¿Qué compromisos de deuda tiene Javier Milei de cara al 2025?
Este año que se avecina traerá grandes desafíos financieros para la gestión de Javier Milei debido a los compromisos de deuda asumidos por gestiones anteriores. Estos vencimientos, que alcanzan un total aproximado de u$s34.800 millones, representan un gran compromiso económico, pero también es una de las mayores pruebas para la estabilidad fiscal y la reputación crediticia de la Argentina.
Pagos al Fondo Monetario Internacional (FMI):
La deuda más significativa a enfrentar en 2025 es la que Nación mantiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI), montos que son arrastrados desde hace años. Estos compromisos derivan del acuerdo de stand-by firmado en 2018 durante la gestión de Mauricio Macri, por un total de u$s57.000 millones, de los cuales se desembolsaron 44.000 millones. En 2022, el gobierno de Alberto Fernández refinanció esta deuda bajo un programa de facilidades extendidas, que reorganizó los pagos hasta 2034, con vencimientos concentrados en los próximos años.
Para 2025, los pagos comprometidos ascienden a U$d21.800 millones, una cifra que incluye cuotas de capital e intereses. En ese sentido, el jefe de Estado fue reiterativo en su voluntad a la hora de cumplir con estas obligaciones, calificándolas como prioritarias para garantizar el acceso a financiamiento internacional.
Sin embargo, ante la poca posibilidad de abonar tamaña suma, desde el Ministerio de Economía de la Nación señalaron que se buscará renegociar nuevamente los términos de esta deuda, con la intención de extender plazos o reducir las tasas de interés asociadas. Esta estrategia no resulta novedosa; en el pasado, se recurrió a renegociaciones similares, aunque con resultados mixtos que, en muchos casos, terminaron generando aún más intereses que hasta el día de hoy se están pagando.
Bonos emitidos bajo legislación extranjera
Otro componente crucial de los vencimientos en 2025 corresponde a los bonos emitidos bajo legislación extranjera, por un total aproximado de u$s13.000 millones. Esta deuda incluye compromisos derivados de los canjes de 2005 y 2010, durante la presidencia de Néstor Kirchner y Cristina Fernández Kirchner, así como de la reestructuración de 2020 durante el mandato del antecesor de Milei.
Estos bonos, regidos por tribunales internacionales, se convirtieron en un punto de fricción histórica en las relaciones de Argentina con sus acreedores. En caso de incumplimiento, podrían derivar en litigios legales y un nuevo aislamiento financiero. Para evitar este escenario, la administración actual informó que dará prioridad al cumplimiento de estos vencimientos, aunque no se descarta asistir a mecanismos de financiamiento alternativo para cubrir los pagos.
El cumplimiento de esta deuda es visto como un requisito esencial para mantener la confianza de los inversores extranjeros, un elemento clave en la estrategia económica de esta gestión, que busca atraer capitales internacionales en sectores como energía, infraestructura y minería.
Presión sobre las finanzas internas
En el territorio nacional, la deuda emitida en pesos representa otro desafío importante. Principalmente de letras del Tesoro (LEDEs, LECERs y similares), que fueron utilizadas para financiar déficits fiscales previos. Aunque los vencimientos específicos para 2025 no son de público conocimiento, estos compromisos suelen renovarse mediante emisiones locales.
Por ello, Nación planifica cubrir estos vencimientos a través de las metas de superávit fiscal y evitar, en lo posible, la emisión monetaria, que fue una fuente de presión inflacionaria en el pasado y que es una de las herramientas más criticadas por el propio Presidente. No obstante, el manejo de la deuda interna estará sujeto a las condiciones del mercado y al costo del refinanciamiento en un contexto de tasas de interés altas.
Frente a estos ítems de pagos que deben cumplirse, parcial o totalmente, el Presupuesto 2025 sufrió varias modificaciones en relación al anterior. Si bien este año se utilizó una prórroga del presupuesto 2023, este 2024 también se llevaron a cabo un sinfín de reducciones tras el cambio de mando. Ahora, esas reducciones no solo se acrecentaron, sino que se oficializaron en el presupuesto del año próximo.
Este mismo refleja el compromiso de Milei con el ajuste fiscal y el equilibrio de las cuentas públicas. Para ello, será necesario achicar significativamente la planta del Estado y aumentar la eficiencia del mismo; lo que dará como resultado un crecimiento económico del 5%, según la proyección oficial.
Por lo tanto, no solo el presupuesto será clave para llevar adelante una administración exitosa de cara al año próximo, sino también las posibles renegociaciones y apertura a inversiones extranjeras que podrían generar alivio en el manejo financiero del Gobierno nacional.