Cuáles son las tres opciones que tiene Milei para hacer frente a la tensión cambiaria
El ministro de Economía Luis Caputo se vio en la obligación de desmentir una próxima devaluación, por segunda o tercera vez en pocas jornadas. En la Argentina, este tipo de desmentidas nunca funcionan. La mayoría de las veces terminan mal.
Las sospechas del mercado se hacen cada vez más evidentes, y están basadas en cuestiones bien palpables. Objetivas. Condensadas en un Banco Central que no puede comprar la cantidad de divisas esperadas en plena cosecha gruesa.
La dinámica recibe críticas de quienes hoy deberían defender el "plan Milei": desde Domingo Cavallo a Miguel Angel Broda. Carlos Melconian también acentuó sus advertencias en las últimas horas.
La aparición del Fondo Monetario con un reporte ensombrecedor sobre el corto plazo le puso un poco más de condimento a la secuencia. A tal punto, que Javier Milei dejó entrever sus críticas a Rodrigo Valdes, el economista más importante del FMI que monitorea al detalle el caso argentino.
1. Liberación total del cepo al dólar
Sebastián Vargas, economista jefe de Estrategia para América Latina del Banco Barclays, dice, en diálogo con iProfesional, que el Gobierno tiene tres alternativas bien claras.
La primera posibilidad es una liberación total del cepo. Sacarse de encima las regulaciones cambiarias. Una posibilidad que, hoy por hoy, la mayoría de los economistas profesionales desestiman.
Ricardo Arriazu, reconocido economista que apoya la estrategia económica oficial, mencionó en las últimas que el Gobierno no podría levantar el cepo de un día para otro ya que corre el riesgo de gatillar una hiperinflación.
En el mismo sentido opinó Carlos Melconian. El director de la consultora MacroView aseguró que "el cepo es ilevantable".
"Lo que importa ahora es que alguien empiece a viajar al exterior de verdad para discutir con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y terminar con el bartoleo", dijo de forma gráfica.
2. Devaluación con cepo
Según Vargas, la segunda alternativa que Milei tiene entre manos sería "una devaluación manteniendo el cepo".
"Sería comprar tiempo", define el economista desde Nueva York.
De alguna forma, sería una línea similar a la que Argentina viene siguiendo en los últimos años. Habilitar una suba del dólar que destrabe las liquidaciones de divisas, aunque implique una suba de precios, a la que después habría que atender.
El Gobierno, por ahora, se juega a un proceso de desinflación paulatina, con el objetivo de que la inflación mensual converja con el 2% del "crawling peg". Sin embargo, esa dinámica está fallando: el IPC sigue por encima y el ancla cambiaria provoca un atraso del dólar.
Ese atraso, por ahora incipiente, traba las liquidaciones de divisas y le pone presión al mercado cambiario. Es lo que está sucediendo ahora.
3. Mantener la estrategia cambiaria
"No tocar nada", sugiere Vargas. Es decir, alargar esta misma dinámica, donde el Gobierno mantiene el actual esquema por lo menos hasta una próxima negociación con el FMI.
"El Fondo no tiene ningún apuro en hacer un nuevo acuerdo con la Argentina", apunta, por su parte, Martín Rapetti, economista jefe de la consultora Equilibra.
Los vencimientos de capital de la deuda argentina con el FMI recién caen en el año 2026. Mientras, sólo hay que pagar o refinanciar intereses. "Pueden seguir así", sostiene Rapetti.
En este punto, la cuestión pasa por las herramientas que dispone el Gobierno para "no hacer nada".
La ecuación no luce sencilla. Sólo dos hechos recientes para tomar en cuenta: el BCRA sigue sin poder acumular reservas suficientes en plena cosecha gruesa. De hecho, ayer miércoles se vio obligado a vender u$s76 millones. En lo que va de junio está prácticamente empatado, cuando debería comprar alrededor de u$s200 millones cada día.
Esta realidad está íntimamente vinculada a los recientes dichos del FMI, donde le advierte al Gobierno por el atraso cambiario. ¿Quién le va a vender dólares al BCRA si el consenso es de un evidente atraso?
El segundo hecho tiene nombre: Brasil, que viene en una senda devaluatoria. Ayer, el dólar trepó a R$5,55, el nivel más elevado en tres años. Se sabe cuál es el riesgo de quedarse atrasado respecto de la moneda del vecino país. La historia de fines de los años 90 es innegable.