Qué alimentos cuestan hasta 50% menos en mayoristas que en supermercados
La participación del consumidor final en las ventas de los mayoristas se incrementa frente a la suba de precios, debido a la posibilidad de acceder a los productos básicos para el hogar con una diferencia de valor que en algunos casos puede llegar al 50%.
De acuerdo con un estudio de la consultora Nielsen IQ, pese a la caída generalizada de ventas en supermercados, autoservicios y almacenes, en mayoristas hubo un dato positivo en el primer trimestre del año, con un crecimiento de 2,6% interanual.
Se desploma el poder adquisitivo y consumidores buscan otras opciones
En el primer trimestre del año, el consumo masivo en el total de los canales cayó 18,7%, compuesto por una baja de 11,8% en supermercados, 15,2% en autoservicios y 25% en almacenes.
Se despegaron de esta tendencia el comercio electrónico, que creció 2,8% por la tendencia creciente año a año del consumidor volcándose a esta alternativa, y los mayoristas con un incremento de 2,6%.
A partir de este relevamiento, se observó "mucho más peso de un consumidor final yendo de comprar a este tipo de superficies" de comercio mayorista.
En el 71% de los productos de la categoría alimentos se registró un crecimiento de la participación consumidor final y en el 53% de las familias de productos creció el volumen de venta al consumidor final.
"Tras el cambio de gobierno y el fin de los controles de precios, la inflación se aceleró y el ingreso disponible en los hogares se contrajo abruptamente trayendo como consecuencia una fuerte retracción del consumo", analizó Javier González, analista de Nielsen IQ para los mercados de Argentina, Uruguay, Bolivia y Paraguay.
Debido al menor poder adquisitivo y el fin del control de precios en los supermercados, cobra relevancia la omnicanalidad, es decir el recorrido de los consumidores por distintos canales de venta, así como variedad en categorías y marcas hacia alternativas más económicas.
Qué productos se consiguen a mitad de precio en mayoristas
Un relevamiento realizado por iProfesional entre mayoristas y cadenas de supermercados sobre siete productos de primera necesidad, de primeras marcas, arrojó diferencias de precio que van de 8% a 50%.
El aceite de girasol de 900 ml de primera marca se consigue a $1.199 en mayoristas y asciende a $1.700 en supermercados, con una diferencia de 34,5%; la yerba más comprada, en paquete de 1 kilo, cuesta $3.360 en mayoristas y se exhibe a $4.865 en los supermercados, con una diferencia de 36,6%; y la harina 000 de 1 kilo, de primera marca, cuesta $ 529 en el mayorista frente a $ 800 en los supermercados, un 40% más.
Asimismo, el arroz de primera marca en paquete de 1 kilo está $ 2.711 en mayoristas y $ 3.400 en supermercados, con una diferencia de 22%; y el shampoo de precio promedio de 400 ml va de $ 3.800 en el mayorista a $ 4.865 en supermercados, un 24,% más.
La menor diferencia se da en productos frescos: la leche fluida de 1 litro, de primera marca, cuesta $1.259 en mayorista y $1.362 en supermercados, diferencia de 8%.
La mayor diferencia se relevó en un jabón líquido para la ropa de primera marca, en doy pack de 3 litros, cuyo precio en el mayorista se sitúa entre $5.999 y $6.570 y en supermercados va de $9.739 a $9.950, un 50% más caro.
En esta línea, un informe de la consultora ShopApp señaló que la búsqueda de ofertas y promociones es la principal motivación para el 50% de los consumidores.
Además, un 24% prefiere resolver todas sus compras de una vez, y un 18% prioriza el precio como criterio de decisión, mientras que sólo un 2% menciona la variedad de productos como motivo principal.
"El consumo en Argentina durante mayo de 2024 se caracteriza por un comportamiento racional y orientado al ahorro. Los consumidores muestran una marcada preferencia por las ofertas y promociones, impulsados por la inflación y la incertidumbre económica", señaló la consultora.
Asimismo, existe una creciente disposición a probar marcas alternativas y propias de supermercados, reflejando un abandono de ciertos productos habituales debido a los aumentos de precio.
"Las emociones del consumidor, predominantemente la incertidumbre, actúan como un termómetro del impacto del contexto político-económico en sus hábitos y expectativas", concluyó.