La Rioja desafía a Javier Milei y el FMI teme un aluvión de cuasimonedas en las provincias
Entre los gobernadores peronistas, Ricardo Quintela es el que desafió de manera más contundente al presidente, Javier Milei.
No sólo consiguió que la Legislatura de La Rioja aprobara la creación de un Bono Cancelación de Deuda (BOCADE) que bautizó "El Chacho" en honor al caudillo, Ángel Vicente Peñaloza, sino que además cuestionó ante la Corte Suprema de Justicia el decreto desregulador de la economía que es uno de los pilares de la administración libertaria.
Mientras que en la ciudad de La Rioja continúa la puesta a punto de una emisión de Chachos cercana a los 15.000 millones de BOCADES, con denominaciones de 1.000; 2.000; 5.000; 10.000 y 50.000, según cada bono con el que se intentará cubrir el 30% del salario de los trabajadores de la administración pública provincial, mientras que el 70% restante se liquidará en pesos de manera física o virtual, en la Ciudad de Buenos Aires, el equipo económico de Luis Caputo recibió a la número dos del Fondo Monetario Internacional, Gita Gopinath, que entre sus memorandos posee uno con una amenaza futura para los acuerdos pactados con la Argentina.
La crisis que provocarían las cuasimonedas, según el FMI
La razón por la que los técnicos del FMI no quieren ni escuchar hablar de bonos provinciales para pagar gastos corrientes hay que buscarla en la historia reciente de la Argentina.
Los recordados patacones de la provincia de Buenos Aires se emitieron durante la crisis de la Convertibilidad de principios de siglo.
En 2001, la Ley de Convertibilidad establecía la paridad cambiaria entre el peso y el dólar y exigía la existencia de respaldo en reservas de la base monetaria. En ese contexto, solo se emitía si aumentaban las reservas del Banco Central y estaba prohibido financiar con emisión el déficit fiscal.
La crisis llevó a que el gobierno provincial bonaerense definiera su política monetaria propia, abriéndose de la del gobierno nacional, atado de pies y manos para emitir por la Ley de Convertibilidad que terminó con años de presión inflacionaria.
Para el año 2002, varias provincias se sumaron a la rebelión monetaria con sus propias cuasimonedas y el propio estado nacional emitió las Lecop. Para fines de ese año, los bonos superaban la mitad de la base monetaria. El Central en sus informes, redactaba, "base monetaria ampliada".
Con la devaluación de la moneda nacional que significó el fin de la convertibilidad, los gerentes del FMI comenzaron a exigir al gobierno sacar de circulación las cuasimonedas mientras que el Banco Mundial lo ponía como condición sine qua non para otorgar préstamos al país.
Tras rescatar las monedas provinciales, reemplazadas por pesos devaluados, no hubo más emisiones pese a las reiteradas crisis económicas ocurridas durante los últimos veinte años.
Una eventual cuasimoneda de Kicillof preocupa al FMI
Pero, a Gita Gopinath y a su equipo que monitorea las cuentas nacionales no les preocupan tanto la emisión de La Rioja como la posible adhesión a la idea de la provincia de Buenos Aires, que ya avisó que no planea en el corto plazo emitir cuasimoneda pero no descarta la idea si continúa encendida la motosierra de Milei sobre los fondos que recibía en el pasado el territorio gobernado por Axel Kicillof.
En las provincias de la Región Centro, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, asesores económicos de los gobernadores aceleraron los contactos entre ellos para tener un plan B para el futuro si las cuentas empeoran y es necesario emitir una cuasimoneda que, en este caso, sería regional.
El radical correntino Gustavo Valdés es otro mandatario provincial interpelado por la falta de pesos y necesitó que Javier Milei aprobara una partida urgente de aportes del tesoro nacional (ATN) para atender planes ambientales y de contención de desastres naturales.
Sin embargo, por el momento, Valdés niega la necesidad de recurrir a la emisión de cuasimonedas. "Tenemos equilibrio fiscal en la provincia de Corrientes, no tenemos deuda, así que vamos a afrontar este difícil momento con toda la responsabilidad que implica por parte de un Gobierno, para el cual una de las principales preocupaciones tiene que ver con el ingreso". Los ingresos necesarios para afrontar los pagos a la plantilla estatal.
Mas allá de la gran cantidad de desmentidas que debieron realizar los pares de Ricardo Quintela luego de anunciada su decisión de emitir bonos, la realidad es que ningún gobernador provincial descartará la idea de recurrir a la impresión de moneda provincial y estará observando atentamente el comportamiento y el rendimiento futuro de los Chachos.
Un vocero económico del gobierno santafesino, uno de los denominados "traidores" por Javier Milei, explicó que "nadie quiere volver a la época de los Lecop nacionales ni, mucho menos, a los tiempos de las diez monedas provinciales con nombres de fantasía como los Lecor, de Córdoba; los Federales, de Entre Ríos; los Quebrachos, de Chaco o el Petrobono, de Chubut y Río Negro. Pero, la verdad es que todos consultan a los que emitieron esas monedas en ese entonces y, por las dudas, en lo único en lo que están dispuestos a cambiar, es en los nombres para sus propias cuasimonedas".