Una buena y una mala para la campaña de Massa: la inflación desacelera, pero el consumo llega frío a las PASO
Hay coincidencia entre las estimaciones que realizan en el propio equipo económico y en las consultoras privadas: la inflación sigue evidenciando una leve desaceleración en las últimas semanas, sobre todo en el rubro de los alimentos, que hasta hace poco aparecía como el más complicado de todos.
La tendencia a la baja -desde un pico mensual del 8,4% en abril- continúa en los primeros días de julio.
Mañana jueves, el Indec dará a conocer la inflación de junio, que la mayoría de las consultoras y también el equipo económico creen que empieza con "6". Se trata de un número muy elevado, que claramente va por encima de gran parte de los ingresos de la población, que no puede defenderse en negociaciones paritarias.
Las proyecciones para julio dan cuenta de un IPC que también se ubicaría por debajo del 7%, y "probablemente vaya por detrás de junio", según se ilusiona un funcionario del gabinete económico.
Massa espera por una inflación más baja que la de mayo
La clave hay que buscarla en el comportamiento de determinados rubros entre los alimentos que, luego de subir muy fuerte en la primera parte del año, ahora entraron en una dinámica menos agresiva. Al menos en las últimas semanas.
En ese grupo se anotan las carnes rojas y el pollo -no así el pescado, que mantiene una tendencia bien alcista-, las frutas y las verduras. También algunos farináceos, que registraron fuertes subas hasta hace poco, por culpa de la sequía y la dramática caída de la producción.
La desaceleración inflacionaria -a niveles igualmente insostenibles a mediano plazo- tiene una contracara: el enfriamiento del consumo y de la actividad económica en general.
La otra cara de la coyuntura da cuenta de un nivel de consumo en declive. Por ahora nada dramático. Pero esa merma se acentúa a medida que pasan las semanas.
Está claro que de acá a las elecciones, el escenario difícilmente mejore. Más bien, el propio Massa festejaría que la situación no empeore. Para eso, el ministro toma medidas bien de coyuntura como la de ayer, ofreciendo algo de crédito a tasas bajas para jubilados y pensionados.
Se enfría el consumo: ¿impacto político?
A medida que transcurren las semanas, con la inflación arriba del 100% interanual ya instalada, la dinámica del consumo popular siente el impacto.
Distintas fuentes sirven para testear el momento: desde los registros oficiales a las cámaras empresarias, que ya detectaron el incipiente enfriamiento de las ventas.
El Banco Central, por ejemplo, acaba de informar una caída de los préstamos al consumo a las familias: del 0,9% en junio respecto de mayo. Y del 14,6% versus junio del año pasado; nada menos, dando cuenta de la merma en la capacidad de la gente por tomar deuda y poder pagar las cuotas mensuales.
Dentro de los préstamos bancarios para el consumo, los más críticos son los "créditos personales", que tuvieron una contracción del 3,7% en junio versus mayo; y del 21,7% en relación a un año atrás.
En las compras con tarjetas de crédito, la caída interanual "real" llegó al 10,2%. Mientras que en los créditos prendarios, se registró una baja del 1,1% entre mayo y junio, y un retroceso del 12,0% contra junio del año pasado.
La caída en el nivel de financiamiento al consumo se verifica en distintos sectores. Lo acaba de medir la cámara que agrupa a los pequeños comercios: la CAME detectó una baja del 3,6% en el volumen de ventas en junio respecto a un año atrás.
Desde que comenzó la actual crisis cambiaria, en abril de 2018, la pérdida de los salarios formales ya superó el 18% desde entonces. Y alcanzó al 41,4% para los trabajadores "informales".
En todo caso, lo que sorprende en este 2023, al menos en el recorrido de los primeros seis meses del año, es que el consumo de los bienes "no durables" viene en ascenso. Es decir que aun con un quebranto notable en sus bolsillos, productos de una inflación que bordea el 120% anual, las ventas de bienes de consumo "inmediato" siguen en alza.
El fenómeno abarca algunos segmentos de bienes "durables", como los autos, ya sean cero kilómetro o usados. Incluso en esta Argentina con problemas de dólares, que impiden a las fábricas conformar a la demanda que tienen los consumidores.
Consumo: el deterioro se refleja en las góndolas
Según los últimos registros, el nivel de compras de alimentos, bebidas y productos de limpieza e higiene personal viene en declive, como consecuencia de la caída en el poder adquisitivo.
El consumo de productos de la canasta básica se contrajo 3,1% en mayo, en relación al mismo mes del año pasado, dando cuenta del deterioro de los bolsillos de la gran mayoría de la población, en medio de la aceleración inflacionaria. En el caso de la canasta básica alimentaria, la suba de los precios resultó del 122,6%, de acuerdo a la última medición del Indec.
La caída en las ventas es desigual: el mayor impacto se evidencia en los pequeños comercios de barrio, que venden más caro que las grandes cadenas de supermercados. En estos grandes negocios, las ventas crecen mientras que en los autoservicios y almacenes, se desploman.
El último relevamiento de la consultora Scentia, que monitorea la realidad del consumo masivo mes a mes, da cuenta de una dramática caída en las ventas de los comercios más pequeños.
Contra mayo del año pasado, las ventas en los almacenes y autoservicios ubicados en la ciudad de Buenos Aires se desplomaron 29%. En contraposición, las ventas en los grandes supermercados crecieron 7,8%, también contra mayo de 2022.