A pesar de la baja de la inflación, el consumo masivo no encuentra piso y se hunde más
El proceso de desinflación de las últimas semanas no se tradujo en una mejora en el nivel del consumo masivo. Más bien sucedió lo contrario. Por ahora, un carril va por el camino de la baja de la inflación y -por otro- transcurre el nivel de las ventas en supermercados y comercios de barrio, que siguen sufriendo por el retroceso del poder adquisitivo de la población.
De acuerdo al último relevamiento de la consultora Scentia entre grandes cadenas de supermercados y comercios de cercanía, las ventas se desplomaron 7,5% durante marzo, en comparación con marzo del año pasado.
En el acumulado del primer trimestre, la caída fue menor: del 5,1%, ya que enero y febrero habían sido menos malos a la hora de hablar del consumo.
A diferencia de otros meses, esta vez la caída fue profunda tanto en las cadenas como en los pequeños negocios barriales. En los supermercados, la merma fue del 7,3% y en los comercios chicos, del 7,6% interanual.
La peor performance se dio en los autoservicios del interior del país, con una baja del 10%. Esa caída incluye no sólo el menor consumo de la población sino también las menores compras realizadas por los visitantes de países limítrofes, que ya no vienen a la Argentina a hacer las compras.
En los meses anteriores se había percibido que algunas ciudades fronterizas con Uruguay, Chile y Paraguay había contingentes de visitantes extranjeros que cruzaban la frontera para comprar productos de la canasta básica, entre otros bienes y servicios.
Consumo en rojo
Con la única excepción de los productos "impulsivos" -un segmento marginal en el consumo masivo-, el rastro de los rubros dan en rojo.
La compra de alimentos dio 2,2% negativo. Es consistente con la baja en la producción de alimentos, que también registró una baja durante marzo.
En el caso de los productos de "higiene y limpieza", la baja fue del 11% interanual. Desayuno y merienda derrapó 8,5% marzo contra marzo del año pasado.
Dónde esta el motor
La caída del consumo masivo en un contexto de desaceleración inflacionaria interpela al escenario que viene. ¿Alcanzará el proceso de la baja de la inflación para destrabar a la economía?
Según el Gobierno, la secuencia es inobjetable: al descenso del IPC le seguirá una mejora del consumo y un incremento en el volumen del crédito.
Economistas que están cerca del Gobierno pero no forman parte del mismo, desde Domingo Cavallo a Carlos Rodríguez, no piensan en el mismo sentido.
Sostienen que debería existir una estrategia para mejorar los ingresos de la población para levantar el consumo, que es responsable de un 70% del PIB. Sin ese impulso, se cree, será muy difícil levantar la actividad económica en el corto o mediano plazo.