Las dudas sobre la deuda en pesos: a qué deben prestar atención los inversores
La semana pasada la oposición, mediante un comunicado y declaraciones en los medios, ha puesto en duda la posibilidad de pago de la deuda en pesos poniendo en alerta a los inversores locales que invierten en esos instrumentos.
La deuda en pesos podríamos dividirla en dos grandes rubros. La primera es la que emite el Tesoro para financiar el déficit fiscal del gobierno, está compuesta por bonos y letras a corto y mediano plazo. El segundo grupo pertenece a la que toma el Banco Central por intermedio de las leliqs y los pases (pasivos remunerados), el origen de ese dinero son los depósitos de los ahorristas argentinos en los bancos, principalmente los plazos fijos.
La deuda que toma el Banco Central es producto del exceso de pesos que tiene la economía Argentina y que emite la misma entidad. A los efectos de que ese excedente no presione sobre los precios de la economía o el tipo de cambio el BCRA los absorbe y paga por ellos una tasa de interés que hoy supera el 100% TEA. Esta es la deuda más peligrosa y dañina dado que solamente por intereses más que se duplica en un año y hoy es la principal fuente de emisión de dinero.
Ahora bien qué implica no pagar esta deuda, si bien las leliqs están en manos de los bancos su contraparte son los depósitos. El gobierno no puede tocar las leliqs sin afectar a los depósitos. Hoy reestructurar ese instrumento, que suma $8.6 billones, significa tener que tocar los depósitos porque los bancos no contarían con los fondos necesarios para poder devolver el dinero de los ahorristas. En la Argentina desgraciadamente ya hemos tenido experiencia con este tipo de medidas.
El nivel de pasivos remunerados, un problema de difícil solución
No hay dudas que este nivel de pasivos remunerados es un problema de difícil solución pero volver a afectar los depósitos de la gente no es el camino. La primera medida que se debería tomar es dejar de emitir dinero para asistir al tesoro, recomprar bonos o programas como el dólar soja que paga un sobre precio. Esto no solucionaría totalmente el problema pero sería un buen comienzo.
Luego viene la deuda del Tesoro, deuda que al gobierno le cuesta colocar más allá de su mandato. Es un hecho curioso, en el 2019 nadie quería tomar deuda que tuviera que ser pagada por este gobierno y todos buscaban instrumentos que venzan antes de la finalización de Cambiemos, hoy todos quieren deuda que venza en esta gestión y no en una probable nueva gestión de "Juntos por el Cambio". Tal vez el reperfilamiento de la deuda en pesos y dólares de fines del 2019 tenga que ver en esas preferencias y como también la forma que salen hoy hablar de la deuda la refuerza.
Hoy la deuda del Tesoro en pesos está lejos de ser impagable, de hecho lo que se debe buscar no es la forma de pagar la deuda sino la posibilidad de renovar la misma. Dentro de un programa que busca el equilibrio fiscal, que tiene un fuerte cepo donde los pesos quedan atrapados en el sistema, la deuda del Tesoro es renovable como lo viene siendo hasta ahora. Solamente la inestabilidad política y las dudas que instala la oposición pueden poner en riesgo esa renovación.
La oposición claramente busca dos beneficios concretos con estas declaraciones, el primero es generar una crisis con la deuda que provoque una huida al dólar elevando las brechas e impactando en la inflación y de esa forma ante una peor situación económica asegurar su triunfo en las próximas elecciones. El otro es obligar a este gobierno a realizar una brusca devaluación con la intención de licuar gran parte de esos pasivos, licuación que también afectará a los ingresos y los ahorros de la gente.
Una maniobra muy arriesgada
Más allá de lo irresponsable de buscar una crisis donde todos nos veamos afectados para ellos poder obtener un beneficio también se trata de una maniobra muy arriesgada. Este gobierno ha dado señales durante toda su gestión que no aceptará un salto brusco en el dólar, devaluar lo hace todo los días, y que llegado el momento de tener que elegir entre pagar la deuda, con la emisión que eso significa, o defaultear elegirá la primera opción. Así se comportó en estos 3 años y no modificará su accionar a meses de terminar el mandato.
Recordemos que durante la última parte del gobierno de Alfonsín la crisis económica ayudó claramente a la oposición a ganar las elecciones pero luego lo frágil que había quedado la economía provocó que el nuevo gobierno sufra otra hiperinflación. Si la oposición logra provocar una inestabilidad en la deuda y profundizar la crisis económica, tendrá luego que lidiar con sus consecuencias.
Como inversores no podemos ser ajenos a estas declaraciones, primero porque debemos monitorear si las mismas afectan hoy nuestras inversiones, segundo porque existen probabilidades de que la oposición vuelva a ser gobierno y termine afectando nuestros activos.
En la semana que pasó la deuda en pesos no se vio dañada por la actitud de la oposición pero está claro que a medida que nos acerquemos a las elecciones esas declaraciones tendrán cada vez más peso. Será importante que durante la campaña todos los competidores definan cuáles son sus planes sobre los ahorros e inversiones de los ciudadanos.