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¿En los paí­ses con mayor riqueza la gente es más feliz?

Encuestas realizadas por diferentes consultoras internacionales respondieron a este interrogante. Conozca los resultados del mapa de la felicidad
22/07/2007 - 14:01hs
¿En los paí­ses con mayor riqueza la gente es más feliz?

Desde que los cientí­ficos sociales de la Universidad de Pensilvania descubrieron que los millonarios norteamericanos que viven en sus mansiones son apenas más felices que los guerreros Masai que viven en chozas en Africa, algunos economistas has estado restando importancia al ví­nculo entre el dinero y el estar satisfecho.

En un libro publicado en el año 2005, el analista británico Richard Layard afirmó que las circunstancias familiares, el empleo y la salud eran todos más importantes, hasta cierto punto, que el bienestar de un buen ingreso. Los paí­ses ricos pueden ser más felices que los pobres, pero una vez atravesado un determinado umbral la conexión se hace más débil y una mayor cantidad de efectivo no puede comprar una mayor cuota de felicidad, o al menos así­ lo cuenta la teorí­a.

Las nuevas encuestas ponen en duda esa escuela de pensamiento. Ellas suman peso a la disputa de que el crecimiento y el ingreso juegan un papel muy importante al impulsar la satisfacción de la gente y su actitud hacia el futuro, según un artí­culo publicado por la revista The Economist.Encuesta de Gallup

Una de esas encuestas, que dice ser el primer sondeo genuinamente global, es la llamada World Poll (Encuesta Mundial), llevada a cabo por la organización Gallup y que se extiende a lo largo de 130 paí­ses, muchos de los cuales están siendo entrevistados por primera vez. Los encuestadores de Gallup hacen una pregunta estándar: ¿Qué tan satisfecho está usted con su vida en una escala del 0 al 10? En todos los lugares ricos (Estados Unidos, paí­ses de Europa, Japón y Arabia Saudita) la mayorí­a de la gente está feliz. En todos los paí­ses pobres (mayormente de ífrica) la gente dice no estarlo.

Como lo explica Angus Deaton desde la Universidad de Princeton, un mapa de los resultados aparece como un gráfico de los ingresos a nivel mundial. Existen algunas excepciones: Georgia y Armenia, amén de no hallarse entre los estados más pobres del mundo, aparecen dentro de los 20 más "miserables" emocionalmente hablando. Venezuela y Costa Rica, a pesar de hallarse en un rango medio de ingreso, se encuentran dentro de los 20 paí­ses más felices. Los brasileños aparecen más felices de lo que su nivel de ingresos justificarí­a.

Pero, en general, los niveles declarados de felicidad son correlativos con la riqueza. Este patrón también parece estar repetido en varios paí­ses, así­ como también dentro de ellos: los norteamericanos más ricos son más felices que los más pobres, y los brasileños más ricos también son más felices que los más pobres.

Encuesta de Ipsos

Otra nueva encuesta, llevada a cabo por Ipsos, confirma la imagen. A la cabeza de la lista de los 20 paí­ses más felices se encuentran los paí­ses bajos, económicamente poderosos, mientras que China se posiciona al pie de la lista.

El relevamiento también preguntó acerca de la expectativas a futuro; si los entrevistados consideraban que sus hijos estarán mejor de lo que ellos estaban y preguntas de esa naturaleza.

Independientemente del ingreso actual del paí­s, habí­a una cercana correlación entre el aumento del PBI y el optimismo, con China, Rusia e India como los paí­ses más optimistas, y Francia, Alemania e Italia como los menos. Si las encuestas estan en lo cierto, los chinos viven bastante miserablemente al dí­a de hoy, pero esperan una dramática mejorí­a.

Umbral

Los economistas de la "nueva felicidad", sostiene The Economist, nunca dijeron que no hubiera una conexión entre el dinero y la sensación de bienestar. Lo que sí­ aseguraron es que dicha conexión puede ser muy débil o directamente inexistente pasado un determinado nivel (como lo expresara un experto británico: "Está ahora comprobado, más allá de cualquier duda, que el dinero extra no da mayor felicidad a nivel nacional ni a nivel individual").

La evidencia irrefutable surge del resultado de las encuestas llevadas a cabo en los paí­ses ricos, como puede ser la Encuesta Social General en América del Norte, que demuestra que el í­ndice de la felicidad no se ha movido en décadas, independientemente de que los ingresos se hayan incrementado en forma significativa.

A simple vista, si los paí­ses más ricos informan tener mayor felicidad que aquellos de ingresos moderadamente ricos, podrí­a inferirse que no hay un nivel cuantificable de ingreso en el cual el dinero extra puede no otorgar felicidad alguna.

Aun así­, los últimos descubrimientos no invalidan la experiencia histórica de paí­ses particulares -como los Estados Unidos- que han llegado a un nivel de riqueza importante, sin modificar en lí­neas generales los niveles de felicidad reportados.

Pero si uno desestima la historia y se concentra en los niveles de satisfacción que los paí­ses sienten actualmente, los resultados son bastante sorprendentes. Un experto en la materia comparó el grado de satisfacción de los individuos con el ingreso nacional, basándose en la paridad del poder de compra y ha obtenido resultados casi idénticos.

Salud, dinero…

Otra posibilidad es que "felicidad" sea intercambiable por otro término, como puede ser la salud. Es posible que el factor principal sea que el dinero mitiga la falta de salud. Entonces, los ricos son más felices que los pobres porque, principalmente, se sienten más saludables.

Pero esto puede no ser una verdad absoluta: más de la mitad de 20 de los paí­ses con los niveles más bajo de satisfacción con su salud se encuentran en la ex Unión Soviética o Europa del Este, aunque desde un punto de vista estadí­stico aparentan un nivel de riqueza moderado. En contraste, los paí­ses africanos (mucho más pobres y con una más alta incidencia de SIDA y otras enfermedades) expresan niveles más altos en cuanto a salud.

Las expectativas o memorias pueden estar haciendo su parte: los problemas médicos en un estado ex comunista se sienten peor, porque la gente tiene memoria de los sucesos ocurridos.

Por ultimo, como muestra claramente la encuesta Ipsos, felicidad y optimismo no son solamente diferentes, pueden llegar a ser contradictorios. Los chinos están insatisfechos pero animados; los europeos son felices ahora pero le temen al mañana.