En plena batalla dólar-Lebac, ¿el ahorrista deja su plazo fijo o retira su plata de los bancos?
La escena ya es un clásico de la historia argentina reciente. En algunos momentos se vio con mayor intensidad que en otros.
En las situaciones más críticas la postal es la misma: personas nerviosas, largas filas, gestos de irritación, cajeros sobrepasados, discusión entre clientes, aglomeraciones en el sector de las cajas de seguridad, gerentes que no dan abasto ante la cantidad de billetes verdes que se demandan.
Son las imágenes típicas de las crisis económica, que muchos temieron podría volver pero que por ahora, para tranquilidad del Gobierno y de las entidades financieras bancos, se está logrando evitar.
Pese al ruido político y mediático de los últimos días, la corrida cambiaria no pasó a la siguiente y peligrosa fase, que es la corrida contra los bancos.
Los números marcan una sorprendente estabilidad de los depósitos, tanto en pesos como en dólares.
Es cierto que se intensificó la "compra hormiga" de billetes verdes, que obligó a redoblar la logística para abastecer a las sucursales, pero también es verdad que en ningún momento se vivió la histeria financiera de otros tiempos y que nunca se temió por un riesgo sistémico.
Los banqueros se esfuerzan por mostrar el clima de calma. "La liquidez del sistema financiero en dólares es muy grande. No hay ningún tipo de problemas", afirma el presidente del Santander, Enrique Cristofani.
El directivo reconoce que aumentaron los retiros en moneda extranjera.
Si bien califica este comportamiento como "normal en este tipo de crisis cambiarias", niega que se esté frente a cifras significativas.
En cuanto a los depósitos de pesos, califica el panorama como "totalmente normal y creciendo".
Los últimos indicadores oficiales confirman sus dichos: la reducción de los depósitos en dólares es de apenas 0,9% si se compara el último dato disponible (10 de mayo) respecto al cierre de abril, según el Banco Central.
Hablando en plata, el descenso en ese lapso ha sido de u$s229 millones, hasta los u$s26.500 millones actuales (ver gráfico).
Los grandes entran, los chicos salen
Si ese total se desglosa por montos, surge otro dato clave: subieron los depósitos mayores al millón de dólares (+4%) en detrimento de las colocaciones minoristas (-1,5%).
En la City hablan deun "efecto compensador", en alusión a que la salida de fondos de pequeños ahorristas ha sido compensada por la entrada de dinero de grandes inversores (individuales o institucionales).
Para los analistas consultados por iProfesional, en el caso del segmento individuos responde a la presión mediática y a la persistencia de rumores sobre el riesgo que podrían correr los depósitos. Como contrapartida, están quienes consideran que sus tenencias están a resguardo.
"Notamos un leve aumento de los retiros en dólares, pero no es significativo en absoluto. Por lo general, se trata de ahorristas con perfil muy conservador que al escuchar ruidos se asustan y optan por retirar la plata", dice el responsable de banca de individuos de una entidad líder.
Sus dichos coinciden con los del influyente Mario Blejer, ex presidente del Banco Central, que lleva a sus espaldas la experiencia de haber timoneado el barco en tiempos turbulentos: "No hay nada ni parecido al 2001. Yo estuve ahí, yo estuve en 2002, esto no tiene nada que ver".
No obstante, reconoce que "la psicología juega su partido y nadie puede descartar una ola irracional de retiros que complique a los bancos".
"Salvo por ese escenario, nada indica un problema con los depósitos, más allá de los temores y de la memoria", añade.
Miguel Boggiano, director de Carta Financiera, recuerda que los préstamos en dólares están limitados a prefinanciar exportaciones, con plazos de 180 a 360 días.
De este modo, "el efecto multiplicador del dinero, es más limitado. Hay reservas encajadas por el 50% de las colocaciones en dólares", señala.
En todo caso, la pregunta que se plantea es si esos u$s14.000 millones que están disponibles son suficientes ante una eventual corrida bancaria. Por ahora, la respuesta sigue abierta.
"Si bien el temor general de la sociedad es entendible, las cifras oficiales muestran que no hay razones para encender las luces de alarma", apunta.
¿Y los depósitos en pesos?
En el caso de las colocaciones en moneda local, el volumen total se incrementó poco más de $7.000 millones en estas semanas, hasta alcanzar una cifra cercana a los $693.000 millones.
Este repunte supera los intereses devengados por las colocaciones, lo que marca que se registró un ingreso neto de fondos tanto minoristas como mayoristas (superiores al millón).
"Quienes colocan grandes montos buscan aprovechar las altas tasas que se están pagando, a partir de la decisión del Banco Central de elevar la de referencia al 40%", consigna el gerente de un banco local.
Según datosdel BCRA, la Badlar (interés que se paga por depósitos que superan el millón de pesos) saltó del 22% al 29%. La de imposiciones por encima de los $20 millones se ubicó dos puntos más arriba.
En el segmento minorista, el incremento de los montos colocados en el sistema bancario alcanza a los $2.416 millones (+0,6% en el mes), a partir de una tasa que se elevó del 20% al 25% anual.
En conclusión, hasta el 10 de mayo el sistema financiero no ha sufrido las consecuencias de la corrida bancaria: para las colocaciones en dólares, la merma no llegó a ser del 1%; para las que son en pesos, el incremento fue de igual proporción.
Al día de hoy, el diagnóstico de los principales banqueros coincide: se ha evitado el escenario de corrida bancaria. Lo cual no es poco decir, ya que paralos economistas un retiro de los depósitos masivo es mucho peor que la corrida cambiaria en sí.
¿Puede el Gobierno cantar victoria? No por ahora. En Argentina, las crisis bancarias han empezado casi siempre tras una devaluación brusca.
Si el BCRA desea mantener el tipo de cambio, debe comprar el excedente de pesos que hay en la economía, para así evitar que se deprecie aún más.
Si la presión de la demanda persiste y el público percibe que el stock cae en forma acelerada, esto puede inducir a una corrida generalizada.
En tal sentido, uno de los puntos críticos se da cuando, por algún motivo, la presión se traslada a los depósitos en pesos. Es decir, cuando se ingresa en una fase que va más allá de la puja dólar-tasa y es la confianza sobre el sistema la que entra en juego.
En cuanto a los orígenes de las corridas, por lo general tienen que ver con desequilibrios de índole fiscal, del sector externo, de debilidad del sistema bancario o las vinculadas con la política.
Para esta crisis cambiaria, "modelo 2018", mucho ha tenido que ver la conjunción de factores.
El cambio de la meta de inflación, la "lectura" del mercado sobre la pérdida de autonomía del BCRA, la suba de la tasa de interés en EE.UU., la entrada en vigencia del impuesto a la renta financiera para inversores extranjeros que apuestan por Lebac y el gradualismo para cerrar el déficit forman parte de ese cóctel.
"Esta mini crisis deja al descubierto algunas debilidades. Creo es producto de problemas no sólo de índole financiero o económico sino también de la falta de credibilidad política", expresa el economista Claudio Zuchoviki.
Qué puede esperarse en los próximos días
"Esperamos que el paso de la licitación de Lebac quite incertidumbre, al menos hasta que se den a conocer los detalles sobre el acuerdo con el FMI y otros blindajes que el Gobierno pueda obtener", afirman desde Porfolio Personal.
"Esto atenuará las presiones financieras de corto plazo. Quedará para después el análisis del costo político y económico de la crisis", agregan.
Para Miguel Zielonka, de Econviews, "los funcionarios han mejorado la combinación entre tipo de cambio nominal y tasas de interés".
No obstante, aclara que la volatilidad no ha terminado. "Habrá que ver si los factores psicológicos permiten que los inversores evalúen este cambio de estrategia del Gobierno de manera más claray objetiva", concluye.
El temor a un viejo fantasma
Que los ciudadanos quieran tener menos pesos en sus bolsillos por temor a la desvalorización y, en consecuencia, aumente la "velocidad" a la que cambian de manos los billetes, genera inquietud entre analistas.
¿Por qué? Básicamente, ya que la inflación igual puede ir en ascenso aun cuando el Banco Central emita la misma cantidad.
En la jerga, lo conoce como caída de la demanda de dinero. La pregunta que circula en la City surge de la propia inquietud entre los operadores: ¿hay que preocuparse por este fenómeno?
"Hay una mayor cantidad de pesos en la economía porque la gente no los quiere. Y esto es la contracara del aumento que estamos viendo en el dólar, que compite con la moneda local", reseña el economista Diego Giacomini.
Por ahora, este fenómeno es incipiente y no genera alarmas. Pero habrá que estar atentos.
Tasas del 40% pueden estar tapando un problema que tiene la fuerza suficiente como para producir profundas complicaciones.
De esas que no se resuelven en una semana "invitando" a banqueros y a grandes fondos amigos (como Blackrock y Templeton) a comprar Lebac.