Golpe inesperado: por qué las exportaciones de carne vacuna se desploman un 25%
Desde que arrancó el año, las exportaciones de carne vacuna venían creciendo mes tras mes, en algunos casos a niveles históricamente altos. Esto, porque el golpeado mercado interno no fue capaz de consumir el exceso de oferta provocado por la sequía, que obligó a adelantar la faena de animales que no tenían pasturas en los campos ni alimentación para pasar el invierno.
Todo indicaba que en junio iba a seguir esta tendencia y la exportación subiría otro escalón, ya que se faenaron 1,3 millones de bovinos, la mayor cantidad mensual en lo que va de 2023, 15% superior a la de un año atrás, y la más alta para el mes de junio desde 2009 (cuando, cabe recordar, otra gran sequía se sumó a tres años de política antiganadera y el cóctel fatídico resultó en una liquidación brutal de hacienda que terminó por achicar un 20% el rodeo bovino nacional).
Incluso, en junio pasado el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) había otorgado certificaciones para exportar carnes bovinas por 64.171 toneladas, 1% más que el mes anterior.
Sin embargo, acaban de conocerse las cifras de comercio exterior del INDEC de junio, y nada fue como se pensaba: las exportaciones de carne cayeron casi 25% y, con alrededor de 50.000 toneladas, resultaron el menor volumen mensual en lo que va del año.
Por cepo al dólar y fletes, Argentina se convierte en "puerto sucio"
Según analistas y frigoríficos, los factores parecen ser varios, pero hay uno adicional y nuevo: los SIRASE (Sistema de Importaciones de la República Argentina y Pagos de Servicios al Exterior), con los que se tramitan los permisos para importar.
A fin de mayo, el Gobierno dispuso obligar a las empresas que contratan fletes a contar con una SIRASE aprobada para poder tramitar la fecha de pago al exterior en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), una medida para entorpecer y demorar todo lo posible la salida de dólares, que generó muchos pedidos rechazados y conflictos por aplicaciones retroactivas.
Luego de que el Banco Central argentino decidió postergar pagos por unos u$s 2.000 millones en importaciones de servicios y fletes, las compañías navieras comunicaron a los operadores de comercio internacional que en junio las exportaciones desde la Argentina deberían ser pagadas "collect" (por el destinatario). El país pasó a ser lo que se llama un "puerto sucio". Y la Federación de Cámaras de Comercio Exterior de la República Argentina (Fecacera) manifestó su "profunda preocupación" por el "impacto que las regulaciones al comercio exterior de bienes y servicios están teniendo en la operatoria del comercio internacional, lo cual afectará gravemente el desempeño y competitividad de las empresas y, con ello, la posibilidad de ingreso genuino de divisas".
En el caso de la carne, esto afectó fuertemente las exportaciones a China, que se realizan bajo el sistema CFR, en el que el flete queda a cargo del exportador (a diferencia del sistema FOB, que se usa con la UE, en el que lo paga el importador). Vale recordar que China representa entre el 75 y 80% de las exportaciones de carne argentina en volumen.
La publicación especializada Informe Ganadero destacó que en junio cayeron en más de 10.000 toneladas los despachos de carne bovina congelada deshuesada con destino a China. Y la cámara ABC, que nuclea a los principales exportadores del país, sostuvo que "la inesperada caída en los volúmenes exportados en junio, en un contexto en que la faena y la producción de carne bovina se mantuvo en elevados niveles de actividad, se debe, principalmente, a las dificultades que han surgido para el pago de los servicios de fletes en el exterior. Al ser incorporado el servicio de fletes al régimen del SIRASE, la aprobación de los giros al exterior para el pago de estos servicios se volvió dificultosa, con demoras excesivas y la imposibilidad de dar garantías a las compañías navieras para una fecha de pago determinada".
Precios bajos y caída de importaciones
Para peor, esta situación se dio en un momento comercial complicado, en que China había bajado abruptamente los precios. Al ser tanta la inseguridad de cobro, las empresas navieras comenzaron a presionar: "Algunas quieren el pago en dólares en el exterior. Otras aceptan que sea acá, pero con un tipo de cambio intermedio entre el oficial y el libre. Todas en alguna medida presionan", dijo el presidente de uno de los mayores frigoríficos.
Además, las restricciones aplicadas por el Gobierno a las importaciones impactan de otras maneras. Según un trader, "también influye que la caída de las importaciones hace que vengan menos contenedores al país, en cambio van más para Brasil. Y menos mal que no es un momento del año en que la demanda de contenedores de frío es abundante, como cuando tenemos que pelear con otros sectores, como la fruta". Hoy, enviar un contenedor a China cuesta entre 4.000 y 4.400 dólares, estimaron las fuentes.
"Toda esta mezcla de sobrecostos e incertidumbre comercial ha llevado a la cancelación de algunos servicios a los destinos que operan costo y flete", sostuvieron en otro frigorífico.
La caída de los volúmenes también es un boomerang para las arcas ficales: medidos en valor, los despachos de carne en junio ingresaron u$s215 millones, 22,5% menos que en mayo y 38% menos que en junio de 2022. Esos u$s 131 millones menos son casi u$s 12 millones menos por retenciones en el mes.