PROYECCIONES

La cuenta que obsesiona a Luis Caputo: cuántos dólares necesita para levantar el cepo

Es la cantidad de pesos sobrantes, en forma de Lefis y depósitos del Tesoro en el BCRA. El Gobierno afronta vencimientos por más de u$s11.000 millones
ECONOMÍA - 23 de Noviembre, 2024

El programa de estabilización del Gobierno está por estos días al tope de popularidad y goza de una credibilidad creciente. El dólar blue sigue a la baja, al igual que las versiones financieras y el riesgo país que apunta a perforar los 700 puntos. Por ello, algunos suponen que si el ministro de Economía, Luis Caputo, consigue dinero fresco del Fondo Monetario Internacional (FMI) se podría aproximar la salida del cepo. 

Pero no todo lo que luce es oro. Por caso, las reservas internacionales están todavía por debajo de los u$s6.000 millones y el año próximo asoman vencimientos de deuda en pesos por algo más de u$s100.000 millones y en moneda dura por más de u$s11.000 millones. En principio hay que buscar el modo de refinanciarlo.

Cuántos dólares necesita Caputo para levantar el cepo

Pero más allá de todo, cuando se raspa un poco en la superficie, se nota que los números de las finanzas públicas se emprolijaron bastante respecto del 2023, aunque siguen siendo bastante preocupantes. Técnicamente, el sobrante de pesos que tiene la economía llega a $25 billones. O si se toma al tipo de cambio oficial, unos u$s25.000 millones.

De ellos, unos u$s15.000 millones son las nuevas Letras Fiscales de Liquidez (LEFI) que es el instrumento de política monetaria que emite el Tesoro de la Nación que vinieron a reemplazar a los pasivos remunerados. Además, hay otra suma por el equivalente a u$s10.000 que el Tesoro de la Nación tiene depositados en el Banco Central como fruto de dinero que esterilizó del mercado con Letras Capitalizables (LECAPS) a través de las licitaciones.

Dicho en otras palabras, más allá del inminente préstamos del FMI, esos u$s25.000 millones son el principal obstáculo de Caputo para salir del cepo, como lo viene prometiendo, en 2025. De hecho, si firma un acuerdo con el FMI por dólares frescos, va a tener que incluir el compromiso de normalizar el mercado de cambios, pero sin fecha, lo que implica que podría ser el 29 de diciembre de 2025, y estaría cumpliendo. 

La verdad es que las condiciones que se ha fijado el propio Gobierno para normalizar completamente el flujo de dólares con el exterior están lejos de cumplirse y además de ello, en 2025 hay elecciones, de manera que no parece sensato que el poder político quiera meter mano y generar él mismo una corrida.

La realidad es que el mercado percibe que el tipo de cambio está atrasado, y eso es un aliciente para que la gente vaya atrás de los dólares si el Gobierno levanta las barreras de acceso. Y el problema es que, en todo caso, el programa busca estabilizar la economía con un tipo de cambio real notoriamente contenido, lo que exige una serie de movimientos en el resto de las variables para que estás ajusten y generen la competitividad que se necesite y las empresas puedan operar en el mercado local, y no haya nada que impulse a la clase media a ir a gastar su dinero en Brasil.

Un analista del mercado comentó a iProfesional que con todo el gran movimiento que ha generado este gobierno a lo largo del 2024, con las medidas que ha ido adoptando, tan solo logró bajar en unos u$s5.000 millones de dólares los fondos extra que necesitaría el país para atender una potencial corrida.

Además de los ex pasivos remunerados del Banco Central, que ahora tiene el Tesoro de la Nación, existe la deuda en pesos y la deuda en dólares con el mercado. El Gobierno va a necesitar hacer canjes voluntarios para estirar los plazos. El 90% de los vencimientos son de corto plazo, a poco más de un año. Un estudio de la sociedad de bolsa Delphos, señala que si el gobierno canjeara los GD29 Y GD30 por un plazo de 5 años, reduciría los pagos de u$s10.000 a u$s5.000 millones hasta el 2038. De la misma manera tendría que estirar los plazos para los pesos, porque siempre está el riesgo que el ahorrista que está detrás de esas cifras decida poner fin a su etapa de confianza y pidan que le devuelvan su plata. Y si el tipo de cambio es atrasado, comprará dólares.

A todo esto, la oposición trata de jugar fuerte atacando en la pata más débil del plan, que no es lo fiscal, sino el de la deuda. Trata de voltear el DNU 849 que autoriza a Caputo a hacer canjes voluntarios ofreciendo precios de mercado. La misma medida se puso en el Presupuesto 2025 para que si no pasaba, por un lado, no pasara por otro. Pero últimamente es a la oposición a la que le cuesta alcanzar los números para desbaratar las movidas del oficialismo.

En definitiva, por más que Luis Caputo consiga algunos dólares frescos del FMI, va a estar lejos de alcanzar las condiciones óptimas para levantar las restricciones cambiarias sin estar obligado a devaluar, y que retorne la inflación que es en esencia, la base de poder de Javier Milei.

En la consultora Epyca señalan que "salir del cepo sin reservas es un problema; por eso esperamos que haya desarmes parciales de regulaciones e intervenciones (ya la eliminación del Impuesto PAIS es un paso en ese sentido) que vayan permitiendo aproximar un precio ´de mercado’ para el dólar". "Nuestras estimaciones (solo como referencia abstracta, por el momento): en un mercado realmente liberado, hoy el precio de equilibrio del dólar estaría cerca de $ 1.350. Pero según cómo se vaya saliendo del cepo y las expectativas que genere, la cotización que efectivamente veamos puede ser muy distinta", señalan.

La verdad es que el cisne negro que apareció en la vida de Milei este año fue el blanqueo. En el mercado se pensaba que con un ingreso de efectivo por u$s4.000 millones iba a ser muy bueno, y lo que pasó es que entraron u$s20.000 millones. De ellos, el 70% sigue en los bancos. De mantenerse así, en el BCRA esperan que en 2025 las reservas brutas suban unos u$s10.000 millones, lo que las llevaría a un nivel de u$s40.000 millones, todavía insuficientes. Pero como ocurre con muchos aspectos de la vida económica, gran parte del éxito o fracaso depende de la confianza o desconfianza que despierte un gobierno y su plan en 2025.

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