• 22/12/2024

El primer semestre de Milei: ¿el plazo máximo para corregir precios, abrir el cepo y arreglar con el FMI?

Se suman pistas en el sentido de que Milei se fijó una transición de seis meses antes de liberar los controles financieros y comerciales y abrir el mercado
01/12/2023 - 13:00hs
El primer semestre de Milei: ¿el plazo máximo para corregir precios, abrir el cepo y arreglar con el FMI?

Diana Mondino no se limita a la agenda de su futura función como canciller y, con la locuacidad no exenta de acidez que le ha ganado notoriedad, opinó ante los industriales de la UIA de los temas urgentes que le quitan el sueño a las empresas. Fue así que les sugirió que compraran equipos generadores de electricidad para pasar una segura crisis energética de verano, pero además dejó una frase elocuente: "Si llegaron hasta acá, aguanten seis meses más, que este va a ser el mejor país del mundo".

Además de dejar instalada la especulación sobre si en un futuro no muy lejano pueda ocupar el cargo de ministro de economía, lo que hizo Mondino fue ponerle una fecha concreta a lo que el establishment empresario tiene ya asumido como el período de tembladeral mientras se reacomodan las variables: un semestre.

¿Por qué Mondino habló de seis meses y no de un año y medio, como había hecho Javier Milei cuando marcó el tiempo mínimo que habría que tolerar una inflación alta como consecuencia de la emisión generada por el "Plan Platita"de Sergio Massa? Sólo se puede especular, pero lo cierto es que hay varios motivos en el mercado para creer que el nuevo gobierno está pensando en que habrá un punto de quiebre a partir del segundo semestre de 2024.

El primero es obvio: tiene que ver con la disponibilidad de dólares que entrarán, por fin, de la exportación agrícola, ya con la sequía como una etapa superada. En la Bolsa de Comercio de Rosario calculan que la cosecha de soja podría llegar a 50 millones de toneladas -dos veces y media en comparación con la desastrosa campaña del 2023- mientras la de maíz dejaría 56 millones -un 55% más que la última cosecha-.

Eso es lo que entusiasama a los economistas que ya calculan un saldo de balanza comercial positivo en u$s25.000 millones y un regreso al superávit en la cuenta corriente, por unos u$s9.000 millones. Es decir, aun con un escenario de poco aporte de dólares por parte de organismos internacionales o fondos de inversión, ya el campo aliviaría la situación de reservas.

Pero nada de esto se verá en la primera mitad del año. Como indica la estacionalidad del negocio agrícola, el grueso de estos dólares recién empezaría a notarse en mayo.

La designada canciller del nuevo gobierno, Diana Mondino, prometió a los empresarios de la UIA que la normalización de la economía tardaría seis meses
La designada canciller del nuevo gobierno, Diana Mondino, prometió a los empresarios de la UIA que la normalización de la economía tardaría seis meses

Hasta entonces, el aporte del campo será mediocre, dado que la cosecha de trigo, que es el cultivo que ayuda con las divisas en el verano, no tuvo lluvias a tiempo y terminó con un rendimiento casi un 30% debajo del proyectado originalmente.

En coincidencia con esa situación, en el mercado de futuros Rofex se observa que el ritmo esperado de devaluación sufre, a partir de junio, una desaceleración en su tasa de variación mensual.

¿Se acorta explosión inflacionaria?

Pero hay más motivos, además de los que marcan los tiempos agrícolas, para pensar en que los cambios pueden producirse tras el primer semestre. Hay una tendencia en el mercado a creer que Milei está exagerando a propósito la gravedad de la estanflación que pronosticó para el arranque de su gestión.

Es una estrategia política que se considera lógica, a la vista de lo que le había pasado a Mauricio Macri en 2016, cuando quiso generar la expectativa de un ajuste corto y una rápida llegada de "brotes verdes" que nunca se terminó de materializar, con lo cual puso en riesgo su crédito político ante la opinión pública.

Milei hizo referencia a una regla habitualmente aceptada entre los economistas -particularmente los de la escuela monetarista- que establece que desde el momento en que se emite un peso hasta que suben los precios en los supermercados puede haber un lapso de entre 18 y 24 meses. En realidad, eso es cierto en los países en los cuales hay una alta demanda de dinero, como Estados Unidos y los de la zona del Euro.

Pero en Argentina no aplican los mismos tiempos. Estudios que se han hecho sobre anteriores crisis inflacionarias marcan que ese "delay" entre emisión y suba de precios se va achicando conforme la sociedad va aceitando sus reflejos indexatorios, y que en el caso argentino puede achicarse a no más de seis meses -de hecho, en la hiperinflación de 1989 se había reducido a apenas un mes, según investigaciones hechas por analistas de la Ucema-.

Lo cierto es que muchos economistas creen que si, como todo indica, Milei se decide por un shock fiscal y un corte de la emisión monetaria, no habría que esperar dos años para ver los resultados de un alivio inflacionario, sino que aparecerán mucho antes.

Al respecto, un informe de la Fundación Mediterránea realizado antes del balotaje, en el que se analizaban posibles escenarios para el nuevo gobierno, se planteaba que, gracias a un aumento en la demanda de pesos, al retorno del crédito para el sector privado y a una mejora en el nivel de reservas del BCRA, la inflación "punta a punta" sería de 146%. En realidad, esa cifra se lograría gracias a un marcado descenso en el último cuatrimestre, luego de un inicio de inflación alta por la liberación de tarifas y precios regulados. Para el promedio del año, se prevé una inflación de 200%.

En cambio, prevé la Mediterránea, si Milei no se animara a un programa reformista y optara por uno más gradualista, que implicara el mantenimiento de un déficit fiscal superior al 2% del PBI y una continuidad en la asistencia del BCRA al Tesoro, la inflación del año próximo se ubicaría en 290%.

La campaña agrícola podría dejar un superávit comercial de u$s25.000 millones, aunque los resultados recién se verán a partir de mayo
La campaña agrícola podría dejar un superávit comercial de u$s25.000 millones, aunque los resultados recién se verán a partir de mayo

El ritmo del cepo y el calendario del FMI

También en el plano financiero/cambiario hay motivos para pensar en que el primer semestre puede haber una inflexión: hay un convencimiento entre los inversores en el sentido de que no se levantará el cepo de manera inmediata y que se pasará a un régimen de transición para los primeros meses.

En el interín, mientras la inflación se instala en los dos dígitos mensuales por el reacomodamiento de precios relativos, el dólar oficial mantendrá un ritmo relativamente controlado. Y el nuevo gobierno, con Luis "Toto" Caputo en la conducción económica, tratará de desarmar la bomba del déficit cuasifiscal.

Esa masa de dinero de los bancos colocada en el BCRA en cuentas con plazo de 24 horas – la ex "bola de Leliqs"- supera ya los $25 billones, y empezará el plan para su desarme. Las versiones que circulan en la city porteña apuntan a que Caputo intentaría un mix entre un rescate con efectivo -o sea, dólares- y otro con bonos. Y que el precio para la salida de los bancos desde esa posición hoy considerada riesgosa tendría un tipo de cambio mayor al oficial.

Es una versión que coincide con propuestas que han hecho economistas que formaron parte del equipo de asesores de Milei, como Carlos Rodríguez, que proponen la vigencia temporal de un desdoblamiento cambiario, hasta que progresivamente se achique la brecha entre el más bajo -que regiría el comercio exterior y para deuda indexada- y el libre, donde tendría acceso el público.

Cuando se mira la situación desde el mostrador del Banco Central, ese esquema gradual con una eventual duración de seis meses también tiene sentido: en el segundo semestre se alivia considerablemente el calendario de pagos con el Fondo Monetario Internacional.

Tras una ola de vencimientos por u$s6.590 millones de los primeros seis meses, luego restan "sólo" u$s2.216 millones. En teoría, en el primer semestre ingresarán al BCRA u$s5.540 millones por nuevos desembolsos previstos en el acuerdo "stand by", pero los diplomáticos con experiencia en negociaciones con el FMI argumentan que, en realidad, el acuerdo ya está caído y que no debe darse por seguro que ingrese ese dinero.

Más bien, la idea que predomina es que las autoridades del Fondo elegirán la actitud de ver primero las reformas de Milei y, recién después, acordar el nuevo cronograma de desembolsos y de cancelaciones.

Mirando el vencimiento de las Lediv

Lo cierto es que el dólar en el mercado financiero continúa bajando. Y también la posición a diciembre en los contratos de futuros del Rofex muestra una descompresión respecto de las últimas semanas.

Esto lleva a los analistas a considerar que los inversores ya no están esperando una devaluación con unificación cambiaria inmediata y libre flotación desde el primer día, a diferencia de la estrategia que había elegido la gestión macrista en diciembre de 2015, cuando desmontó el cepo rápidamente bajo la conducción de Federico Sturzenegger en el BCRA.

En realidad, la señal política más contundente la dio el propio Milei, quien dijo que una de sus mayores preocupaciones es que, para el desarme total de los controles cambiarios, deben previamente haber sido resueltos los riesgos de una hiperinflación, algo que él asocia con el abultado pasivo en el balance del Central.

La expectativa del mercado es que la unificación cambiaria llevará una período de transición en el cual podría regir un desdoblamiento cambiario
La expectativa del mercado es que la unificación cambiaria llevará una período de transición en el cual podría regir un desdoblamiento 

En su último reporte, la consultora del economista Gabriel Caamaño plantea que la expectativa del mercado es la convergencia al actual tipo de cambio exportador -"fifty-fifty" entre el dólar oficial y el contado con liquidación- que hoy cotiza en $650. Con la aplicación de la devaluación prevista para noviembre, esa cifra tendría un rango de suba hasta $730.

Claro que la estabilidad de la convergencia cambiaria estará supeditada a las señales sobre la voluntad de la reforma económica. "Nos preocupa principalmente cómo y cuándo se le pondrá fin a la dominancia fiscal, la cual creemos que fue un factor importante en los idas y vueltas en relación con las designaciones (Reidel, por ejemplo). Si ese proceso es gradual y no quieren arriesgarse a nuevas inconsistencias, necesariamente el proceso de unificación deberá serlo", apunta el informe.

Pero a la hora de analizar la baja del dólar también hubo quienes pusieron la lupa sobre las súbitamente famosas Lediv -las cuentas que establecen un "seguro de cambio" para los importadores-, cuyo volumen aumentó de manera explosiva en los últimos días hasta superar los u$s5.000 millones.

El Banco Central finalmente acotó la operatoria, luego de una andanada de críticas en el sentido de que las Lediv estaban fomentando un "rulo" millonario para quienes pudieran vender dólares caros en el CCL y comprar estas letras a $360 en el mercado oficial, con garantía contra devaluaciones.

Es una situación que muchos plantean como análoga a la gran masa de contratos futuros a junio por $10 que Cristina Kirchner le había dejado a Mauricio Macri a fines de 2015, cuando la cotización del paralelo era $14. En aquel momento, economistas de renombre, tales como Domingo Cavallo y Carlos Melconian, habían sugerido que se mantuviera por seis meses el dólar oficial, de manera de evitarse un costo fiscal millonario.

Ahora, en el caso de las Lediv que quedan como parte de la "herencia", también la vigencia de la mayoría de estos títulos es de seis meses. Otro incentivo adicional para que los nuevos funcionarios consideren extender la transición cambiaria durante el primer semestre.