Caputo se juega a que la inflación baje más rápido de lo que prevé el mercado: la "trampita" para lograrlo
Luis Caputo está convencido de que, mes a mes, podrá demostrar una tendencia negativa de la inflación. Si fuera un gráfico, en la secuencia del ministro, enero fue el primer mes de una serie de puntos a la baja. En la misma frecuencia está Santiago Bausili, presidente del Banco Central, quien se lo hizo saber a distintos dueños de consultoras económicas que lo vieron en las últimas jornadas.
De hecho, para este mes de febrero, el tándem Caputo-Bausili apunta a una fuerte desaceleración inflacionaria.
Desde el Palacio de Hacienda no revelan el número que esperan pero en las consultoras privadas ya hablan de entre 14% y 15% para febrero, claramente por debajo del 20,6% del mes pasado.
Caputo y Bausili, confían las fuentes que lo visitaron en los últimos días, se muestran muy confiados en lograr ese objetivo. "Saben que la contracara de esa desaceleración es una recesión violenta, pero están volcados a cumplir con la baja de la inflación", dice a iProfesional uno de los economistas que se juntó con el titular del BCRA.
La visión oficial del Palacio de Hacienda es que "el programa económico apunta a sostener y profundizar este escenario de desinflación. La combinación de ancla fiscal, monetaria y cambiaria, y la normalización en el comercio exterior aseguran una trayectoria inflacionaria decreciente".
La "trampita" para que la inflación de febrero sea más baja
Algunas de las consultoras que miden la inflación destacan que en la primera semana de febrero, los aumentos de precios en los alimentos se mantuvieron en línea con lo que fue el inicio de enero.
A LCG le dio 3,4%; a Eco Go alrededor del 3,6% y a EconViews, más cerca del 3,8%. En principio, poco para festejar por el lado del Gobierno. Estas subas, incluso, toman en cuenta la estabilidad relativa en el caso de las carnes, acaso el rubro que más pesa en el índice de precios.
¿Y entonces? La clave está en la estrategia del Gobierno con las tarifas. Sobre todo con la eléctrica. Se decidió la postergación de la quita de los subsidios para una parte importante de los clientes. El ajuste, que iba a realizarse este mismo mes, pasó para más adelante para los usuarios que aún gozan de subsidios en sus boletas mensuales.
Por esa decisión, la inflación "postergada" suma alrededor de cuatro puntos. Es decir, si una consultora proyecta un IPC del 14% o 15% ahora que el ajuste se pospuso, con el aumento de las tarifas, la inflación de febrero sería de entre 18% y 19%.
En ese caso, Caputo no podría mostrar una baja de la inflación plausible.
Hay otro efecto, que salta a la vista: la estabilidad en el precio de la carne; el rubro con mayor peso en el IPC. Por ahora, la carne viene jugando a favor del objetivo oficial, en el marco de una caída histórica en el consumo. ¿Durará la paz en Cañuelas?
El dólar (otra vez) como ancla
Por ahora, el mercado parece creerle a Caputo que la ley ómnibus no era relevante para llegar al objetivo de déficit cero. Ni siquiera melló la confianza que el Gobierno se viera forzado a posponer el debate económico que proponía esa ley.
El mercado le da la derecha a Caputo a pesar de que el logro fiscal se base en medidas inconsistentes con el largo plazo, como el hecho de haber pisado las transferencias a las provincias.
Así como Milei juega a fondo con la política, acorralando a la oposición a pesar de contar con pocos legisladores en el Congreso y ningún gobernador en las provincias, Caputo hace lo propio con el capítulo económico-financiero.
Contra la expectativa de una devaluación antes de la llegada de la cosecha gruesa, el ministro sigue recomponiendo las reservas del Banco Central, con una tasa de interés bien negativa en términos reales, y una brecha cambiaria en retroceso a pesar de un tipo de cambio que pierde el colchón armado tras la devaluación de hace dos meses.
La clave de "la calle"
La dinámica inflacionaria, por ahora, no pudo ser alcanzada por la evolución de los ingresos de los trabajadores. Apenas pueden empatar los gremios más grandes -la "crema" del mercado laboral- que pueden pactar ajustes salariales en línea con el IPC. El resto de los trabajadores no puede, y pierden poder de compra mes tras mes.
Esa realidad se refleja en los últimos datos de la economía real.
La pérdida del poder adquisitivo de la mayoría de la población está impactando de manera dramática en los niveles de consumo masivo. Un retroceso histórico: no es habitual que las ventas de las grandes cadenas muestren semejante caída aun durante un ciclo recesivo de la economía.
Que lo sea es un síntoma inobjetable del hundimiento del consumo en un contexto de caída del poder de compra de la mayor parte de la sociedad.
La lista del hundimiento de la economía real incluye las ventas de autos y motos, los despachos de cemento y las ventas de insumos para la construcción, ventas minoristas y la recaudación de impuesto al cheque.
"Todo cae entre 15% y 30% interanual", resumió el último reporte de la consultora 1816, la preferida de los banqueros.
La pregunta que recorre las oficinas de las empresas líderes, los bancos y también en la política es si Caputo-Bausili podrán sostener esta dinámica. Donde tanto el dólar "pisado" hasta el escenario social lucen inconsistentes en el mediano y largo plazo, en medio de la crisis.