El plan Caputo enfrenta su primera amenaza grave: el plazo fijo ya pierde contra el dólar paralelo
Se acabo lo que se daba: tras la breve euforia findeañera, en la primera semana del 2024 ya se esfumó por completo toda la ganancia dolarizada que estaban obteniendo los ahorristas de plazos fijos.
Esto ocurrió por el abrupto rebote del dólar paralelo, en sus versiones disponibles para el inversor. Es decir, el blue, que ya no es ilegal, el MEP que está disponible también para los pequeños ahorristas desde el servicio de home banking y el "contado con liqui" al que acceden las empresas para colocar divisas en el exterior.
Y esto no sólo es una mala noticia para quienes tienen sus pesos en el sistema bancario, sino que además implica un desafío a la propia base del plan económico de Toto Caputo, que se enorgullecía de que su mayor logro fuera haber mantenido la calma en el mercado cambiario paralelo a pesar de la devaluación que casi triplicó la cotización del dólar oficial.
Ocurre que el razonamiento del ministro de Economía era que, en realidad, a los ahorristas argentinos no les importa tanto la relación de la tasa de interés con la inflación, sino con la evolución del tipo de cambio. Según esa visión, aun cuando la tasa que remuneren los plazos fijos sea muy inferior a la inflación, los depósitos se mantendrán en los bancos mientras vayan creciendo en términos de dólares.
La apuesta de Caputo a la "bicicleta"
Fue con esa argumentación que Caputo contestó las críticas sobre la presunta inconsistencia de bajar las tasas a 110% anual -desde su anterior nivel de 133%- justo en un momento en el que está produciendo una aceleración inflacionaria que pondrá al IPC cerca del 30% mensual.
La receta ortodoxa indicaba que, en situaciones de tanta presión sobre los precios, lo que correspondía era subir la tasa, de manera de retirar pesos del mercado. Pero en el nuevo equipo económico se desechó esa visión, por temor a generar una espiral ascendente entre el IPC y la tasa de interés. Por otra parte, como la gran mayoría de los depósitos bancarios terminan colocados en el Banco Central en forma de pases -depósitos remunerados de altísima liquidez-, esto implicaría seguir alimentando la emisión monetaria cada vez que el BCRA realiza un pago de intereses.
Es por eso que Caputo decidió poner todas sus fichas a la recreación de un clásico de la economía argentina: el carry trade, mejor conocido como "bicicleta financiera", consistente en generar atractivo para los plazos fijos en pesos no mediante la suba de tasas sino por la vía de "planchar" al tipo de cambio.
Así, la nueva tasa de apenas 9,2% mensual -un tercio de la inflación- pasaba a ser atractiva ante un dólar paralelo que no sólo no subía sino que hasta mostraba cierta tendencia a la baja.
Funcionó durante dos semanas: el dólar MEP, que estaba en $946 cuando se decidió la baja de las tasas, cayó hasta un mínimo de $932 sobre fin de año. Esto implicaba para los ahorristas de plazo fijo que hubiesen entrado justo el martes siguiente a la medida del Banco Central, una ganancia dolarizada de 11% en menos de un mes.
Y, si se toma como referencia al "contado con liqui", la ganancia lucía mayor todavía: desde los $945 iniciales, cayó hasta un mínimo de $870, lo cual transformaba la tasa de los plazos fijos en una insólita ganancia dolarizada de 18% mensual.
Pérdidas en dólares
Pero la euforia duró poco: con el rebote de las cotizaciones en el paralelo, esa ganancia no solamente se esfumó sino que, con los precios del cierre de la primera semana, ya puede decirse que los ahorristas perdieron plata, en términos de dólar.
Es decir, el argumento planteado por Caputo queda cuestionado, porque ahora la tasa del plazo fijo ya no resulta atractiva frente a la alternativa de refugiarse en el dólar paralelo. Y eso pone una presión para que el gobierno acelere la tasa de crawling peg del tipo de cambio oficial, ahora fijada en apenas 2% mensual.
Hablando en plata, quien haya colocado pesos a plazo fijo el martes 19 de noviembre, tiene ahora una pérdida de 3% si la mide en dólares MEP. Y la cosa empeora si se toma al "contado con liqui" como referencia: en ese caso el depósito rinde una tasa negativa de 6%.
El plazo fijo solamente mantiene el poder adquisitivo real, por ahora, si se hace la comparación contra el dólar blue.
Estos números, a juzgar por las previsiones de los analistas del mercado, sólo tienen margen para empeorar, dado que la opinión generalizada es que hay una tendencia a que el tipo de cambio profundice su tendencia alcista en las próximas semanas.
¿Lo peor está por venir?
En realidad, no puede decirse que lo ocurrido sea una sorpresa. Más bien al contrario, la mayoría de los economistas venía argumentando que la calma del mercado cambiario era excepcional y estaba causada por motivos estacionales, que se podría revertir rápidamente.
"¿La brecha ya hizo ‘piso’?", se preguntó el analista Amílcar Collante, tras observar una incipiente caída en la demanda de pesos, un retraso del dólar exportador y el fracaso en la colocación del nuevo bono Bopreal, que podría significar que una mayor cantidad de pesos irá a presionar al dólar.
En la misma línea, el economista Gabriel Caamaño planteó: "Si bien seguimos inmersos en el pico estacional de la demanda de pesos, parece lógico reforzar nuestra idea de que se trataba de un mínimo. Para que así no sea, habría que avanzar en una simplificación del cepo aún vigente o, directamente, en una unificación del mercado".
Básicamente, el argumento de los analistas es que sobre fin de año se produjo el típico fenómeno de aumento de la demanda de dinero, por las necesidades de las empresas para saldar obligaciones financieras y pagar los aguinaldos. Además, esto coincidió con una mejora en el ingreso de dólares, ya que los productores agrícolas reactivaron la exportación, ante el estímulo del tipo de cambio alto. Y, en simultáneo, se frenó virtualmente la salida de divisas por importación.
Y, como complemento, los pequeños ahorristas ya se habían dolarizado en la previa del recambio presidencial, por lo que había pocos pesos remanente pasibles de buscar refugio cambiario.
Sin embargo, todos estos factores se pueden revertir rápidamente. A partir del 13 de enero, los importadores empezarán a recibir el 25% de las compras ya registradas en la aduna, lo que intensificará la salida de dólares y acotará las posibilidades de que el Banco Central siga comprando divisas.
Por otra parte, el público también aumentará la demanda de dólares por la temporada turística.
Y los productores agrícolas tenderán a ralentizar sus ventas, al ver que la ventana de oportunidad que les mejoraba su precio efectivo empieza a cerrarse.
Es por eso que se están multiplicando las advertencias respecto de lo difícilmente sostenible que resulta la política de tasas negativas en el sistema bancario.
"Con tasas del 9%, plazo fijo UVA a seis meses e inflación del 20/30% por mes, es el propio gobierno quien expulsa al ahorrista al dólar", planta Christian Buteler, uno de los que se han mostrado más escépticos sobre el mantenimiento de los pesos en el carry trade.
Lo cierto es que ya se habla en el mercado sobre la posibilidad de que rápidamente la brecha entre el tipo de cambio oficial y el dólar paralelo -actualmente en torno al 35%-, vuelva a niveles del 50%, lo cual le pondrá presión al Banco Central para revisar la tasa de interés.
De momento, no parece verificarse una situación de corrida bancaria, pero ya es visible una aceleración en la tendencia a no renovar los plazos fijos. Según una estimación de la consultora 1816, el volumen total disminuyó por el equivalente a casi u$s2.000 millones en menos de un mes.
Los analistas del mercado ya advirtieron que es una de las mayores amenazas que enfrenta Caputo tras un arranque de gestión prometedor, pero que se deterioró rápidamente ante señales negativas del mercado.