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Lo que el relato se llevó: por qué el "dólar Néstor" hoy valdrí­a el doble que el "dólar Cristina"

A lo largo de los últimos diez años, la evolución del tipo de cambio real muestra dos etapas bien definidas que responden a las decisiones económicas 
28/05/2013 - 10:12hs
Lo que el relato se llevó: por qué el "dólar Néstor" hoy valdrí­a el doble que el "dólar Cristina"

Este 25 de mayo se cumplieron diez años desde que Néstor Kirchner asumiera la Presidencia de la Nación.

Si bien ya había transcurrido algo más de tiempo desde la salida de la convertibilidad, a lo largo del primer cuatrimestre de 2003 el mercado cambiario aún no se había normalizado plenamente.

Esto, pese a que a fines del período previo, el entonces ministro de Economía, Roberto Lavagna, anunciara el fin del "Corralón", que implicaba la liberación de los depósitos retenidos en cuentas bancarias por alrededor de 21.000 millones de pesos.

La "puesta en libertad" de semejante cantidad de dinero tuvo que ser acompañada por controles cambiarios, que impedían a particulares y a empresas adquirir más de 100.000 dólares.

Pese a las turbulencias de aquel entonces, el mercado comenzó a mostrar signos de mayor confianza. En efecto, a finales de 2002 el billete verde cotizaba a $3,38. Luego la divisa estadounidense fue bajando en forma sostenida hasta la asunción de Kirchner, cuando llegó a valer $2,92.

A partir de ese entonces, comenzó a escribirse otra historia.

"Yo no soy partidario de un dólar bajo, me interesa un dólar competitivo. Es bueno para la recaudación y para nuestros exportadores y productores", afirmaba el entonces candidato presidencial sobre el cierre de la campaña. E incluso hasta llegó a arriesgar un precio: 3 pesos.¿Por qué era partidario de ese nivel de tipo de cambio? Porque la economía estaba saliendo de una depresión y con ese valor encontraba un equilibrio entre impulsar el consumo interno y favorecer la venta de productos argentinos al exterior.

Los resultados obtenidos a lo largo de su gestión le dieron la razón:

  • El país logró "tasas chinas" de crecimiento, superiores al 8,5% anual.
  • Mantuvo superávit fiscal y comercial, del orden del 3% del PBI en promedio.
  • Registró un saldo positivo en la balanza de pagos, que promedió un 4,8% del producto.

En cuanto a las reservas internacionales, pasaron de u$s14.000 millones (2003) a más de u$s46.000 millones (2007).

En línea con lo anterior, ese último año la inversión alcanzó su punto máximo en función del PBI (23%) incluido sector público. Esto permitió que los índices de pobreza y desempleo cayeran notoriamente.

Los indicadores le "sonreían" a la Argentina, que además festejaba el viento de cola y recibía buena parte de las inversiones que llegaban a la región.

"La firme reducción del riesgo país ha sido un factor clave para explicar la recuperación y ha impulsado una conversión de la salida de capitales de 2002 en una creciente entrada", señalaba en ese entonces Jorge Avila, de Ucema, un analista que no era precisamente de los más cercanos a las filas kirchneristas.

Cambia, todo cambia, más en Argentina

Lo que fue sucediendo en años posteriores, ya con Cristina en el poder (asumió su primer mandato a fines de 2007), pulverizó aquella ilusión de Néstor Kirchner de que la Argentina mantuviese un dólar alto

Un simple análisis da cuenta de ello. Si se consideran las cotizaciones vigentes año a año, el día previo a cada 25 de mayo, y se las trae a valor presente (considerando la inflación "real" del país y descontando la internacional) se observa la siguiente evolución del billete verde:

Si se actualiza el valor del "dólar de Néstor de 2004" (haciendo que éste acompañe el índice inflacionario doméstico y global) ése valor hoy debería ser de $10,50.

En buen romance, ésa sería la cifra que estaría un poco más en línea con su premisa de "tipo de cambio competitivo".

A partir de ese entonces, el valor del dólar "ajustado" fue cayendo, al principio lentamente. Luego, a partir de 2008, la tendencia bajista se agudizó para llegar a los poco más de $5,25 actuales.

¿El porqué del cambio? Los analistas hacen referencia, entre otras cuestiones, a:

  • La creciente inflación local.
  • La crisis internacional de 2008.
  • Un gasto público que fue trepando a niveles alarmantes.

Como si fuese un calco de lo sucedido en otros momentos de la historia argentina, el Gobierno comenzó a hacer uso (y abuso) de la maquinita de emitir pesos para tapar los problemas fiscales. La suba de precios escalaba y las reservas del Banco Central dejaron de crecer.

El país fue entrando en un progresivo y sistemático atraso cambiario y los ahorristas -al ver que el dólar se abarataba- aumentaban sus compras de billetes verdes.

Y así la fuga de divisas se disparó a niveles insospechados (ver infografía). 

El atraso cambiario, a su vez, abarató los productos importados frente a la producción nacional y al Ejecutivo se le fue complicando el manejo de la divisa: 

  • Al descuidar la inflación, que encarecía la fabricación nacional, optó por cerrar las fronteras a la competencia importada.
  • Al utilizar el dólar como ancla para evitar que los precios se disparen aun más, se potenció el atraso cambiario.
  • Producto de ello, el billete verde se abarató a ojos de los argentinos, lo que exacerbó la fuga de capitales.
  • Esto, a su vez, llevó al Ejecutivo a imponer el cepo cambiario, que disparó el dólar blue, agigantó la brecha y le dio una dura estocada a las inversiones extranjeras

"El dólar paralelo y la brecha cambiaria pulverizan los desembolsos, porque hacen las veces de un inmenso impuesto", sentencia el economista Ricardo López Murphy.¿Tipo de cambio o cambio de tipo... de modelo?

¿Qué ocurrió para que se desplomara el tipo de cambio? "El gasto público comenzó a desbordarse superando el ritmo de crecimiento de los ingresos. Así, empezaron a evidenciarse complicaciones en el manejo de las cuentas públicas", señala el economista Aldo Abram.

Y agrega: "cuando esto sucede, junto con otros factores, es natural que el tipo de cambio real empiece a bajar".

Los reclamos gremiales -a los que antes el Ejecutivo respondía alegremente otorgando unos "puntitos de más" por encima de la inflación- comenzaron a mostrar "su parte mala" en cuanto a contener los precios.

"La inflación pasó de niveles mínimos a una tasa del 25% anual, lo que incidió en la depreciación del peso y en el incremento de la emisión para financiar al Gobierno", remarca Abram.

 

"Si el dólar de la época de Kirchner se ajusta por la inflación doméstica acumulada, descontada la internacional, ese valor hoy sería de unos $10", señala el ejecutivo de un banco de primera línea. 

Giro inesperado del relato

Según el consultor Federico Muñoz, "en el relato oficial hubo un giro inesperado, que fue perjudicial para la economía. Curiosamente, se pasó de ponderar un tipo de cambio alto a destacar las ventajas de mantener un dólar bajo".

Es en este contexto en el que en el gremio de los economistas se hace referencia a un "dólar Néstor" que es muy diferente al "dólar Cristina".

"Me cuesta comprender qué sucedió en el medio para que todo haya cambiado tan radicalmente en el Gobierno", completa Muñoz. 

Eduardo Curia, impulsor de la política de tipo de cambio alto en la primera etapa del kirchnerismo, también se muestra sorprendido.

"Uno mira este giro en el discurso y no sabe qué pensar. El Gobierno está defendiendo una política cambiaria que es muy nociva", señala este economista.

Para Curia, "el esquema que posibilitó el fuerte crecimiento entre 2003 y 2007 se desvaneció. El llamado modelo se diluyó, porque sus bases no fueron respetadas".

Curia es contundente en sus afirmaciones: "Quedamos en una situación muy complicada. Ya no acumulamos reservas y el sector privado no genera empleo. Ahora estamos en un tremendo dilema, parecido al de finales de los '90".

Federico Muñoz coincide: "El atraso cambiario está mostrando que la mano de obra argentina se ha vuelto cara y muchas empresas están despidiendo personal".

Para Orlando Ferreres, "a partir de 2007, lo que modificó la política cambiaria del kirchnerismo fue la alta inflación y que no se corrigiera el tipo de cambio, que pasó a ser utilizado como ancla para evitar una disparada aun mayor de los precios".

A esto se sumó un gasto público que fue creciendo por encima de los ingresos y una elevada emisión de pesos para financiar los excesos del Gobierno.

"Los productos argentinos en dólares se fueron encareciendo y ahora estamos viviendo lo mismo que le ocurrió a Menem", agrega Ferreres, en alusión a que se abarataron los bienes y servicios que siguen al dólar oficial, como los autos importados y el turismo".

En esto coincide el economista Ricardo Lopez Murphy: "El atraso cambiario desalienta la actividad exportadora, o las que agregan valor, en pos de la compra de autos importados o del turismo, que agregan poco valor".

El economista de Fiel, Juan Luis Bour, añade: "El Gobierno trató de desconocer una suba de precios de dos dígitos y quiso aprovechar el fortalecimiento del real, devaluando mucho menos que la inflación".

En su visión, el atraso cambiario de hoy día también está vinculado con una "fiesta" que fue financiada por el alto precio de la soja y que hizo que el Gobierno pusiera bajo la alfombra algunas inconsistencias del modelo.

"Es por ello que cuando el ´velo externo´ se corre -Brasil devalúa y los precios descienden- se nos cae la estantería", agrega.

"Si se suma el elevado gasto público, el déficit financiado con emisión y la inflación, el cocktail está servido. Esta mezcla es la que fue deteriorando al tipo de cambio real. Simplemente porque no se puede al mismo tiempo acelerar la devaluación y frenar la inflación", recalca Bour. En estos 10 años K, la evolución del dólar recorrió un extraño círculo: del "atrasado" uno a uno, al tipo de cambio alto. Del tipo de cambio alto al dólar atrasado de hoy día, parecido al de los finales del uno a uno.

No por nada el kirchnerismo ahora muestra la misma obsesión por el problema cambiario que la del menemismo al final de su ciclo. Muy atrás quedaron los días en los que el Presidente Néstor Kirchner decía: "Hay que garantizar un dólar competitivo para mantener un superávit acorde al crecimiento del país, una política de promoción y competitividad de nuestra industria".

Atrás quedaron esas convicciones. Atrás quedó ese modelo. Atrás quedó el "dólar Néstor" y el tipo de cambio en la Argentina.

Ahora el país cuenta con el "dólar Cristina", con su firme postura de que no devaluará y con múltiples colores para el billete verde, que por ahora tiene destino incierto.

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