La moneda de Brasil sigue perdiendo frente al dólar y le mete más presión al plan Caputo 2025
El valor del dólar abrió en alza este viernes en el mercado financiero brasileño y marcó un nuevo récord 6,21 reales por dólar, con un Banco Central de Brasil (BCB) que sigue licitando dólares y perdiendo reservas internacionales para defender el valor de su moneda que se deprecia frente al dólar y al resto de las monedas y en particular frente al peso argentino.
En los últimos días de diciembre y los primeros de enero los operadores del mercado financiero local y de Wall Street estarán muy atentos de lo que ocurra en Brasil.
El pasado jueves, sin abrir los mercados, en las operaciones informales realizadas el valor del real brasileño en el mercado paralelo superó los 6,35 reales mientras que el día anterior a la Navidad había cerrado en 6,17 reales.
Lo concreto es que para contener por la desconfianza en la economía brasileña y en futuro de su presidente Luis "Lula Da Silva" el Banco Central de Brasil (BCB) ya lleva perdidos unos 25.000 millones de dólares de sus reservas internacionales por la fuga de capitales y la desconfianza en la moneda que en lo que va del año ya se devaluó un 25 % frente al dólar estadounidense.
Por el momento el BCB muestra reservas internacionales superiores a los 330.000 millones, pero sólo consiguió suavizar una tendencia sostenida y se desprendió hasta ahora del 15 por ciento de sus reservas para defender el valor del dólar. El dólar ha subido más de 25% contra la divisa brasileña en el año y 6,5% lo que va del mes.
Las causas son variadas y, a la vez, domésticas y externas. Las primeras pasan por un deterioro de las cuentas públicas en lo que va del gobierno de Lula, que supuestamente las hace incompatibles con el "arcabouço (marco) fiscal", una ley con la que la actual administración reemplazó el "techo del gasto" que había aplicado Jair Bolsonaro y que impedía que el Presupuesto creciera en general en términos reales.
La meta fiscal impone cerrar 2024 con equilibrio primario - con un leve margen de desviación tolerada-, es decir antes del pago de deuda. Sin embargo, el incremento de los gastos sociales lleva a consolidar un déficit primario del sector público de alrededor de 2% del PBI.
Este número no parecería grave, más allá de exceder lo permitido por una ley impulsada por administración actual.
Qué muestra la economía de Brasil
La economía no muestra un deterioro por ahora con un crecimiento económico previsto para el año de más del 3%, la inflación cerrará por debajo del 5 % anual, con una caída de la pobreza de nada menos que 8,7 millones de personas hasta un nivel de 27,4%, el menor desde 2012.
Sin embargo, ese déficit fiscal del 2% es un problema. Esto se debe a que 80% de la deuda brasileña es interna, en reales, por lo que cualquier previsión de suba de la inflación y aumento de tasas precautorio por parte del BCB la encarece y amenaza con volver explosiva la situación financiera con un riesgo país por debajo de los 300 puntos básicos.
El problema es el desequilibrio financiero que origina el llamando déficit cuasifiscal generado por el pago de intereses de la deuda interna que hoy supera el 10% del PBI. El BCB de Brasil volvió a subir en los últimos días la tasa SELIC llevándola al 12,5 % anual.
Frente a este problema y una presión del mercado que fue persistente todo el año mientras el gasto crecía, Lula obligó a su ministro de Hacienda y posible sucesor 2026, Fernando Haddad, a anunciar a fines de noviembre un ajuste fiscal que por incluir como compensación un alivio del impuesto a las ganancias sobre los salarios fue una mala señal para los operadores financieros del mercado brasileño y también de Wall Street.
A esto se suma la proximidad de la asunción de Donald Trump, la posibilidad de la guerra comercial con la que este amenaza a China, México, Canadá y otros países, un eventual aumento de la inflación en Estados Unidos; un consiguiente incremento de las consiguiente incremento de las tasas de interés en ese país y, finalmente, una probable salida en masa de los capitales desde los mercados emergentes al refugio seguro del dólar, lo que profundizaría destructivamente las devaluaciones en curso de todas las demás monedas.
Algo de esto comenzó a verse en las últimas semanas, pero tal vez se haga más evidente recién a partir de la asunción de Donald Trump en los Estados Unidos el 20 de enero próximo en Washington.
Con respecto al impacto que pudría tener en la Argentina hay que considerar que siempre hay hubo dos canales de transmisión de las crisis de Brasil a nuestro país el primero fue el financiero y el segundo el comercial.
En este aspecto debemos considerar que Brasil es el principal socio comercial de la Argentina, aparte de tener una economía cinco veces más grande.
Esos dos datos se suman a que mientras el real es la moneda más depreciada del mundo, frente a un peso que se ha convertido en uno de los más fuertes del mundo luego del exitoso plan económico realizado por el presidente de la Nación Javier Milei.
La competitividad del real frente al peso
En relación al problema cambiario hay que destacar las contundentes declaraciones de Milei en los últimos días al negar que haya un problema de competitividad del peso frente al real y al resto de las monedas.
En su primera respuesta en relación al dólar atrasado, Milei descartó que sea una "anomalía" que muchos argentinos este verano se vayan de vacaciones a Brasil como consecuencia del dólar barato. "La anomalía fueron los últimos 20 años de la Argentina. Hay subyacente una discusión de si el tipo de cambio está atrasado o no" expresó.
"En 2002 no se iba nadie de vacaciones. Teníamos un superávit de cuenta corriente, que tuvo un pico de 16 puntos el PBl, después fue 8 y entraban dólares hasta por las orejas" explicó.
Y luego se interrogó a sí mismo. "La pregunta es si estábamos bien, porque fue uno de los peores momentos de la historia argentina. Cuando hacés las cosas mal, tu moneda se deprecia. La contracara es que destruís los salarios reales", consideró.
También descartó que, como dice un sector de los analistas económicos como De Pablo y Cavallo, que haya atraso cambiario: "Primer punto: una forma que refleja que tenés atraso cambiario es que tenés el tipo de cambio fijo y perdés reservas. Argentina en el último año compró cerca de US$ 25.000 millones, con lo cual no vendría a ser el caso.
Milei agregó además que "otro indicador de atraso cambiario es que lo cubrís con endeudamiento. Argentina en el último año canceló deuda por 35.000 millones de dólares".
Y otra forma afirmó: "es que estés sosteniendo el dólar subiendo la tasa de interés. Recibimos la economía argentina con una tasa de interés del 235% y hoy es del 35%. Por lo tanto, no están ninguno de los mecanismos con los cuales generás apreciación cambiaria".
"Si eso persiste, estamos en condiciones de ir a una parte vinculada ya a la flotación limpia y si resolvemos el problema de stock del BCRA y la base monetaria en el formato tradicional coincide con la base monetaria amplia, estamos en condiciones de abrir el cepo", anticipó al respecto.
En ese sentido, Milei explicó que se tienen que cumplir esas tres metas para que se pueda abrir el cepo.
El impacto en Argentina por la crisis en Brasil
Lo cierto que por los problemas de Brasil el final de este año y el comienzo de enero en materia financiera despierta grandes expectativas. Desde la semana anterior y el lunes y martes pasado y ayer jueves hubo una importante suba del dólar paralelo y de los dólares financieros mientras que las acciones y los bonos siguieron su raid alcista. La suba del dólar de los últimos días dólar obligó al BCRA a intervenir fuerte en el mercado de los dólares alternativos para evitar una mayor suba.
La mayoría de los expertos consultados por iProfesional argumentan que la tendencia a la suba del valor del dólar paralelo y de los dólares financieros de los últimos días se encuadra en una nueva dolarización de carteras por el fin de año, tras meses de impactantes ganancias de los inversores por el rally de acciones donde algunas subieron hasta un 250 % en dólares y bonos en dólares que muestran subas del 60 por ciento.
A esto se suma la demanda estacional de dólares para el turismo que se produce en la segunda quincena de diciembre y como tercera causa señalan que el valor del dólar estaba muy apreciado contra el resto de las divisas de la región y en particular contra el real brasileño.
Más allá de cuestiones estacionales locales, como la compra de dólares para vacaciones en el exterior, y la devaluación del real en Brasil es evidente que Argentina empieza a verse afectada por lo que sucede en el mundo.
Algo que no pasaba en épocas de aislamiento financiero extremo como el que se vivió en los últimos años del kirchnerismo y también en los últimos dos del macrismo.
Algunos economistas locales como Juan Carlos de Pablo y Domingo Cavallo han comenzado a alertar sobre el problema que conlleva un esquema de fuerte apertura económica con un tipo de cambio atrasado que dificulta las exportaciones y favorece las importaciones, pero el martes pasado en un reportaje de la revista Forbes Milei fue muy contundente con sus argumentos.
Desde el entorno cercano al equipo económico explican que ambos no consideran que esos momentos de la historia económica como entre el 76 y el 80 en el Gobierno militar o desde el 96 hasta el 2001 con la Convertibilidad de Carlos Menem la Argentina no mostraba los resultados excelentes resultados macroeconómicos del primer año de Milei donde se destaca una fuerte baja del gasto público de casi un 80 por ciento en transferencias a provincias y en pago de obra pública, el superávit fiscal primario y financiero, la reducción del déficit cuasifiscal del BCRA, el programa de emisión cero para la compra de dólares puesto en funcionamiento desde julio pasado junto con el blanqueo que le permitió al Gobierno que ingresaran unos 22.000 millones de dólares al sistema financiero argentino.
La devaluación del real de más del 25 % pasó de 4,80 a 6,18 reales en lo que va del año, fue el impacto más directo. Es difícil sostener un tipo de cambio que se aprecia casi semanalmente, cuando la moneda del principal socio comercial sufre una dura devaluación, como ha sucedido en Brasil.