Alerta por una súbita caída del consumo: ¿hubo "overshooting" en los aumentos de precios tras la devaluación?
Un dato conocido en la mañana del viernes en el mercado de hacienda de Cañuelas causó preocupación entre los operadores. Los precios de la hacienda en pie registraron una baja promedio del 12%, como producto de una sensible caída en las ventas en las carnicerías. De acuerdo a las estimaciones de los "abastecedores" -una suerte de intermediarios entre Cañuelas y los comercios minoristas-, la merma en la demanda de carne fue de entre 35% y hasta 50% durante la última semana.
El registro, el primero que surge sobre el impacto en el consumo popular tras la devaluación del 22% aplicada el lunes post PASO, podría estar dando cuenta de una probable sobrerreacción en la suba de los precios tras aquel movimiento del dólar.
En lo que va del mes, el precio de la carne se disparó nada menos que 62% en lo que va de agosto. El kilo de media res pasó de $1.120 a $1.820 en tres semanas. Se trata del aumento que pagan los carniceros y trasladan automáticamente al mostrador.
El precio del pollo estuvo apenas por detrás: escaló 54% en estas últimas semanas. En el caso de los huevos, la suba rondó el 31%.
La contracción en la demanda podría ponerle un techo a los precios. "Los consumidores no convalidan los últimos aumentos", dice a iProfesional Andrés Costamagna, experto en el sector.
Lo que sucedió con la carne, al menos como primera reacción tras la fuerte suba de los precios, puede marcar una tendencia en el resto del consumo masivo.
En la primera semana de agosto, justo antes de la devaluación pero ya cuando se percibía una aceleración inflacionaria, las ventas en los pequeños comercios del AMBA derrapó un 16,1% interanual, de acuerdo con la medición de Radar Scanntech.
En las grandes cadenas de supermercados, las ventas se mantuvieron, en líneas generales, favorecidas porque ahí las subas de los precios son más tenues que en el denominado canal tradicional (autoservicios y almacenes de barrio).
Apenas se produjo la devaluación, en esos comercios se notó una mayor afluencia de público que fue a abastecerse de alimentos, bebidas y productos de limpieza e higiene personal. Ese "stockeo" se da ante cada crisis cambiaria.
También hubo un crecimiento en las ventas de electrodomésticos, a sabiendas de que la suba del dólar provocaría un rápido ajuste en los precios, algo que sucedió al final de esa misma semana.
Disparada de precios por todos lados
Un relevamiento realizado por la consultora Eco Go, en base a publicaciones en tiendas oficiales, detectó que los precios de las computadoras se incrementaron 31,1% en agosto. Unos puntos por encima de la suba del dólar oficial, que fue del 27% desde principios de mes. El segundo rubro que más se encareció fue el de los juguetes, con un alza del 28,3%.
En tercer lugar se encuentran los medicamentos, con una suba promedio del 26,8%. Prácticamente lo mismo que el ajuste del tipo de cambio oficial. Por detrás, en el cuarto lugar del ranking de aumentos, se posicionan los teléfonos celulares, con un 26,1%. En el quinto, los artículos de limpieza, con una suba promedio del 22,1% en la primera quincena del mes.
En épocas de incertidumbre económica -y también política- como ahora sucede en la Argentina, incluso hay una sobrerreacción de parte de los empresarios y comerciantes. Hay un hilo común en la conducta: la búsqueda de una (lógica) cobertura. Nadie quiere perder no descapitalizarse en un contexto totalmente adverso y de incertidumbre total.
Crisis económica y campaña
La notable pérdida del poder adquisitivo seguramente impactará en las próximas elecciones. Ya tuvo un primer acercamiento en las PASO, con el ascenso vertiginoso de Javier Milei.
Las medidas anunciadas por Sergio Massa este domingo no llegan a compensar el castigo de la devaluación en los bolsillos de los consumidores.
Por eso mismo, el ministro-candidato tendrá el notable desafío de hacer campaña tratando de esquivar las balas de la coyuntura y, en simultáneo, vendiendo un futuro mejor. ¿Podrá? ¿El electorado le creerá?
Lo que se vio en las últimas jornadas prevé un escenario económico más que desafiante. A la aceleración inflacionaria se le suma una sociedad que empeora su nivel de vida, que de por sí ya venía castigado.
La recesión y caída del consumo se harán cada vez más notorias. A ese escenario se le sumarán nuevas subas de las tarifas de los servicios públicos, que el Fondo Monetario ya se encargó de adelantar.
Reservas en crisis y dólares apenas para aguantar
Los últimos informes de las consultoras económicas prevén que el desembolso de u$s7.500 millones del FMI pueden ayudar a sostener la estabilidad cambiaria hasta las elecciones de octubre, pero no mucho más.
La falta de dólares implicará una fuerte contracción de las importaciones y de la actividad. Y un Banco Central exhausto, que volverá a aplicar el "crawling peg" más temprano que tarde. Ahí también el FMI ya avisó: no quiere un atraso del tipo de cambio.
Massa firmó lo que Kristalina Georgieva puso sobre la mesa, tras una larga y extenuante negociación. El ministro-candidato sabe que el próximo partido se juega en 55 días. Y que, si la suerte lo acompaña, disputará el balotaje tres semanas más tarde.
Como se aprecia, será un partido muy disputado en una cancha embarrada, bajo la tormenta y con un frío cada vez más duro.