El mercado saca cuentas: ¿podrá Caputo compensar la pérdida de recaudación del impuesto PAIS?
Para Toto Caputo, debe ser como despedir a un amigo: la pérdida del impuesto PAIS -a partir de septiembre con 10 puntos menos de alícuota y a partir de enero ya sin aplicación- implica dejar de lado uno de los factores que le permitieron festejar el superávit fiscal. Y es por eso que, en este momento, una de las tareas a las que se están dedicando los economistas es calcular qué tanto puede llegar a complicar los planes económicos del gobierno para 2025.
Este impuesto, creado al inicio de la gestión de Alberto Fernández como forma de encarecer la compra de dólares a ahorristas y turistas y, de esa forma, morigerar la salida de divisas del Banco Central, se transformó imprevistamente en uno de los puntales de la recaudación tributaria.
El punto de inflexión lo había propiciado Sergio Massa en julio 2023, cuando en el peor momento de presión sobre las reservas del Banco Central, decidió que se aplicara un 7,5% a la compra de divisas para importación. Es decir, una medida que cumplió un triple propósito: desalentar la salida de dólares, aumentar la recaudación tributaria y proteger a la producción local por la vía de encarecer la importación.
Fue un impuesto muy criticado por todos los sectores, en particular en el campo, que se quejaba de que al encarecerse sus insumos, prácticamente se condenaba al quebranto a varios rubros que venían con sus números muy justos. Fue por eso que sorprendió, cuando asumió Javier Milei, que el nuevo gobierno libertario no sólo no eliminara un impuesto considerado distorsivo sino que, además, aumentara la alícuota del 7,5% al 17,5%.
Caputo lo justificó en aras del pragmatismo que se necesitaba por la emergencia económica, pero la realidad es que gracias a este tributo pudo conseguir el propósito del superávit fiscal. El impuesto PAIS es uno de esos tributos que tienden a mantenerse estables aun en momentos recesivos, a diferencia de impuestos que fluctúan con el nivel de actividad, como el IVA.
Y fue de esa manera que, de representar menos de un 2% del total de la recaudación impositiva antes del aumento de Massa, pasó a tener un peso de 5% cuando empezó a aplicarse también a las importaciones. Y, ya con la suba de la alícuota a 17,5% que impuso Caputo, pasó a tener una importancia de 7% en la "torta" tributaria.
La prueba de su acelerado crecimiento fue que, durante la discusión por el proyecto original de la ley Bases, en el verano pasado, los gobernadores provinciales propusieron que, en vez de reinstaurarse el impuesto a las Ganancias o subirse el impuesto al cheque, se pensara en la solución de coparticipar el impuesto PAIS, como forma de recomponer las castigadas cajas provinciales.Fue algo a lo que Milei se negó de plano, precisamente con el argumento de que era un impuesto destinado a desaparecer.
Chau Impuesto País: cuál será el impacto fiscal que afrontará Luis Caputo
En todo caso, son números que lucen demasiado grandes como para poder prescindir de ellos, y menos en un momento en que el gobierno asigna al equilibrio fiscal una importancia superlativa para generar credibilidad sobre su plan económico.
Para tener una referencia de comparación, las retenciones a las exportaciones, un impuesto muy ideologizado, que ha generado ruidosas manifestaciones de protesta y ha derivado en crisis políticas, representa actualmente menos del 5% de los ingresos tributarios totales.
Entonces, ante la confirmación de Caputo en el sentido de que, a partir de septiembre, ya no se aplicará la alícuota de 17,5% a las importaciones -que volverán a su nivel original de 7,5%- y que desde el año próximo el impuesto ya no existirá-, se impone la pregunta de cuál será el impacto de esta nueva situación sobre las cuentas fiscales.
Y, más concretamente, si las medidas que se pensaron como compensación serán efectivamente capaces de tapar el agujero que dejará el impuesto PAIS.
Hablando en plata, de los $67.9 billones recaudados en lo que va del año, hay $4,3 billones que corresponden al impuesto PAIS. Si se descuenta la parte que no cambiará -la que se aplica a los turistas que usan la tarjeta de crédito fuera del país, con alícuota del 30%-, queda una recaudación de unos $3,4 billones para este impuesto.
En otras palabras, se perrderá lo suficiente como para poner en riesgo el equilibrio fiscal, dado que el saldo positivo que celebra el gobierno ha sido de $2 billones en los primeros siete meses del año.
Cuánto significó el impuesto País en la recaudación tributaria de julio
Para prever cuál podría ser el impacto inmediato del recorte en el impuesto, pueden considerarse los números de la recaudación tributaria de julio, cuando el impuesto PAIS significó un 7% del total de la recaudación, con una cifra de $630.000 millones. Esto implica que, de haber estado ya vigente la reducción de la alícuota, entonces la recaudación habría caído en $280.000 millones, casi un 3% del total.
Quienes hacen proyecciones sobre escenario fiscal para el año próximo están alertando sobre el impacto que se viene. Por ejemplo, el Iaraf (Instituto Argentino de Análisis Fiscal) estima que ya el recorte de 10 puntos en la alícuota implica una pérdida de ingresos por 0,13% a 0,18% en los últimos cuatro meses del año.
"Esta pérdida representa entre el 14% y el 20% del superávit fiscal anualizado", plantea Iaraf, que llega a una conclusión inquietante: el costo para el año que viene, luego de la rebaja, sería del 0,76% del PBI.
"Esto implica que el gobierno debe incorporar en el Proyecto de presupuesto 2025 una alternativa de financiamiento, es decir un menor gasto o un mayor ingreso. Si se cumple con la no renovación de impuesto PAIS cuando venza a fin de año, este impuesto habrá aportado, durante su vigencia, recursos por 2,95% del PBI. En dólares oficiales, el impuesto PAIS finalizará su vida habiendo aportado u$s17.000 millones", señala el informe.
Luis Caputo y la apuesta por el Impuesto a las Ganancias
Si la pérdida del aporte del impuesto PAIS ya era preocupante de por sí, ahora ganó mucho más preponderancia por la controversia que generó la reforma jubilatoria votada por la oposición en el Congreso, y que según las primeras estimaciones podría implicar un costo fiscal de 1,25% del PBI, algo que también lleva a poner en duda la consecución del superávit fiscal para 2025.
Y es ahí donde todas las fichas del gobierno están en el impuesto a la Ganancias. O, mejor dicho, en el nuevo impuesto a los ingresos, como se rebautizó a Ganancias de la cuarta categoría, y que alcanzará a unos 800.000 asalariados de la franja superior.
Ganancias tuvo en julio una performance baja respecto de junio. Pero es un efecto que ya se daba por descontado, porque en realidad el mes anterior reflejó el impacto devaluatorio en el vencimiento del primer anticipo de las sociedades con cierre diciembre, por el período fiscal 2024. En otras palabras, un efecto contable de corta duración. Eso le permitió a la recaudación de Ganancias crecer al punto de que en junio su participación fue el 22% de la recaudación total, pero en julio volvió a caer a 16%, cerca de su promedio anual. Es por eso que ahora la apuesta es a que en la caja de la AFIP empiece a notarse el impacto de la recientemente aprobada ley fiscal.
En los papeles, el regreso de Ganancias permitirá un incremento de 0,4% del PBI, lo cual, según los cálculos de Toto Caputo, disiparía las dudas respecto de la consecución del superávit fiscal. O, al menos, eso era lo que se pensaba hasta hace dos meses.
Claro que, a diferencia de lo que ocurre con el impuesto PAIS -cuya recaudación queda íntegramente para el Tesoro-, lo que ingrese por Ganancias se debe coparticipar con las provincias, que se quedan con 58% de la caja.
Queda, por último, un consuelo ante la baja del impuesto PAIS: que ayude a contener la inflación y, de esa manera, pueda reactivar la actividad comercial, lo que implicaría que una fracción de lo que se pierde regrese a las arcas de la AFIP en forma de IVA.