Alerta en el Gobierno: una nueva acelerada de precios amenaza con derrumbar el plan de Massa
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El relevamiento interno que semanalmente realizan técnicos del Banco Central puso en alerta al equipo económico: a pesar de los últimos acuerdos rubricados entre Economía y las principales fábricas y cadenas de supermercados, los precios de los alimentos siguieron subiendo por encima del promedio de la economía.
Antes del fin de semana, Gabriel Rubinstein, viceministro de Economía, posteó en su cuenta de X (ex Twitter) que la inflación semanal -entre el 4 y el 10 de este mes- había arrojado 2,1%, por debajo del 2,5% de la semana previa.
El Gobierno, entre la inflación y los reclamos por Precios Justos
En las dos semanas que siguieron a la devaluación post PASO, la inflación fue del 4,8% y 3,8%, consecutivamente, de acuerdo a las mediciones del Ministerio de Economía.
Rubinstein no publicó cuánto dio la inflación de los alimentos; que fue lo que encendió las alarmas en el equipo que acompaña en la gestión a Sergio Massa.
El ministro-candidato se puso como objetivo mostrar en el tramo final de la campaña que la inflación se va desacelerando tras el shock de los precios tras la última devaluación. Por eso, le ordenó a Rubinstein que publicara los últimos relevamientos -que marcan esa tendencia-, y que repita el posteo los próximos días viernes.
Hay una preocupación máxima en el círculo massista. Uno de los colaboradores del ministro repite una frase que la escuchó en una reunión entre el equipo: "Si Sergio gana las elecciones, va derechito al libro Guiness".
Acuerdos de precios: Massa, presionado por las empresas
En algunas reuniones individuales con las compañías fabricantes de alimentos, los funcionarios escucharon las quejas de los ejecutivos. Algunos plantearon directamente que "así no se puede seguir", en relación al pedido expreso que hizo Massa para que el tope de aumentos mensuales, hasta las elecciones, sea del 5%.
Los industriales aseguran -y llevan esas carpetas a cada encuentro con funcionarios de Comercio Interior- que los proveedores de insumos aplicaron ajustes de al menos 10% este mes. Se trata de insumos clave para la fabricación: desde envases (vidrio y plásticos) hasta cartón y celofán.
Los ejecutivos también mencionaron las pautas salariales que deben afrontar y los mayores costos de la logística.
Esta tensión se va a reflejar pronto en las góndolas. Incluso mucho más que ahora, en la que ya se detectan exhibidores con muy pocas marcas para comprar; aun cuando se trata de productos de primera necesidad, como fideos o arroz.
Algunas de las principales fábricas del país optaron por producir lo mínimo y necesario para el abastecimiento. Pero de unas pocas marcas. Aquellos artículos que les dejan margen de ganancias. Nadie trabaja a pérdida.
Para poner un solo ejemplo, el gerente de un supermercado mayorista confió a iProfesional que una de las fábricas entregó apenas opciones de fideos: mostacholes (de la marca más cara) y tallarines, pero con un alza en el precio del 14%. Tómalo o déjalo, fue la instrucción del fabricante.
Precios de la carne: una a favor
Dentro de esta dinámica tan perniciosa, hay un dato que está jugando a favor de la inflación mensual: el precio de la carne.
Los denominados "cortes populares" registraron alzas de hasta 39% el mes pasado, que dispararon el índice hasta el 15,6% en el caso de los alimentos.
Este mes, esos precios se vienen manteniendo en las carnicerías. Al menos en las primeras dos semanas del mes.
Y en todo caso, se detectó una rebaja en los precios en el mercado de hacienda de Cañuelas. En estas dos primeras semanas, la caída del novillo en pie fue de 7,6%. Ya acumula un 15% de rebaja desde los máximos de la post devaluación.
Este descenso no se nota aún en las carnicerías. De acuerdo a la estimación del consultor Andrés Costamagna, la baja debería ser de $500 por kilo en los mostradores, posiblemente a partir de esta misma semana.
¿A qué se debe esta tendencia bajista? El mercado interno no acompañó la suba de los precios. Y las ventas en los comercios minoristas derraparon enre 30% y 35% según los distintos cortes.
El índice de inflación de septiembre, bajo la lupa
Massa, claramente, quiere mostrar que la inflación cae tras la explosión de agosto. Sin embargo, las cuentas no dan como para complacer al ministro.
Para que el IPC sea muy parecido al del agosto, la inflación de las próximas dos semanas deberían ser de 2% en cada una de ellas. Un registro muy posible, tomando en cuenta las últimas publicaciones de Rubinstein.
Si sube al 3% cada semana, la inflación trepará al 14%. Y si, al contrario, cae a un ritmo del 1% semanal, el IPC será de 10,7%.
De ninguna manera podría darse un índice de un solo dígito, que es lo que pretendía el ministro en plena campaña. El arrastre de agosto luce muy voluminoso.
En este contexto, Massa seguirá con la campaña congelando todos los precios que pueda. Ya lo consiguió con los combustibles, las tarifas del transporte público, el servicio de luz y gas domiciliario y las prepagas.
Ya habrá tiempo para desarmar la bomba. ¿Habrá?