David Martínez, de toda la cancha: dueño de Telecom y socio de Clarín, aconseja a Maduro sobre la crisis
En la Argentina su nombre es sinónimo de poder y misterio. Lo primero, por sendos movimientos que en poco más de una década le aseguraron tanto el control del 40% de Cablevisión como el dominio íntegro de otro gigante de las telecomunicaciones: Telecom. La otra característica responde al sigilo con que el magnate ha llevado a cabo cada una de sus acciones anteriores.
El comportamiento queda en evidencia, incluso, en el escueto "stock" de imágenes que, referentes a su persona, circulan en la red de redes.
Pero no sólo de hacer negocios en el país "vive" el empresario David Martínez, titular de Fintech y considerado el máximo millonario doméstico con un patrimonio valuado en al menos u$s4.700 millones. Ahora, según confirmaron a iProfesional distintas fuentes corporativas y periodísticas venezolanas, el inversor mexicano se encuentra asesorando a Nicolás Maduro en la búsqueda por resolver la dramática crisis financiera que azota a la nación caribeña.
Las relaciones entre Martínez y Venezuela no son nuevas: a principios de este año, el mandamás de Telecom le prestó u$s300 millones al régimen bolivariano con el fin de que el gobierno completase los u$s3.000 millones que necesitaba para cancelar distintos vencimientos de deuda. En torno a Caracas destacan la sintonía casi perfecta que hoy une al empresario con Tareck El Aissami, vicepresidente venezolano a quien Estados Unidos vincula directamente con el tráfico de drogas.
En concreto, el magnate mantuvo reuniones con funcionarios del gabinete presidencial a lo largo de octubre. De acuerdo a varias voces, Martínez le recomendó a la administración que encabeza Maduro que declarase el default de Venezuela y, a partir de esa decisión, aplicar una suspensión al pago de obligaciones financieras.
"Los alcances de los consejos de Martínez comenzaron a verse sobre todo en las últimas semanas. Maduro ya avisó que Venezuela aplicará un plan para reestructurar su deuda. Los puntos clave de ese programa se corresponden con las sugerencias del empresario. Promueve un desorden que sólo beneficiará a los especuladores", sostuvo ante iProfesional un dirigente vinculado a la opositora Alianza Bravo Pueblo, en estricto off the record.opera en "default selectivo".
Maduro replicó a estas evaluaciones alegando que su gobierno no incumplió pago alguno y que las demoras expuestas por algunos acreedores responden a la lentitud con la que operan sistemas administrativos como el estadounidense.Escena complicada
"El grueso de la deuda corresponde a acciones de gobierno y la operatoria de la petrolera PDVSA. Tal como están las cosas, es muy probable que se avance a una instancia de demandas contra ambos actores. El nivel de demoras en los pagos se está acrecentando, por lo que se empezaron a acumular intereses muy pesados. Como va la cosa, Venezuela terminará cayendo en una cesación de pagos. Justo lo que recomendó Martínez", añadió la voz.
Según Moody's Investors Service, otra de las calificadoras de riesgo que siguen de cerca lo que ocurre en esa nación, la deuda venezolana supera con comodidad los u$s140.000 millones.
De acuerdo a reportes periodísticos locales, el titular de Telecom tiene especial interés en lo que ocurra con Maduro y su equipo de funcionarios en tanto, producto de su préstamo de u$s300 millones de abril de este año, terminó haciéndose con bonos por un valor nominal superior a los u$s1.300 millones.
"Entre las cartas que ha mostrado el empresario para consolidarse como consejero de deuda de Maduro está su participación en diferentes procesos de deudas en la región. Sobre todo en la Argentina", indicó otra fuente.
Mientras tanto, las complicaciones se acumulan en torno al país caribeño. A principios de la semana pasada, un grupo de acreedores hicieron una primera consulta ante un comité de la asociación del mercado de derivados ISDA, para intentar determinar si Venezuela cayó en cesación de pagos al demorar la cancelación de unos u$s200 millones en cupones de dos bonos.
La nación debía cancelar el lunes cerca de u$s300 millones en intereses demorados que ya no tienen período de gracia, por dos cupones de Venezuela y uno de la estatal petrolera PDVSA.
Trascendió que los acreedores presentaron ante ISDA una notificación de la Bolsa de Luxemburgo, la cual indica la suspensión de la negociación de los bonos al 2019 y 2024, por un incumplimiento de pago.
En concreto, la incertidumbre sobre la capacidad de pago de Venezuela va en aumento desde que el equipo financiero del gobierno de Nicolás Maduro comenzó a retrasar en octubre el abono de cupones de bonos por unos u$s750 millones.Perfil del misterio
El hermetismo que acompaña cada uno de los movimientos de Martínez obliga a reparar en el perfil de un empresario que en muy pocos años se transformó en el hombre más rico de la Argentina.
Originario de Monterrey, el magnate cursó una maestría en la Universidad de Harvard, y tras un breve lapso en el Citigroup de Nueva York, recurrió a su abuela paterna para reunir los primeros u$s300.000 con los que a tan solo 30 años de edad fundó el reconocido fondo Fintech Advisory.
Se dedicó a fines de los 80 a comprar deuda de países en apuros y rescatar compañías en problemas, como la vidriera Vitro y el conglomerado de productos químicos Cydsa. Esta última representó una de sus primeras hazañas al quedarse con el 60% de la firma a partir de desembolsar u$s40 millones por un activo que valía al menos 10 veces esa cifra, detalla Forbes Argentina.
Su fortuna es difícil de dimensionar, pero tan solo sus activos en la Argentina lo llevaron a detentar el curioso título de máximo millonario del país, con al menos u$s4.700 millones de patrimonio. Martínez visita Buenos Aires una vez al mes, pero reparte su tiempo entre México, Inglaterra y los Estados Unidos.
Su relación con el poder económico argentino comenzó a partir de 1994, cuando adquirió bonos de deuda con vencimientos a 8 y 37 años por un valor de u$s834 millones. Ya en 2005, fue uno de los impulsores más fuertes del canje de deuda. Y en 2010 se deshizo de sus últimas tenencias.
Su mayor apuesta a nivel corporativo fue Cablevisión, donde se asoció al Grupo Clarín en 2006 tras haber adquirido años antes los papeles de la deuda de la compañía, que ascendía a u$s769 millones.
En 2013, desembolsó u$s960 millones por el 22,7% de Telecom Argentina, y marcó así el inicio de la fusión Cablevisión-Telecom, luego de lograr en marzo de 2016 la aprobación de esa última compra.
Asimismo, poseía el 40% de Cablevisión, que recibió el visto bueno de los entes reguladores argentinos para quedarse con Nextel, dueña del 2% del mercado de telefonía móvil.
A partir de enero de 2018, las dos corporaciones operarán como una y concentrarán el 55% de los accesos a Internet, más del 40% de la televisión por cable, y al menos un tercio de la telefonía móvil en todo el país, con una valuación de mercado de u$s11.500 millones.
No contento con todo esto, el magnate ahora va por más y pasea su sombra junto a la del mandatario de uno de los territorios más conflictivos del planeta pero, al mismo tiempo, con mayor riqueza petrolera en términos globales. En silencio, parece aguardar el momento propicio para hacer de otra crisis sin techo aparente una enorme posibilidad de negocios.