Qué opciones tiene Milei para activar un plan blindaje y enfrentar a un Brasil barato en dólares
Los logros conseguidos por el Gobierno durante su primer año de gestión son valorados por el mercado y por la población, pero eso no quita que las debilidades estén a la vista.
La desaceleración inflacionaria y la estabilidad cambiaria —en ese orden o viceversa— aparecen como los éxitos indiscutidos. Y el Gobierno busca que no corran ningún riesgo, y mucho menos durante el año electoral que está a punto de comenzar.
La corrida cambiaria en Brasil encendió todas las alarmas en la Casa Rosada. El dólar se vino encareciendo a lo largo de todo el año en el país vecino, pero lo sucedido en la última semana fue un verdadero desafío para el equilibrio en la Argentina.
En una sola semana, el Banco Central de Brasil tuvo que poner la friolera de u$s28.000 millones de sus reservas para evitar un salto mayor del tipo de cambio.
El dólar terminó la semana en R$6,10 luego de tocar los R$6,30. Aquel verdadero dineral —equivalentes al 4,5% de las reservas totales en Brasil— sirvió para evitar que la moneda estadounidense saltara a un nivel más cercano a los R$7.
En el equipo económico, la situación en el socio del Mercosur provoca escozor. Nadie da por seguro que el gobierno de Lula haya ganado la pulseada al mercado. La fuerte salida de fondos internacionales que estaban invertidos en activos brasileños fue admitida por el propio oficialismo.
Devaluación brasileña: ¿cómo impacta en Argentina?
La Argentina ya vivió a finales de los años 90 los perjuicios de una devaluación en Brasil. En aquel lejano 1999, la crisis del vecino fue la sentencia de muerte de la convertibilidad, que se produjo dos años más tarde.
Ahora —creen en el Gobierno y también en bancos locales—, el escenario es diferente. Argentina no está atada a una caja de conversión. Podría mostrar una flexibilidad cambiaria que por aquel entonces no tenía.
Sin embargo, una crisis de esa magnitud arruinaría los planes del Gobierno, que puso todas sus fichas en la estabilidad, la desinflación, y el orden de las cuentas públicas.
Para quedar ajeno a mayores turbulencias, en el mercado coinciden en un diagnóstico: al país le hacen falta dólares en el Banco Central para defenderse de una eventual escalada de la crisis.
Reservas del Banco Central: algunas sugerencias
Distintos economistas, más o menos cercanos a la administración Milei, ya acercaron algunas ideas.
"El país debe acumular más reservas", fue el título elegido por el economista tucumano Ricardo Arriazu para una nota de opinión en el diario Clarín.
El objetivo de Arriazu —que durante todo el año 2024 estuvo siempre adelantado a la dinámica de la economía y las finanzas locales— luce grandilocuente, a esta altura.
"Argentina debe aspirar a alcanzar un monto de reservas equivalente a u$s100.000 millones para minimizar los riesgos de cambios repentinos de la demanda de pesos, lo que implica que habría que comprar unos u$s70.000 millones. Esto solo se logrará si se incrementa la demanda de pesos y no se emite. Las fuentes pueden ser superávits en cuenta corriente, renovaciones de los vencimientos de deuda, nuevo endeudamiento del sector privado para financiar inversiones y el 'colchón'", suscribió hace unos días en el mencionado artículo.
Hoy en día, el BCRA cuenta con algo más de u$s30.000 millones de reservas brutas (en donde se contabilizan más de u$s15.000 millones del swap de monedas con China, y una porción del blanqueo, por ejemplo).
Pero las reservas netas —los dólares "crocantes" que valen a la hora de una intervención en el mercado— están en negativo: -u$s3.000 millones, aproximadamente.
¿Javier Milei activa plan de blindaje?
Gabriel Rubinstein, exviceministro de Economía, acaba de publicar un documento con una propuesta concreta para mejorar las defensas del país ante una escalada de la crisis.
Rubinstein dice que se precisa un "paquete antishock". Una especie de "línea de crédito contingente para intervenir en el mercado en caso de pánico".
El economista sugiere que ese bloque de fondos podría armarse con fondos del FMI, con un manual muy concreto. Una especie de "rompa el vidrio en caso de emergencia".
La emergencia, ejemplifica, podría ser si la cotización del dólar llegara a los $2.000 (a precios de hoy). Esa sería la cotización a defender. Según Rubinstein, una regla de ese calibre le serviría a los financistas, ya que, de antemano, nadie podría suponer que el dólar se iría más arriba.
Antes del fin de semana, el FMI anunció que las negociaciones con el Gobierno de Milei para lograr un nuevo acuerdo ya se iniciaron. La comunicación se decidió justo en el momento de mayor asedio contra la moneda brasileña. El Presidente ya dijo que ese acuerdo se concretará durante el primer cuatrimestre de 2025.
Nadie puede dudar de que se trató de un mensaje calibrado, en medio de las turbulencias en el país vecino.
¿Aparecerá algo concreto de parte del organismo para que a nadie le queden dudas de que jugará activamente su rol de prestamista de última instancia ante un empeoramiento de la crisis?
La idea de un verdadero blindaje ante la crisis externa —que ponga a salvo los logros de Milei— empieza a jugar en la cabeza de los financistas.