Cavallo. "Para que se pueda abandonar el tipo de cambio fijo y que la gente siga usando la moneda argentina, ésta debe ser mejor que el dólar", señala y remarca: "Mejor significa que en lugar de desvalorizarse, tiene que valorizarse. Una valorización genuina que tiene que ver con diferenciales de productividad".
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"La ley de convertibilidad fija un techo al valor en dólares de la moneda argentina pero no fija el piso. Es decir, que si algún día la Argentina estuviera en condiciones de tener una política monetaria soberana y controlar estrictamente la cantidad de dinero que emite, lo tiene que hacer para que su moneda sea mejor que otra, no peor que otra", indica.
Cavallo explica "que el peso puede flotar frente al dólar, pero debería hacerlo cuando ala flotación lleve a la apreciación de la moneda argnetina" y para lograr ese objetivo, según él, "significa más convertibilidad porque vamos a convertir dólares en pesos a una relación más favorable para el peso".
Y puso como ejemplo a Alemania y Japón en las décadas del 50-60.
"Tuvieron tipo de cambio fijo con entrada de capitales con déficit en balanza comercial y en cuenta corriente hasta que (el presidente de los Estados Unidos) Nixon decidió que no estaba más atado el dólar al oro y a partir de ahí en esos países dejaron flotar sus monedas pero como son dos naciones que tuvieron un crecimiento de productividad en esas décadas, sus monedas comenzaron a apreciar", asegura.
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Explica que el problema de la Argentina es "creer que emitiendo dinero se puede financiar déficits públicos o privados y que emitiendo dinero se puede crear artificialmente crédito". Cuando eso sucede, señala, "se vuelve a fomentar la inflación y se desalienta el ahorro, el trabajo productivo y la búsqueda del aumento de productividad".
"Es una política monetaria destructiva porque debilita pierde su valor el peso y entonces hay que buscar monedas extranjeras para manejarse", enfatizó.
Para tener una política monetaria soberana, hay que tener más convertibilidad", afirma y pone el foco en uno de los históricos problemas de la Argentina: el déficit fiscal.
"El deficit fiscal no es incompatible con la convertibilidad, lo que es incompatible es emitir dinero para financiar déficit fiscal. Lo único que dice es que si alguine incurre en un déficit, tiene que pedir prestado y conseguir que alguien le preste. La convertibilidad le ata las manos al Banco Central para imponer un ahorro forzozo a todos los ciudadanos porque la inflación era una forma de préstamo forzozo de los ahorristas y ciudadanos al que incurría en déficit, sea el Gobierno, entidades financieras o empresas privadas", concluye.