Se complica el plan Caputo: por la suba del dólar paralelo, se desploma la rentabilidad del campo
La liquidación de producción agrícola en la última quincena del año pasado -es decir, desde el anuncio de la devaluación del peso- fue de 4,4 millones de toneladas, sumando lo vendido en soja, trigo y maíz. Si bien implica una reactivación que ayudó al Banco Central a recomponer sus reservas, el volumen no está, por ahora, cumpliendo las expectativas que a priori se había fijado el gobierno.
Y, lo que es peor, a partir de la suba del tipo de cambio paralelo, el incentivo para el producto pasa a ser menor, lo que acrecienta los temores sobre el regreso de tensiones cambiarias durante el verano.
Al momento de asumir el nuevo equipo económico, el campo retenía unas 22,6 millones de toneladas sin vender en los tres principales cultivos -4,5 millones de toneladas de soja, 12,2 millones de toneladas de trigo y 6 millones de maíz-. Es decir, lo vendido es un 20% del potencial, lo cual no es un mal número, pero sigue lejos del potencial total.
Si a la mercadería disponible se le suma la ya vendida pero sin precio -o sea, sin liquidar aún- el global que podría ingresar es de 28,5 millones de toneladas por los tres cultivos. Que, traducido a plata, serían unos u$s8.400 millones, de acuerdo con la estimación de Marianela de Emilio, experta de Agroeducación.
Fue con ese número en mente que Toto Caputo se fijó el objetivo de superar el ingreso de u$s5.000 millones en ventas agrícolas, que lo ayudaran a pasar el siempre crítico período veraniego, cuando suele caer la demanda de pesos justo en coincidencia con la escasez de divisas.
En el tope de la preocupación, además, está el calendario de pagos que impone vencimientos de u$s3.700 millones en los meses de verano -incluyendo el tramo ya vencido en diciembre por u$s920, cubierto con un préstamo puente del Banco de Desarrollo de América latina y el Caribe.
La apuesta de Caputo era generar una "ventana" de oportunidad para que los exportadores del campo vieran la posibilidad de embolsar un monto más cercano al precio internacional.
La jugada no salió mal si se juzga por los dólares que pudo acumular el Banco Central desde el recambio gubernamental: más de u$s3.300 millones, lo cual permitió mejorar el nivel de reservas en unos u$s2.900 millones desde entonces.
Suba del dólar paralelo: punto de inflexión en enero
Pero hay una mala noticia: esos incentivos para la venta de los stocks hoy retenidos en los silobolsas se están erosionando rápidamente.
La culpa es de la brecha cambiaria. Porque, en realidad, más que el nivel del dólar oficial, para el productor lo relevante es a qué tipo de cambio se podrá dolarizar nuevamente en el mercado paralelo una vez que el BCRA le dio pesos por sus dólares de exportación.
En los momentos en que la brecha cambiaria rondaba el 100%, eso llevaba a que, en el caso de la soja, ni siquiera se pudiera capturar un 30% del precio que se veía en las pantallas de Chicago. Los esquemas de incentivos del ex ministro Sergio Massa hacían que ese porcentaje subiera temporariamente a 50%.
Hasta fin de año, con una cotización de la soja Chicago a u$s494, el "dólar Caputo" implicaba que un 80% del valor iba por el oficial de $806 y el otro 20% a los $900 del "contado con liqui". La primera parte daba u$s237 y la otra u$s66, con lo que el productor terminaba recibiendo u$s303, lo que significaba un 61% de la cotización de la soja en el mercado internacional.
En definitiva, era un fuerte incentivo para vender, si se lo compara con los precios que se podían obtener en otros momentos de la historia reciente.
Rentabilidad del campo: una caída abrupta del precio
Pero todo cambió transcurrida apenas una semana del nuevo año. Ahora, con un dólar paralelo que subió a la zona de $1.040, el valor que surge del mercado es de u$s188 -producto de haber vendido el 80% al cambio oficial de $812 y luego haber recomprado al valor CCL- más el restante 20% a u$s66.
En definitiva, lo que el productor sojero terminaría embolsando es un precio real de u$s254, lo que representa apenas un 51% del precio de Chicago, como en los tiempos del "dólar soja" que implementaba Massa.
Y la conclusión parece clara: quien no vio incentivos para vender cuando el precio real era de u$s303, difícilmente lo haga a una cotización efectiva de u$s254. Los indicios apuntan a que los stocks que permanecen en silobolsas ralentizarán su nivel de ventas, que no responderá a un estímulo de precio sino a las necesidades financieras que vayan teniendo los productores para afrontar la nueva campaña.
Es por eso que se está instalando entre los analistas la percepción de que le resultará difícil a Caputo atravesar el largo camino hasta abril -cuando empiezan a entrar los dólares de la cosecha gruesa- sin acelerar el ritmo devaluatorio del tipo de cambio oficial.
Lo cierto es que, si bien las ventas de diciembre muestran una reactivación, no resultan un incremento explosivo respecto de lo que se vendía con el régimen cambiario del gobierno peronista: apenas un 20% superior, según un reporte de Marianela de Emilio.