La suba de las tasas de interés provocó una baja en el stock de créditos bancarios
La economía perdió en marzo uno de los motores que habían ayudado a estimular su crecimiento en los últimos años: el del crédito bancario interno.
El originamiento de nuevo financiamiento se encuentra "bastante frenado", admiten en las entidades, lo que colaboró a estancar el stock de préstamos al sector privado en torno a los 475.000 millones de pesos desde hace dos meses.
"En las empresas pega el ajuste en el nivel de actividad. Entre la gente, la pérdida de poder adquisitivo que significó la aceleración inflacionaria de los últimos meses y, en muchos casos, el renacido miedo a perder el empleo", confió el gerente de crédito de un banco líder, que pidió anonimato y juzgó el fenómeno como "predecible", luego del ajuste monetario que lanzó el Gobierno para retomar el control de la plaza cambiaria.
Incluso los saldos de marzo, al día 28, muestran una contracción que ronda los $ 2000 millones, por caídas en el stock de crédito otorgado contra la entrega de cheques o documentos de pago -mecanismo muy usado para el manejo de caja de las empresas- y de financiaciones de consumos realizados con tarjeta y destinadas a facilitar la compra de un auto o valor mueble (prendario).
"Esto muestra que por cada peso prestado por los bancos los deudores cancelan una porción superior", explica Andrés Méndez, de AMF Economía, una consultora especializada en temas bancarios y financieros.
La pérdida del multiplicador bancario tiene impacto universal si se considera que el destino del crédito en el país se divide en partes casi iguales entre empresas y familias.
Y se produce por distintos factores, aunque parece muy relacionado con el torniquete monetario -ver infografía- que siguió a la devaluación desordenada de fin de enero y tuvo entre sus componentes el ajuste en la base monetaria (que restó pesos, es decir, el insumo base) y el salto al alza en las tasas de interés, en un contexto de menor actividad.
"La suba de tasas viene de la mano con un recorte de los plazos, y este desmejoramiento de la oferta deja afuera a muchos tomadores, es decir, reduce la demanda potencial", juzga el analista Pablo Curat, de Curat, Martínez Larrea & Asociados, para quien no hay que perder de vista que la confianza del consumidor está en mínimos comparables a los de 2002, lo que explica el regreso del temor a endeudarse.
El economista Maximiliano Castillo, del estudio Análisis de Coyuntura Económica (ACM), advierte que lo que se está percibiendo es apenas el comienzo de un movimiento de contracción que se hará "sentir más" en los próximos meses. "El ajuste monetario no se traslada automáticamente. Va derramando paulatinamente", dice.
De hecho, aunque el crédito al sector privado muestra una caída de 0,45% en los últimos 30 días, aún sube 1,4% en lo que va del año y 29,9% respecto de igual momento de 2013. Por eso espera que el año termine con un mejora de apenas 21,2% en el stock, que, en los hechos, implica un ajuste en términos reales, tomando en cuenta la tasa de indexación que tiene la economía.
En este sentido, cree que el impacto más fuerte vendrá por el lado del consumo, algo que se comienza a notar en los relevamientos que las distintas cámaras comerciales hacen sobre locales vacíos, o en las estadísticas que muestran retrocesos del 5% promedio en las ventas minoristas en los centros urbanos en los últimos dos meses. "A mucha gente el ajuste la tomó por sorpresa, y buena parte de ella estaba apalancando sus consumos con crédito", apunta Castillo.
Un dato no menor es que, por la abrupta suba de tasas, el tomador de un crédito personal promedio para cancelarlo deberá devolverle al banco entre 2,5 y 3 veces el monto nominal tomado. Antes del ajuste esa proporción iba de 1,8 a 2,2 veces.
Es porque la tasa de interés promedio por tomar este tipo de financiamiento, que hace un año rondaba 33% anual según datos del Banco Central (BCRA), ahora supera el 45%, con lo que el costo financiero total (incluye gastos de otorgamiento, seguros, etc.) promedia el 67% y llega a superar el 200% en el caso de las financieras curiosamente especializadas en créditos más populares.
Méndez describe el fenómeno como parte de la sequía que impone "una política monetaria más restrictiva por parte del BCRA, que, como contrapartida, tiene un nivel de actividad al que le costará sostener en el nivel de parte de 2013".
El aumento en el costo del dinero, por la vía de la suba de tasas y el retiro de pesos de circulación, se demostró una fórmula exitosa para tratar de restarles atractivo a las apuestas al dólar. La mayor parte de los economistas lo reconoce como un acierto. Pero no desconocen que al haberse demorado tanto el ajuste (de hecho, el Gobierno debió convalidar lo que decidió el mercado) el efecto en términos de expectativas y nivel de actividad se hará sentir.
"De esto deriva la situación actual. Por un lado, cierta reticencia de los potenciales tomadores de crédito a asumir nuevas deudas, combinada con una mayor predisposición a cancelar las que sea posible, en especial si están pactadas a tasa variable para evitar el sobrecosto", insiste Méndez.
A eso se agrega una actitud más cautelosa de los bancos como resultado del clima recesivo que se instaló en una economía que, como se dijo, comienza a ver cómo se apaga uno de sus motores, concluye La Nación.