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Lehman Brothers: 5 cinco curiosas consecuencias que desató la quiebra del banco

La mayor repercusión no fue el aumento de las regulaciones sino el impacto que tuvo en aquellos entraban en el mercado de trabajo en 2008.
15/09/2018 - 12:28hs
Lehman Brothers: 5 cinco curiosas consecuencias que desató la quiebra del banco

En 2008, se graduaron en la universidad en Estados Unidos un poco más de 1,5 millones de estudiantes. A la mayoría de ellos, la crisis que se desató ese año los tomó por sorpresa.

Independientemente de cuáles eran sus expectativas entonces, la realidad es que hoy como generación tienen más deudas, menos hijos y unas cuantas cicatrices.

Una década más tarde, se ha hablado mucho sobre qué cosas han cambiado desde la crisis financiera.

La mayor repercusión no ha sido el aumento de las regulaciones, ni el encarcelamiento de los banqueros (o el hecho de que esto no haya ocurrido), sino el impacto que tuvo en aquellos entraban en el mercado de trabajo en 2008. Estas son las cinco consecuencias más sorprendentes que devela una nota de BBC Mundo.

1- Los jóvenes tienen menos hijos, si es que los tienen

En la década transcurrida desde la recesión, las mujeres estadounidenses tuvieron 4,8 millones menos bebés de lo que esperaban los demógrafos.

"Cada año cuando miro a las cifras de fertilidad, espero que el número de nacimientos se incremente y no lo ha hecho", dice Kenneth Johnson, profesor de la Universidad de New Hampshire.

El experto explica que parte de la caída en la fertilidad puede ser atribuida a que las mujeres que tienen entre 20 y 30 años han tenido menos hijos de lo previsto.

La brecha se está ampliando y es la razón por la cual Johnson saca a relucir una situación histórica similar.

"Al inicio de la Gran Depresión -la crisis que vivió EE.UU. tras el crack de la bolsa de 1929- hubo un grupo de mujeres de veintipocos años que nunca lograron tener los hijos que hubieran tenido (si la economía hubiera estado bien)".

"Entre ellas hay la mayor cantidad de mujeres estadounidenses sin hijos que se haya visto antes o después (de esa crisis)", señala.

Para Johnson, la cuestión es si las mujeres simplemente prescindieron de la maternidad como las mujeres de la Gran Depresión o si simplemente vamos a esperar más tiempo para ser madres.

¿Quién tuvo la culpa de la crisis financiera de 2008?

Nora Carroll, quien se licenció en la Universidad de Nevada en Las Vegas en 2008, asegura que ella ha retrasado el iniciar una familia debido a la crisis.

"Pasé la última década realmente concentrada en conseguir una carrera estable, ahorrando suficiente dinero para poder comprar una casa", afirma.

"Todo eso toma tiempo y teniendo un trabajo con un salario bajo requiere un poco más", señala.

Ahora, ella está esperando su primer hijo.

2- Los millenials acumularon mucha menor riqueza que las generaciones previas

En Reino Unido, una investigación encargada por la BBC halló que la gente que tiene entre 30 y 39 años de edad fueron los más afectados por la crisis financiera.

El patrimonio de los millenials es significativamente inferior al que se esperaba. Eso es bastante parecido a lo ocurrido en Estados Unidos.

Los estadounidenses nacidos a mediados de la década de 1980 han acumulado un patrimonio 34% inferior de lo que se preveía tomando en cuenta lo ocurrido con las generaciones anteriores, según estimaciones de la Reserva Federal de San Louis.

¿Por qué? Comenzaron con menos. El salario promedio para un recién egresado de la universidad en 2008 era de u$s46.000, de acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos.

Esa cifra es 8% inferior, tomando en cuenta la inflación, que lo que ganaban los graduados universitarios en 2002.

3- Odio al mercado bursátil

Solamente dos de cada cinco millenials tienen inversiones en el mercado bursátil. Pese a que Estados Unidos lleva una larga racha alcista, los millenials desconfían del mercado bursátil.

E incluso aquellos que invirtieron solamente arriesgamos unos u$s7.000, según datos de la Reserva Federal. Eso no se debe simplemente a que están escasos de dinero.

"La disposición de los inversores a enfrentar riesgos financieros depende de su experiencia personal sobre la historia macroeconómica", han concluido economistas de la Universidad de California en Berkeley.

En otras palabras, si eres una persona joven que vio el Dow Jones desplomarse 500 puntos en un día, su apetito por el riesgo es pequeño.

4- No se compran viviendas

El porcentaje de millenials entre los 25 y los 34 años que tenían una vivienda propia era de 37% en 2015, un 8% menos que en las generaciones anteriores, de acuerdo con el Urban Institute, un centro de estudios con sede en Washington.

En comparación con las generaciones anteriores, los millenials compran menos viviendas.En Reino Unido, esa cifra casi se ha reducido a la mitad.

Hay muchas causas que lo explican, entre ellas el tener menos hijos, menos patrimonio y el haberse hecho adultos tras el estallido de la burbuja inmobiliaria.

Además, cuando compran propiedades estas valen mucho menos del precio promedio que pagaban las generaciones previas.

El valor promedio de una vivienda para una persona de 18 a 33 años de edad en 2013 era de u$s133.000 comparado con u$s197.000 para el mismo grupo etario en 2007.

5- No confían en nadie

La confianza en las instituciones estaba en declive mucho antes de la crisis financiera pero, como generación, la nuestra tiene menos que las anteriores.

Apenas 19% de los millenials está de acuerdo con la idea de que "en general, se puede confiar en la mayor parte de las personas". En la generación anterior, esa cifra se ubicaba en 31% y en la de nuestros padres llegaba a 40%, según un estudio del Pew Charitable Trusts.

Los millenials tienden a desconfiar más de las instituciones que las generaciones previas.

Y, aquí no hay ninguna sorpresa, cuando se trata de instituciones en la que menos confiamos es en Wall Street.

"Wall Street, sin duda, resultó golpeada", dice Eric Fraser, quien se graduó en 2008 en la Universidad de Florida Central (UCF, por sus siglas en inglés) y tomó entonces lo que pensó era un trabajo inocuo en la industria de servicios financieros.

"En ese momento no parecía un sector malvado hasta que sus nombres y rostros empezaron a aparecer en las noticias", dice.

Eso hizo que él empezara a reflexionar sobre lo que significaba trabajar en ese sector.

"Estaba un poco reacio a explica 'sí, trabajo en el sector de servicios financieros pero no soy uno de los que hizo préstamos de hipotecas basura o alguna cosa por el estilo'".

En la actualidad, Fraser asegura que el haber sido un testigo presencial de cómo se disolvió esa confianza tiene un aspecto positivo.

"Creo que haber entrado en el mercado laboral en ese momento realmente me dio una cierta humildad y no sé si yo habría tenido la misma mentalidad si me hubiera graduado antes", afirma.

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