Los grandes cambios que sufrió Wall Street desde el Lunes Negro de 1987
Ayer jueves se cumplió el aniversario del día más negro de Wall Street, en el que el mercado bursátil estadounidense cayó más de un 20%. Vea la nota de iProfesional: "A 30 años del "Lunes Negro" cuando Wall Street cayó 23%, advierten que podría repetirse"
La fecha en la que se cumplen tres décadas del acontecimiento conocido como Lunes Negro ha agudizado el debate sobre si el largo mercado alcista está a punto de experimentar una corrección.
Más allá del argumento de que pueda avecinarse una fase bajista, hay otra cuestión que tiene que considerar Wall Street en el aniversario. Los enormes cambios en la estructura del mercado estadounidense plantean la pregunta de si las acciones son más o menos proclives a sufrir un accidente súbito y extremo como el Lunes Negro.
El crecimiento de la inversión pasiva, a través de los fondos cotizados en Bolsa, lidera la lista de cambios en el funcionamiento de los mercados que más preocupación han generado. Este fenómeno, que se ha desarrollado casi por completo desde 1987, es visto a partes iguales como un desastre potencial y un factor que podría calmar a los mercados.
Art Cashin, el veterano trader que gestiona las operaciones de UBS en el NYSE, señala: "Los ETF como concepto y la inversión pasiva como concepto, por su propia naturaleza, hacen menos eficiente el mercado. La teoría del mercado eficiente dice que la forma de aproximarse a predecir los resultados es que millones de personas analicen cada movimiento de cada compañía.
"Si se compra un ETF o una inversión pasiva en un índice, no se hace ese análisis. Por su propia naturaleza, los ETF y las inversiones pasivas están empezando a generar ineficiencia en el mercado, y no creo que esto tenga un final feliz".
Otros no están de acuerdo. Jeremy Grantham, el fundador del grupo de gestión de fondos GMO, sugiere que la inversión pasiva ha deparado efectos secundarios positivos: "La ironía de los fondos indexados y los ETF que atesoran tantos activos es que reparten el dinero. El dinero es más peligroso cuando está concentrado. Cuando el dinero está repartido, el mercado tiende a gozar de una mejor estructura y a ser menos vulnerable".
Otro cambio fundamental es que las bolsas han dejado de ser monopolios protegidos. Las operaciones se producen a través de numerosos canales, y eso podría suponer un problema.
Laszlo Birinyi, el fundador de Birinyi Associates y un veterano de Salomon, señala que el Lunes Negro fue "devastador", pero que al menos era posible discernir lo que sucedía. "Ahora, con tantos canales de negociación, y la mayor velocidad, eso ya no es posible".
Los cambios en la regulación desde 2008 han hecho que los bancos muestren un entusiasmo mucho menor por crear un mercado de bonos. La era actual de baja rentabilidad para los bonos ha beneficiado a las acciones, por lo que un marcado aumento de los rendimientos podría tumbar a ambos mercados, según consigna Expansión.
Luego está la cuestión relacionada del riesgo moral. Los inversores experimentaron poderosas crisis en 2000 y 2008, y en otras ocasiones, cuando el mercado flirteó con el colapso. Y sin embargo todo ha terminado bien, con las acciones estadounidenses en máximos históricos. Los bancos centrales han intervenido para respaldar los precios de los activos.
Rob Arnott, el presidente de Research Affiliates, indica: "Presenciamos intervenciones de los bancos centrales mucho más agresivas que antes. [Alan] Greenspan intervino el día de la crisis con una actuación muy agresiva que supuso una completa sorpresa. Hoy, todo el mundo la esperaría".
Finalmente, ningún tema genera tanta división de opiniones como los riesgos y oportunidades de la negociación informatizada. Las finanzas conductuales han mostrado las ventajas, ya que los ordenadores no sufren los mismos errores de razonamiento que los humanos. Esto les concede una ventaja la mayor parte del tiempo, ¿pero qué ocurriría en una crisis?
Andrew Ang, de BlackRock, comenta: "Es una cuestión de marco temporal. ¿Cuál es la ventana? Si se piensa en un periodo de uno o cinco años, una crisis del mercado podría representar una gran oportunidad. Pero si el margen de tiempo es más breve, podría determinar cómo se reacciona".
Andrew Lo, catedrático de finanzas del Instituto Tecnológico de Massachusetts y autor de Adaptive Markets (Mercados adaptativos), va más allá, y señala que el auge de las operaciones informatizadas debería modelarse como un cambio en el "ecosistema" del mercado. "Tenemos que dedicar más tiempo a pensar en cómo ha cambiado ese sistema y modelarlo como haría un ecologista con un nuevo ecosistema", explica.
Y siguiendo con el modelo darwiniano, añade: "Es evidente que hay competencia, pero han aparecido nuevas especies. No sólo tenemos las operaciones de alta frecuencia, sino también algoritmos que son mucho más grandes.
"Es sin duda la batalla de los robots. Y no nos hemos sentado a discernir las implicaciones de estos algoritmos en competencia, pero es algo que no existía hace 30 años".
Cashin expone otro argumento sólido a favor de los humanos, usando como base la "crisis relámpago" de 2010. "En el peor punto de la crisis relámpago, vimos cotizar las acciones a 35 dólares y después a un penique", explica. "Eso no llegó a ocurrir sobre el piso, porque había suficiente implicación del ser humano. Un ser humano mira y concluye que eso no puede ser correcto".