Tras el retiro de depósitos por u$s1.500 millones sólo en una semana, la City se pregunta si la crisis entró en una nueva fase
Entre los muchos fantasmas que volvieron a sobrevolar la City en los últimos días, hay uno que, a pesar de no haber hecho tanto ruido, generó las mayores preocupaciones: la aceleración de los retiros de depósitos bancarios.
Los datos del Banco Central son claros: entre el 30 de agosto y el pasado 10 de septiembre, las colocaciones en dólares del sector privado cayeron casi 1.500 millones de dólares.
Si bien no es el primer episodio de estas características que se verifica a lo largo del actual Gobierno, lo cierto es que el de mayor profundidad y velocidad: en apenas ocho días hábiles se perdió el 5% del total, a un ritmo diario de casi u$s190 millones.
En relación al total del sistema, son montos relativamente pequeños. Sin embargo, lo que preocupa a los analistas es el cambio de tendencia.
Temen que haya un agravamiento cualitativo de la crisis, y que lo que hasta ahora fue sólo una corrida cambiaria pase a ser también una corrida bancaria.
¿Por qué es preocupante? Porque si tanto empresas como particulares deciden huir de los bancos, se reduce la liquidez y las entidades quedan atadas de pies y manos para dar financiamiento, justo en momentos en los que más se necesita.
Según Santiago Palma Cané, director de Fimades, "hasta fines del mes de agosto la crisis cambiaria no se había trasladado al sector bancario el cual, vale recalcar, muestra a la fecha buenos índices de solvencia y liquidez".
"Sin embargo, en los últimos días, se produjo un retiro de depósitos del sector del orden del 4,5% del total registrado en agosto", completa.
Los motivos son de público conocimiento y se basan fundamentalmente en el temor que se instaló entre los ahorristas ante las versiones (que ya comenzaron a difundirse en redes sociales) que hacen refieren a la imposibilidad de algunos bancos de devolver los plazos fijos en tiempo y forma o, incluso, sobre la eventual instauración de restricciones.
El 31 de agosto fue el día de mayor salida de fondos. Se perdieron u$s318 millones. A partir de ese momento el "goteo” comenzó a ceder: el último dato disponible lo ubica en los u$s110 millones.
En cuanto a la distribución por tipo de depositante, los minoristas (83% del total), retiraron u$s1.191 millones, mientras que los poseedores de más de un millón de dólares se llevaron otros u$s289 millones.
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En los días subsiguientes, y con el mercado cambiario más calmo, la salida comenzó a mermar: al 10 de septiembre la cifra se redujo a apenas u$s110 millones.
Desde un banco extranjero, el responsable de inversiones afirma: "La atención al público en las cajas aumentó en los últimos días. Buena parte corresponde a personas que retiran dólares, ya que el 100% de las compras se hacen por home banking y el dinero queda depositado".
No es la primera…
Si bien toda fuga impacta directamente en los activos de las entidades –ya que los fondos que reciben para depósitos lo prestan, salvo un porcentual que queda inmovilizado como encaje- la gran diferencia con el 2001 (el antecedente histórico más grave), es que a partir de entonces sólo se pueden prestar dólares a empresas ligadas al sector exportador.
De esta manera, se ha logrado evitar lo que se denomina el "descalce" de monedas, que tantos daños generó a la salida de la convertibilidad, cuando familias y empresas con ingresos en pesos estaban fuertemente endeudados en moneda extranjera.
En aquel momento, ese problema se trató de subsanar a través de la denominada "pesificación asimétrica".
La gran pregunta es si este proceso es el que se observa en estos dí¬as. Y la respuesta es no, por el momento...
Si bien la foto actual muestra una marcada salida de las colocaciones bancarias, la tendencia a lo largo de los dos últimos años es claramente ascendente aunque muestra algunos baches y posteriores recuperaciones en su evolución.
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Tomando como referencia todo el 2017 y lo que va del año actual, el Gobierno enfrentó cuatro períodos en los que se perdieron depósitos en dólares, aunque ninguno de la magnitud del presente.
Abril – junio de 2017: con un stock inicial de u$s24.787 millones, se perdieron casi u$s2.100 millones, equivalentes al 8,4% del total, en un lapso de 51 días hábiles con un promedio diario de u$s41 millones.
Diciembre 2017 – febrero 2018: en el lapso de 30 ruedas el stock se redujo en unos u$s1.082 millones (4,1% del total), con un monto diario de u$s36 millones.
Mayo 2018: al inicio de la corrida cambiaria y por espacio de 19 días hábiles, se perdieron u$s817 millones (3,1% del total) con una media similar a las dos corridas anteriores.
Su punto de arranque coincidió con el inicio de la corrida cambiaria y en el transcurso de la misma, el 8 de mayo, el presidente Macri anunció que se recurriría al FMI en busca de los dólares que faltan para cerrar el programa financiero de 2018 y 2019.
Pese a estos tropiezos, el desarrollo de los depósitos a lo largo del período es positivo: se pasó de u$s25.333 millones a los actuales u$s27.200 millones, lo cual implica una suba del orden del 7,7%.
Diferentes miradas sobre la salida
¿Por qué esta salida, aun siendo relativamente pequeña en volumen, es considerada peligrosa por algunos analistas? Por varias razones, entre las que se destaca que este "fogonazo" se produce en un muy reducido número de días.
A ello se suma que es en momentos en que se está renegociando el acuerdo con el Fondo, con especial énfasis en la posibilidad de adelantar la entrega de billetes verdes previamente acordada.
Finalmente, y quizás la más importante, es que se está poniendo en duda si lo que se calificó inicialmente como una "simple" corrida cambiaria eventualmente pueda poner en riesgo la salud del sistema financiero, ante la pérdida de confianza de los ahorristas.
En la vereda de enfrente, para tomar real dimensión de lo que ha venido sucediendo en los últimos días, conviene tomar en cuenta el análisis del economista Luciano Cohan quien, haciendo foco en un gráfico sobre la serie histórica de depósitos privados en dólares desde 2011, afirma que irónicamente "la alerta amarilla es ese circulito de la derecha".
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A partir de ese gráfico, Cohan analiza en particular lo sucedido a lo largo de la vigencia del cepo, de la siguiente manera: "¿Es mucho cinco días de caídas de depósitos?"
"A manera de ejemplo, al 3 de agosto de 2012 llevaban 62 días cayendo. Ese día subieron, pero después descendieron 27 días más", señala.
"Subieron el 11 de octubre, pero volvieron a bajar los otros 19 días. Es decir, cayeron 108 veces en 111 días", añade.
Sobre este mismo período, un analista que prefiere el off the record dice que debe tenerse en cuenta que a lo largo del cepo que impuso Cristina Kirchner, los depósitos en dólares de los bancos se precipitaron u$s7.500 millones, que equivalían a la mitad del stock total.
"Pese a esta decisión, todos los ahorristas pudieron retirar sus dólares", agrega, y concluye: "Sería bueno recordar ese antecedente para no generar pánico gratuitamente".
Por su parte, Gustavo Neffa, director de Research for Traders enfatiza que al cierre de agosto los depósitos en dólares eran un 1,74% superiores a los de fines de julio, y un 16% mayores a los de agosto de 2017. Con esos datos a mano, Neffa exclama: "Dejemos de sembrar miedo".
Para Mariano Sardans, CEO de FDI Gerenciadora de Patrimonios, "en el corto plazo algo cayó, pero en el largo es contundente la suba, por lo que el temor parece exagerado".
"Incluso, si se analiza el largo plazo, se observan momentos en los que se produjeron descensos incluso más pronunciados que el actual”, indica.
"En cuanto a los motivos de la salida, podrían atribuirse a diferentes situaciones, que van desde el temor ante el desconocimiento de la real situación del sistema financiero en su conjunto, a giros al exterior o la necesidad de hacerse de pesos para afrontar determinadas obligaciones", concluye Sardans.
Para Palma Cané, la pregunta es si esta caída podría ser el inicio de una mini corrida bancaria o si se trata de un simple reacomodamiento.
"Una posibilidad, abonando a este último escenario, sería que quizás el retiro haya sido para invertir en Letes u a otros activos argentinos nominados en dólares, ya que actualmente ofrecen muy altos rendimientos”, explica el ejecutivo.
En su opinión, las alternativas son mutuamente excluyentes: inicio de una eventual corrida o reacomodamiento. Por lo tanto, "los escenarios de una y otra son absolutamente diferentes".
"Sea cual fuera la situación, es fundamental que el Gobierno y del BCRA sigan actuando coordinadamente dando prioridad a estabilizar el dólar y brindando mayores certezas al púbico minorista respecto al rumbo de la política monetaria futura", concluye.