BCRA quema últimos cartuchos para contener al dólar, con un mercado que ya piensa en devaluación post elecciones
Con un mercado cambiario virtualmente paralizado por los operativos policiales en las "cuevas" y las nuevas vueltas de tuerca a las regulaciones -que limitan el volumen operable en el dólar paralelo-, Sergio Massa apuesta todas sus fichas a transitar las largas jornadas que faltan para el domingo de las elecciones.
Pero, por más que en esas condiciones no pueda hablarse de un precio del blue que realmente sirva como referencia, siempre hay indicadores que marcan el nivel de nerviosismo de los ahorristas. Este martes, por ejemplo, se produjo el mayor pedido de dólares en billete al Banco Central por parte de los bancos privados.
La cifra fue de u$s114,2 millones, un volumen ya comparable con los peores momentos de corrida que se sufrieron durante la gestión de Alberto Fernández, como en el segundo semestre de 2020, cuando el Gobierno avisó anticipadamente que no podría seguir sosteniendo el nivel de ventas del cupo legal de u$s200 por mes a los minoristas.
El BCRA quema reservas para contener al dólar y ya piensa en una nueva devaluación
Otro dato que marca el termómetro del mercado: el Banco Central, en apenas una semana, ya tuvo que desprenderse de más de u$s440 millones para mantener relativamente controladas las cotizaciones del dólar MEP y el "contado con liqui", según la estimación de Portfolio Personal.
En este sentido, el candidato a presidente de Unión por la Patria viene de confirmar que parte del segundo tramo del swap con China se usará para intervenir el mercado cambiario, lo que provocó una leve caída en la cotización del dólar libre, que quedó en la línea de los $915.
La jornada estuvo, además, aderezada por noticias negativas en el frente de los pesos. Como ya habían previsto los economistas críticos del Gobierno y hasta los propios bancos que reclamaban la suba de tasas, el nuevo premio a los ahorristas por quedarse en plazo fijo no alcanzó para frenar la salida de pesos del sistema, que continuó en su ritmo de la semana pasada. Es decir, una caída mensualizada de un 13% en términos reales.
"Por un lado, era absolutamente necesaria, pero reconocemos que va a tener muy poco efecto. Más que nada, había que subirla para que, aunque sea, alguien piense algo o que algunos se queden", reconoce un ejecutivo de uno de los bancos privados del top 3 en depósitos.
Lo cierto es que en los últimos 30 días la salida de dinero desde los plazos fijos fue de $1,3 billón. Y estos números son previos a la polémica frase de Javier Milei sobre la inconveniencia de renovar plazos fijos y la definición de los pesos como algo que "no vale ni excremento".
Y al trajinar de policías y agentes de la AFIP, se agregaron nuevos gestos para el folclore político argentino, como el desafío que protagonizó Ramiro Marra, el candidato a jefe de gobierno porteño por el partido de Javier Milei, quien en un acto público se dedicó a vender billetes de un dólar a sus seguidores, a $1.000 por cada verde con la cara de Washington.
Mientras tanto, la apuesta de los bancos es que los ahorristas que salieron de plazos fijos se mantengan en las posiciones líquidas -como las cajas de ahorro- pero sin salir del sistema. Algo sobre lo cual muchos economistas de la city se han mostrado escépticos.
De acuerdo con el dato estimado por el economista Fernando Marull, el ritmo de salida registrado la semana pasada ya alcanzó un movimiento diario de $240.000 millones en colocaciones a plazo pero, además, de $350.000 millones en el segmento líquido o transaccional.
Inflación y tasas: discurso a contramano
De hecho, la salida de depósitos de plazo fijo no depende tanto de la comparación entre la renta y la inflación, sino sobre todo con la evolución del tipo de cambio. Y lo que argumentan los expertos del mercado es que cuando la expectativa generalizada es de una devaluación fuerte en el período de transición hasta el cambio de gobierno, no hay tasa de interés lo suficientemente alta como para dar una cobertura.
Lo cierto es que en estos días, se está registrando en los bancos un movimiento mayor al habitual en las secciones de cajas de seguridad, y en sucursales grandes del microcentro no es raro ver, en algunas horas del día, filas de clientes en una larga espera por acceder a sus depósitos extra sistema.
Mientras tanto, en fuerte contradicción con los movimientos en el mercado, el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, insiste en que el lunes post electoral se volverá al esquema cambiario de mini devaluaciones diarias -el crawling peg- que avanzaría a un ritmo de 3% mensual.
Y argumenta -sobre la base de la nueva medición semanal que hace el ministerio- que hay una clara tendencia a la desaceleración inflacionaria, que bajará desde el nivel de 12,7% registrado en septiembre a un escalón de 7%.
La cifra no sólo se ubica muy por debajo de la que prevé la encuesta REM del Banco Central, que da un promedio de 9,5% sino que va contra la "sensación térmica" de la cadena comercial, donde las nuevas listas de precios están llegando con remarcaciones superiores al 20%. Por otra parte, se empieza a sentir el efecto de la escasez en los productos cuyo costo está más vinculado al dólar.
Palpitando el dólar del lunes
El ruido de fondo de esta situación es la especulación sobre qué ocurrirá con el dólar el lunes posterior a la elección. Hay todo tipo de opiniones en el mercado, pero la tónica general es que la expectativa de una explosión cambiaria crece en la misma medida en que se percibe que Milei tiene chances de llegar a la presidencia.
Las encuestas tradicionales siguen marcando un escenario de relativa paridad entre tres tercios, con un probable escenario de balotaje entre Milei y Sergio Massa. Pero claro, hay otras formas heterodoxas de medir las expectativas: por caso, en los sitios de apuestas Milei paga $1,20, mientras Massa paga $6 y Patricia Bullrich $8,50.
En ese marco de incertidumbre, el BCRA usó una de las pocas armas a mano para tratar de influir sobre las expectativas, y puso nuevos contratos en el mercado de futuros. Sólo en la jornada del martes, movió un volumen equivalente a u$s1.740 millones para tratar de contener las cotizaciones.
Así, los futuros de diciembre -los que más llaman la atención, porque coinciden con el momento en que se realizará el recambio gubernamental- después de haber marcado una fuerte suba desde $800 hasta los $950, tuvieron un recorte hasta la zona de $890.
A primera vista, si se toma como referencia los valores del Rofex, no habría entre los operadores motivos para pensar en un sacudón cambiario el lunes post electoral: el precio fijado sigue siendo de $370 para fin de octubre, en línea con lo que prevé el equipo de Massa. Sin embargo, los veteranos de la plaza financiera recuerdan que lo que marca el mercado de futuros no es necesariamente la expectativa real sino el resultado de la negociación con un fuerte intervencionismo del BCRA.
De hecho, en los últimos días, en la medida en que se conocieron detalles sobre el plan económico de Milei, en el mercado se empezó a hablar de valores hasta 30% por encima del que hoy cotiza el blue.
El debate por las Leliqs, en el centro
Los cálculos de las consultoras comenzaron a proliferar cuando referentes de La Libertad Avanza plantearon la necesidad de rescatar el volumen total de Leliqs y pasivos del BCRA como condición para la dolarización.
Así, la consultora 1816 estimó que a una paridad de $1.000, la cantidad de dólares necesarios para ese rescate serían u$s30.000 millones. Pero con un tipo de cambio de $2.000, el requerimiento bajaría a u$s16.200 millones y que con una cotización de $3.000, los pasivos a rescatar apenas pasarían de u$s11.500 millones.
Por lo pronto, en el mercado de futuros, los contratos con vencimiento a abril 2024 están marcando un precio del dólar en $1.650.
Pero la opinión de los expertos es que el tipo de cambio dependerá de cuál sea finalmente la opción que se elija para resolver el problema de las Leliqs. Y desde el entorno de Milei se están escuchando algunas versiones inquietantes.
El economista Carlos Rodríguez, uno de los que dirige el equipo de asesores, planteó que, en un sentido inverso a lo que está haciendo el BCRA, se debe ingresar en un sendero descendente de tasa de interés para las letras que emite el Central.
Pero otros están planteando opciones más radicales, que implican canjes de bonos, algo que en el mercado suele asociarse con la idea de una licuación similar al célebre plan Bonex de 1990.
Carlos Maslatón planteó que una alternativa sería la de una "dolarización asimétrica", en la que se reconocería un tipo de cambio más bajo para rescatar el dinero circulante, pero otro más alto para los depósitos bancarios -es decir, el monto que está respaldado por las Leliqs-.
Los economistas de la línea ortodoxa creen que una alternativa parecida al plan Bonex va ganando cada vez más chances. Como planteó Roberto Cachanosky: "La alternativa que tiene el Central es hacer una especie de corralito para que los pesos no se vayan a refugiar en el dólar, o bien canjear por un bono; porque si se rescatan todas las Leliqs para devolverle los plazos fijos a los ahorristas, tendrán que emitir, y eso implica el riesgo de una hiperinflación".
Mientras tanto, los operadores de la City siguen con un ojo en las pantallas de cotización y con otro en las encuestas. A esta altura, el shock cambiario post electoral es asumido por todos como inevitable -aun en la eventualidad de que Massa pudiera pelear la elección en una segunda vuelta- pero lo que todavía está por verse es si se tratará de un ajuste ordenado o de un nuevo evento traumático.