Guerra contra la inflación: ¿Milei tiene margen para seguir frenando subas de tarifas?
Las tarifas de servicios públicos colocan por estos días al Presidente Javier Milei y a su ministro de Economía, Luis Caputo, frente a un dilema que podrían hacer entrar en colisión sus dos propósitos principales, como son la desaceleración de la inflación y la consolidación del superávit fiscal.
La disyuntiva es difícil de resolver si se quiere avanzar en los dos frentes a la vez, porque el congelamiento tarifario ayuda a la reducción de la inflación, pero implica una suba de subsidios. Y si se optara por retomar la liberación de las tarifas, la mejora en el resultado fiscal será en desmedro del objetivo de atenuar la suba de precios.
Más inflación o más subsidios en tarifas: el dilema de Caputo
La decisión de postergar los incrementos en las tarifas de gas natural y de energía eléctrica fue tomada "con el objeto de consolidar el proceso de desinflación", tal como el propio Gobierno expresó en los considerandos de la resolución 224/24 del Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS) del 16 de mayo, dispuesta luego de la recomendación que ocho días antes le formulara el jefe del Palacio de Hacienda al secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo.
Pero en tiempos de escasez de recursos y distorsión de precios relativos, la medida hace recordar al viejo concepto futbolístico de la "manta corta", ya que la dilación en los aumentos tarifarios trae aparejado inevitablemente un incremento en los subsidios energéticos, el principal generador de los déficits primario y financiero de las últimas dos décadas.
La situación cobra un interés especial para un Gobierno que en más de una ocasión declaró "innegociable" al superávit fiscal y fue analizada por el director de EcoGo, Sebastián Menescaldi; el director ejecutivo de Analytica, Claudio Caprarulo; y el especialista en Política Fiscal y ex director de Presupuesto de CABA, Rafael Flores,
"Hay objetivos contrapuestos, bajar la inflación o los subsidios", manifestó a iProfesional Menescaldi, para quien "hoy por hoy hay margen para ‘patear’ los subsidios, pero hay que ver si ese margen sigue estando en los próximos meses".
El Gobierno, obligado a aumentar las tarifas de luz y gas
Por su parte, Caprarulo sostuvo que "es posible que el Gobierno intente calzar el atraso tarifario con la mayor recaudación que va a ingresar por retenciones, dado que ingresamos en los meses fuertes de liquidación de la cosecha".
"Ahora bien, el equipo económico utiliza el ancla fiscal como centro de su política económica; en consecuencia, estos cambios que subsumen esa estrategia a la evolución de la inflación, pueden atentar contras las expectativas y la consistencia de su plan", añadió en declaraciones a iProfesional, en las que concluyó que en EcoGo "en ese marco, proyectamos que el congelamiento debería ser transitorio".
Para Flores, "en el Gobierno se han encontrado con que la inflación bajó incluso más de lo que ellos pensaban y entraron en una lógica de acelerar esa baja antes de terminar de acomodar los precios relativos".
Ese aspecto fue señalado por Milei y sus colaboradores como una de las principales "herencias" de su predecesor Alberto Fernández y si bien las magnitudes de la distorsión de precios varían según cuál sea la fecha tomada como base de comparación, un informe de la consultora Quantum Finanzas determinó que las tarifas de electricidad y de gas en el AMBA deberían tener incrementos adicionales del 81% y 42%, respectivamente, para equipararse con el nivel general de precios minoristas.
"Claramente, eso va a tener un efecto sobre lo fiscal y en algún momento se va a tener que corregir, porque, además, otros componentes del ajuste fiscal son insostenibles", advirtió Flores a iProfesional, en referencia principalmente al sistema previsional y las transferencias a las provincias, en un contexto en el que la desaceleración de la inflación se da a costa de una reducción de la efectividad de la "licuadora" de gastos.
Al respecto, señaló que "si se quiere llegar a una situación sustentable, va a haber que subir tarifas y bajar los subsidios. Y en ese momento, eso va a generar una nueva suba de la inflación, por el impacto que va a tener en los costos".
¿Cuánto gasta el Gobierno en subsidios energéticos?
Las consideraciones de los economistas se sustentan en una realidad reflejada en los guarismos de la ejecución presupuestaria del primer cuatrimestre del año. En el acumulado enero-abril, los subsidios del Estado nacional destinados al sector energético ascendieron a $1.437.342 millones, que representaron en 6,7% de los gastos totales, el 36,8% del superávit primario y un 71,9% más que todo el superávit financiero, de acuerdo con el seguimiento realizado por la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC).
El desempeño sería envidiable en años anteriores, en los que la proporción de los subsidios a la energía llegaron a superar a todo el superávit fiscal (tanto primario como financiero) en varias ocasiones. Pero su evolución mes a mes encendió una señal de alerta entre los analistas: del monto señalado, no se gastó un peso en enero (algo que suele ocurrir en administraciones nuevas, que se abocan a la revisión de contratos del gobierno saliente), en febrero el 22,3% y el marzo el 16,7%.
La decisión de levantar el pie del acelerador en abril tuvo sus consecuencias: sólo en ese mes se concentró el 61% del gasto en subsidios energéticos del cuatrimestre.
Abril marcó un punto de inflexión: el 6,7% del gasto total que los subsidios energéticos representaron en el primer cuatrimestre se compuso de un 3,6% en el primer trimestre y un 14,5% en el cuarto mes de 2024. La diferencia quedó más expuesta al comparar su participación en el superávit primario (16,3% en el trimestre y 187,1% en abril) y el financiero (81,9% y 566,1%, respectivamente).
Los números de mayo amenazan con profundizar esa tendencia, en consonancia con la decisión de congelar las tarifas. "Los aumentos iban a ser en abril, después en mayo, ahora los pasaron a junio y habrá que ver si en el invierno no los vuelven a postergar", reflexionó Flores.
"En un punto, es algo parecido a lo que les pasa con el dólar: tenerlo bajo les permitió tener la inflación con un cierto control, pero, en algún momento, si esto no se resuelve van a terminar teniendo un problema que puede llevar a otra ronda de suba de precios que complicaría la aceptación social del ajuste que han tenido hasta el momento", concluyó.