Brasil: cuál fue su receta para que sus habitantes “no piensen” en dólares
Con un dólar imparable para el Gobierno en las últimas semanas, que llegó a superar los $40, se reafirma un pensamiento que marca un razonamiento clásico en la historia nacional: desde hace varias décadas el argentino vive y piensa en el billete estadounidense a la hora de ahorrar.
Un comportamiento totalmente diferente a lo que ocurre en muchos otros países de la región, donde sus monedas locales también son utilizadas como reserva de valor, incluso para comprar propiedades.
Especialmente, el foco se posa en nuestro gran referente continental, que es Brasil, debido a que los ciudadanos de dicho país valorizan a “su” real.
De hecho, si bien es notoria la devaluación que sufrió la divisa brasileña en todo este año del 25%, igual la inflación de esta nación vecina prácticamente no se ha visto modificada, ya que no llega al 4% en el mismo período.
Incluso, allí la tasa de interés de referencia se encuentra por debajo del 6,5% al año.
En cambio, el peso argentino se devalúa 100% en todo el 2018, algo que se ha trasladado al alza del resto de los precios de la economía doméstica, que ya ascendieron más del 20% en los primeros ocho meses del año.
Y la tasa de referencia de la economía local se encuentra en el 60% anual.
Esta diferencia notoria de cómo impactan de diferente manera los indicadores de ambas economías se vinculan directamente en la distinta incidencia que tiene el dólar tanto para los argentinos como para los brasileños.
Las razones para sustentar la exclusiva importancia que hoy tiene en nuestro país el billete estadounidense son demasiadas.
Sobre todo por hechos empíricos que han sufrido los ahorristas en toda su historia, que refuerza más que nunca que el peso “no es seguro”: sólo en los últimos 18 años se ha devaluado 3.200% y en los últimos 60 años se le han quitado a la moneda nacional 14 ceros.
Razones suficientes que hicieron inestable a la economía doméstica y generaron una notoria pérdida de valor durante gran parte de la historia.
Algo que incidió a que el argentino siempre busque como sustituto al dólar para mantener el poder adquisitivo de sus ahorros.
Según datos del mercado, Argentina es el segundo país del mundo, detrás de Rusia, con mayor cantidad de billetes estadounidenses en poder de los ciudadanos.
“El país que está primero en tenencia per cápita con u$s1.300 por habitante, mientras que en Brasil la tenencia de billetes americanos es de u$s6 por persona, en Paraguay es u$s18, en Chile u$s16 y Colombia u$s52”, recuerda a iProfesional Gustavo Giráldez, gerente de Operaciones Financieras del Banco Meridian.
Por eso, este aspecto también ya se ha transformado en una cuestión meramente cultural.
De hecho, este problema central que afronta hoy el país con un dólar a $40 la diagnosticó años atrás, en una frase medular, el economista Miguel Bein: “La Argentina se debe un debate que ni siquiera empezó: construir una moneda nacional que además de medio de cambio o unidad de cuenta funcione como reserva de valor”.
La “receta” Brasil
Si bien es cierto que Brasil tuvo crisis económicas cíclicamente a lo largo de los últimos 45 años, como también sucedió en Argentina, la forma de tomar y resolver estos hechos económicos fue distinta en ambos países.
-Pensamiento local:
En el caso del vecino país, cada vez que subió el tipo de cambio “se retrajo el consumo y el gasto, ya que siempre interpretó que la devaluación dispara la inflación y hace subir los precios de los bienes”, distingue Giráldez.
Y acota: “En cambio, en Argentina, salimos a comprar dólares como refugio de valor”.
A las claras, el brasilero toma sus decisiones de ahorro y de compra de bienes durables tomando en cuenta a su propia moneda, por eso los inversores de la nación vecina no suelen adquirir billetes con la cara de Washington. En cambio, con el argentino ocurre lo contrario: está mentalmente dolarizado, razones históricas no le faltan.
Por eso, la actividad económica tiene distintas reacciones en ambos países: por ejemplo, las propiedades inmuebles se negocian en Brasil en reales exclusivamente, mientras que en nuestro país se pagan tradicionalmente con dólares físicos, y "recién ahora se realizan también algunas transferencias electrónicas a cuentas en moneda estadounidense", acota Giráldez.
-Sin cuentas en moneda extranjera:
Los residentes brasileros en aquél país no pueden ser titulares de una cuenta bancaria en dólares, pero pueden adquirir moneda extranjera para viajes.
Aunque esto último no es gratis: deben tributar un impuesto del 1,1% por la compra de moneda extranjera.
Es importante aclarar que sí pueden tener cuentas en dólares en el exterior, aunque declarando su tenencia y el origen de los fondos al fisco brasilero.
Por último, por consumo en el exterior con tarjeta de crédito, los brasileros tienen una carga impositiva del 6,38% al adquirir productos y servicios en moneda extranjera.
En cambio, en Argentina los clientes bancarios sí pueden tener cuentas de ahorro en dólares, euros y en otras divisas de diverso origen.
Además, las tarjetas de crédito para el consumo en el exterior y la compra venta de billetes en moneda extranjera no tienen alcance impositivo.
-Mecanismos de ahorro en moneda local:
Otro dato a tener en cuenta es que el ahorro de los sectores populares de Brasil se basa en las “cadernetas de poupança” (cuadernos de ahorro), por lo que el Banco Central brasileño intenta cuidar que esta inversión siempre tenga tasas positivas, es decir, que superen al nivel de inflación desde hace varias décadas, para que la gente siempre salga ganando.
“Por ello, no hace falta pensar en dólares a la hora de querer ahorrar en Brasil”, resalta Giráldez.
Este mecanismo lo intentó desarrollar a nivel local Federico Sturzenegger, cuando fue presidente del BCRA, con las Unidades de Valor Adquisito (UVA), que se actualizaban por inflación, tomando como base el modelo chileno.
Pero el descontrol e inestabilidad en el alza de los precios y en la devaluación de la moneda truncó esta idea. Sobre todo, porque los plazos fijo en UVA no les ofrecieron a los ahorristas una rentabilidad que sea sumamente atractiva para que consideren esta opción para su dinero.
Diferencias de dimensiones
Más allá de cuestiones culturales y de “recetas”, también hay una diferencia muy clara en las dimensiones económicas de cada mercado: sólo alcanza con considerar que Argentina posee 45 millones de habitantes, mientras que Brasil cuenta con 208 millones. Casi cuatro veces más.
El país más grande de América del Sur tiene superávit comercial, en cambio nuestra nación arrastró en el primer semestre un déficit de u$s5.900 millones.
A pesar de la incertidumbre para los emergentes, “continúan ingresando inversiones que generan empleo en Brasil, y tiene reservas por u$s381.000 millones, contra u$s317.000 millones de deuda externa pública y privada”, resume Giráldez.
En cambio, Argentina debió recurrir a una línea crediticia de emergencia del FMI por u$s50.000 millones para poder solventar su gasto público del 2018 y 2019, y así poder “alimentar” las alicaídas reservas, que hoy se encuentran en torno a un nivel similar al préstamo solicitado: u$s52.000 millones.
Pero sobre todo, lo que se destaca es que la macroeconomía brasileña siempre está en orden, en cuanto a los indicadores, y no va tan de la mano de las numerosas turbulencias políticas que vivieron en las últimas décadas.-