Argentinos podrán elegir pagar en pesos o en dólares: 3 ventajas y 3 riesgos
El dinero es el eje de toda economía moderna y debe cumplir tres funciones básicas: ser unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor. Como unidad de cuenta, proporciona una medida común para valorar bienes y servicios; como medio de pago, es aceptado universalmente para adquirir esos bienes o cancelar deudas; y como reserva de valor, permite acumular riqueza para su uso futuro sin pérdidas significativas de poder adquisitivo.
En Argentina, el peso cumple solo dos de estas funciones. Desde hace décadas, debido a las crisis económicas recurrentes y la alta inflación, los argentinos han elegido al dólar como su principal reserva de valor. No es casualidad que Argentina sea uno de los países con mayor tenencia de dólares en el mundo, luego de Estados Unidos.
La semana pasada, el presidente Javier Milei anunció que en 2025 se implementará un esquema de competencia de monedas. Este paso podría ser un preludio a la dolarización prometida durante su campaña presidencial, que no pudo concretarse debido a la falta de reservas suficientes. Alternativamente, podría evolucionar hacia una nueva política monetaria que reconfigure las bases del sistema económico argentino.
En palabras de Milei: "Todos los argentinos podrán utilizar la moneda que quieran en sus transacciones cotidianas. Esto significa que cada ciudadano podrá comprar, vender y facturar en dólares, o en la moneda que considere adecuada, excepto para el pago de impuestos, que por ahora seguirá siendo en pesos".
Sin embargo, sus declaraciones también reconocieron los desafíos de este nuevo enfoque, como lo demuestra su preocupación por la apreciación cambiaria: "El problema es que el dólar caiga tan rápido que mande a sectores a la quiebra". Este fenómeno ocurre en un contexto de restricciones cambiarias e intervenciones en los mercados de dólares financieros, un dato que el presidente parece obviar.
Competencia de monedas en Argentina: una realidad que ya existe
En cierto sentido, la competencia de monedas no es una novedad en Argentina. El dólar ya circula ampliamente: es utilizado también como unidad de cuenta y medio de pago no solo para grandes transacciones (como bienes inmuebles y artículos de lujo), sino también en sectores industriales, donde los precios de bienes intermedios y finales se fijan en dólares desde hace años. En zonas turísticas, supermercados e incluso en contratos salariales, el dólar es aceptado tanto como medio de pago como unidad de cuenta.
La competencia de monedas, como concepto formal, fue propuesto por el economista austriaco Friedrich Hayek en su libro *"The Denationalization of Money"* (1976). Su idea central era permitir la coexistencia y libre competencia entre monedas emitidas por gobiernos o entidades privadas, eliminando el monopolio estatal sobre el dinero. En este sistema, las monedas menos confiables serían descartadas por los usuarios en favor de aquellas que mejor cumplan las funciones del dinero.
En un contexto argentino, este enfoque podría implicar también la emisión de monedas por parte de entidades privadas o provincias. Es importante recordar las experiencias pasadas con las cuasimonedas durante la crisis de la convertibilidad: instrumentos emitidos para suplir la falta de pesos, que tuvieron resultados mixtos y fueron abandonados una vez superada la crisis.
Ventajas y desventajas de la competencia de monedas
Ventajas
- Mayor elección para los ciudadanos: Los argentinos podrían optar por la moneda que consideren más estable para sus transacciones y ahorros. Esto podría reducir la incertidumbre en un país donde el peso ha perdido credibilidad a lo largo de los años.
- Disciplina monetaria: Con el tiempo, el peso competiría con monedas más estables, incentivando al gobierno a mantener políticas fiscales y monetarias responsables para preservar su uso.
- Transparencia en la inflación: La competencia podría limitar la capacidad del gobierno para financiarse vía emisión monetaria, reduciendo la inflación estructural.
Desventajas
- Pérdida de política monetaria: En un sistema donde las monedas extranjeras predominan, Argentina quedaría atada a las decisiones de bancos centrales extranjeros, como la Reserva Federal de Estados Unidos, cuyos objetivos no consideran las necesidades locales.
- Desigualdad de acceso: Los sectores más vulnerables podrían tener dificultades para acceder a monedas fuertes, lo que podría profundizar las desigualdades sociales.
- Confusión transitoria: Durante el período de adaptación, es posible que la convivencia de varias monedas genere distorsiones y dificulte la fijación de precios.
Competencia de monedas: no es una solución mágica
Es crucial remarcar que la competencia de monedas no es una solución mágica. Su éxito dependerá de acompañarla con reformas fiscales y estructurales. La estabilidad monetaria, en cualquier sistema, requiere una economía fiscalmente responsable y previsible. La política monetaria, aunque mal utilizada en las últimas décadas por el Banco Central (BCRA), sigue siendo una herramienta clave para enfrentar crisis y amortiguar shocks económicos.
Países con bancos centrales bien gestionados han demostrado que es posible mantener una moneda sana y baja inflación sin necesidad de abandonar su soberanía monetaria. En ese sentido, el objetivo de largo plazo para Argentina debería ser recuperar la credibilidad del peso mediante políticas consistentes, sin depender exclusivamente de soluciones externas como la dolarización o la competencia de monedas.
En conclusión, la competencia de monedas podría ser un paso hacia la estabilización económica, pero no reemplaza la necesidad de reformas estructurales. De mantenerse el actual camino de disciplina fiscal y monetaria, Argentina podría alcanzar una moneda confiable y conservar la capacidad de gestionar su economía de manera soberana. Con o sin competencia de monedas, el reto principal sigue siendo construir confianza en las instituciones económicas.