La contradicción del Gobierno en el precio del dólar: atraso cambiario y el impacto en la balanza de turismo
A medida que nos acercamos al fin de año, un cambio significativo se avecina en el mercado de divisas en Argentina: el impuesto PAÍS, vigente desde hace cinco años, finalmente caducará a fines de diciembre. Este gravamen, que recarga los consumos en moneda extranjera realizados con tarjeta con un 30% adicional, ha sido uno de los componentes centrales del denominado "dólar tarjeta."
Sin embargo, con su eliminación, el dólar tarjeta se reducirá considerablemente, pasando de $1.626,40 a $1.321,45 a valores del viernes, lo cual aliviará en parte el costo de consumo en dólares para los argentinos que viajen o realicen compras en el exterior. Aun así, se mantendrá el 30% de percepción a cuenta de los impuestos a las Ganancias y a los Bienes Personales.
Más allá de esta reducción, el trasfondo del mercado cambiario en Argentina revela un cuadro más complejo. Mientras el impuesto PAÍS desaparece, el tipo de cambio oficial ha quedado rezagado.
La política de actualización gradual -conocida como la "tablita de Caputo"- ha permitido una suba mensual del dólar del 2% mensual, lo que equivale a un 22% anual, en un contexto de inflación que supera el 100% anual.
Esta disparidad ha incrementado el atraso cambiario, que no solo afecta al comercio exterior, sino también a la balanza de turismo, un área en la que las consecuencias son inmediatas ante la llegada de la temporada de vacaciones.
Impacto del atraso cambiario en el turismo y las reservas
La política cambiaria actual ha generado un incentivo significativo para el gasto en el exterior, presionando al Banco Central por la salida de dólares a través de pagos de tarjetas de crédito.
Con un dólar oficial que sube lentamente mientras la inflación y el fortalecimiento del dólar en el plano internacional siguen en aumento, Argentina se vuelve un mercado cada vez más atractivo para quienes viajan al exterior, mientras que los argentinos encuentran cada vez menos incentivos para realizar gastos en el país.
Esto se refleja en el resultado de la cuenta del BCRA "Viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta" que muestra el saldo neto entre ingreso y egreso por estos motivos, donde en los últimos meses ha visto un incremento considerable, pasando de un déficit de u$s 195 millones en enero 2024 a uno de u$s 594 millones en septiembre, valor incluso superior al registrado un año antes.
Este atraso no ha pasado desapercibido para el gobierno, cuyas acciones a menudo contradicen los discursos oficiales. En la celebración del centenario de la Cámara Argentina de Comercio, un funcionario del equipo económico afirmó que "no vamos a regalar los dólares." Sin embargo, esa declaración suscita una paradoja. Si el gobierno es quien establece el precio del dólar a través de la "tablita de Caputo" y sigue negando el atraso cambiario, ¿por qué se vería la venta de dólares como un "regalo"?
Un tipo de cambio controlado que distorsiona el valor real del dólar
Actualmente, el precio del dólar en Argentina es un reflejo del manejo estatal más que de las condiciones de oferta y demanda. Mientras el dólar oficial mantiene su curso controlado, el dólar financiero opera con múltiples restricciones que dificultan el acceso y provocan un valor artificial en el mercado de divisas.
A esto se suma el incentivo al carry trade, que permite operaciones rentables de venta de dólares para colocarlos a tasa en pesos en medio de estas distorsiones.
Determinar el valor real del dólar en estas circunstancias es complejo, pero lo que parece claro es que el tipo de cambio oficial no refleja ni la fortaleza del dólar en los mercados internacionales ni las condiciones internas.
En su lugar, el país enfrenta un sistema cambiario fragmentado, donde el valor del dólar fluctúa según el mercado en el que se opera y las regulaciones que lo rigen.
Perspectivas: un déficit turístico en aumento
Con la eliminación del impuesto PAÍS y la cercanía de las vacaciones, se espera que la demanda de dólares por este concepto aumente.
Este incremento podría traducirse en un déficit mayor en la balanza de turismo, situación que el gobierno debe prever. Sin embargo, las opciones son limitadas.
El gobierno podría considerar nuevas retenciones para compensar la eliminación del impuesto PAÍS o permitir una actualización del tipo de cambio oficial a un nivel más competitivo, aunque ambas opciones conllevan sus propios desafíos.
Conclusión: la necesidad de reformas para una política cambiaria sostenible
Intentar controlar el precio del dólar mediante regulaciones puede parecer una estrategia viable en el corto plazo, pero a largo plazo genera distorsiones que afectan gravemente a la economía.
La balanza de turismo es solo un aspecto de los desequilibrios causados por el atraso cambiario, pero los efectos son amplios y profundos. Negar esta realidad y al mismo tiempo afirmar que no se regalarán los dólares refleja una contradicción y un reconocimiento implícito de los problemas actuales.
La política cambiaria necesita una revisión fundamental para restaurar el equilibrio y ofrecer un camino más estable tanto para la economía local como para las reservas del Banco Central.