FINANZAS DE LA CRISIS

Sube la inflación en dólares en el "vecindario" con Massa presionado por el FMI para que Argentina devalúe

Argentina tiene una de las "inflaciones en dólares" más bajas de la región, como consecuencia de que los países vecinos revaluaron sus monedas nacionales
ECONOMÍA - 16 de Julio, 2023

Difícil de creer, pero la inflación argentina está entre las más bajas de la región, cuando se la mide en dólares. No es tanto por un mérito del país, dado que este año se volvió a retrasar el tipo de cambio, pero ocurre que casi todas las monedas sudamericanas se revaluaron frente al dólar, con lo cual el peso argentino ganó competitividad.

Salvo por los casos de Bolivia, Paraguay y Ecuador, todos los otros países sudamericanos sufrieron una mayor suba de precios, medida en dólares, que la que se registró aquí.

En otras palabras, es el mismo efecto que si Argentina hubiese devaluado de golpe, pero sin haber tenido que pasar por esa situación traumática. Y ahí reside uno de los argumentos que tiene el equipo de Sergio Massa para discutirle al Fondo Monetario Internacional, que sigue presionando para una corrección cambiaria.

En lo que va del año, la "inflación en dólares" de Argentina -es decir, cuánto subieron los precios si se los mide en moneda estadounidense en vez de hacerlo en pesos- fue del 3,9%.

La cifra surge de la combinación entre una inflación acumulada de 50,7% y una suba en el tipo de cambio oficial del 45%. Pero si se tiene en cuenta que la inflación de Estados Unidos en el correr de este año fue de 2,5%, entonces la suba efectiva de los precios argentinos en la comparación internacional queda reducida a 1,3% en el año.

El ministro Sergio Massa intenta resistir la presión del FMI para una devaluación, y recibió una ayuda indirecta en la revaluación de las monedas de la región

El ranking de la inflación en dólares

En la tabla de posiciones regional, la mayor inflación en dólares -o revaluación de la moneda nacional- corresponde a Venezuela. Mientras la cotización del dólar subió un 61,7% respecto bolívar en lo que va del año, los precios lo hicieron a un ritmo de 100,8%. En consecuencia, su inflación en dólares ya acumula un 24%.

El segundo puesto es para Colombia, que en el año lleva una inflación en dólares de 21,5%, no por el hecho de tener una alta inflación doméstica -es en junio dio apenas un 0,3% mensual y acumula un 6,1% en el semestre- sino por el hecho de que su tipo de cambio de revaluó. Para quien llegue a Colombia con dólares, habrá que desembolsar un 14,5% que a comienzos de año, fruto de la caída en la cotización del billete verde.

Lo mismo ocurrió en la otra moneda importante fuera de la zona sudamericana, el peso mexicano, donde también la revaluación estuvo en torno del 14%. Como, además, se registró en el semestre una inflación de 1,4%, eso arroja que la inflación en dólares acumula en el año un 15,9%.

Sigue en la tabla la moneda más importante para la economía argentina: el real brasileño. El país vecino es el principal socio comercial del país -hasta mayo, fue destino de exportaciones argentinas por u$s4.818 millones mientras que desde allí llegaron importaciones por u$s7.581 millones-.

Desde que Lula Da Silva asumió la presidencia, el real tuvo una recuperación de 8% frente al dólar. Como en ese período la inflación acumulada fue del 2,8%, eso arroja como resultado que los precios brasileños, medidos en dólares, se encarecieron un 11% en lo que va del año.

La siguiente inflación en dólares más alta fue la de Uruguay, donde también cayó la cotización de la moneda estadounidense. Es por eso que, a pesar de haber tenido una inflación baja, de apenas 3,78% en el semestre, cuando se combina con la revaluación de la moneda nacional y se miden los precios en dólares, arroja una suba de 9,4%. Es una situación que los argentinos conocen bien, por la reciente ola de "turismo de compras" que llega desde la vecina orilla y que ha sumido a Uruguay en un debate sobre la pérdida de competitividad de su economía.

Una situación similar ocurre con el sol peruano: la inflación doméstica es de apenas 2,81%, pero la moneda se revaluó un 4,7% frente al dólar. En consecuencia, la inflación en dólares que se registra en Perú es de 7,64%.

Y en el caso de Chile se repite el mismo cuadro: se combina una revaluación del peso por 4,5% con una leve inflación de 2,1% -en junio hasta se registró una leve deflación de 0,3%-. El resultado es que los precios, en dólares, acumulan un aumento de 6,7% en el año.

El real brasileño se revaluó frente al dólar: en consecuencia Brasil acumula una "inflación en dólares" del 11% en el año

Todos estos países tuvieron una pérdida de competitividad frente a Argentina. Entre las excepciones figura Paraguay, donde el guaraní también se revaluó un leve 1,26% frente al dólar mientras la inflación del semestre es del 2,2%. El resultado es una inflación en dólares de 3,4%.

Sigue luego el dolarizado Ecuador, donde se acumula una inflación de 0,9% en el semestre. Y, finalmente, el país que menor inflación revaluación registró fue Bolivia, que muestra una estabilidad casi absoluta en el año, con un peso que apenas registró una baja de 0,5% frente al dólar mientras la inflación acumulada es de 0,8%, lo cual arroja una inflación en dólares del 0,4%.

La región se revalúa ante el dólar

¿Por qué ocurre este fenómeno en la región? La explicación debe buscarse en las economías del mundo desarrollado, empezando por Estados Unidos. La inflación ha venido en consistente baja y los temores iniciales a una recesión se moderaron, lo cual -según la visión de los analistas- ha hecho que volviera a prevalecer la propensión al riesgo ante que las inversiones defensivas.

En otras palabras, eso implica que los inversores están más dispuestos a salir de los bonos y posiciones conservadoras para buscar rentabilidad en otros mercados. Un típico efecto de esta situación es el ingreso de capitales en América latina.

Es algo que se refleja en las subas de los mercados bursátiles de la región. Por otra parte, se están observando recuperaciones en las cotizaciones de las materias primas que exporta América latina, lo cual también es un factor que propende a las revaluaciones de las monedas nacionales.

El gran interrogante es si este fenómeno podrá extenderse mucho tiempo, dado que la Reserva Federal ha dado muestras de estar dispuesta a seguir apretando con mayores subas en las tasas de interés durante el segundo semestre.

Como suele ocurrir, ese tipo de restricción monetaria suele llevar al fenómeno de "vuelo a la calidad", que perjudica a las economías latinoamericanas porque revierte el flujo de los capitales desde el sur hacia el norte.

Resta ver qué tan dura será la corrección que haga la FED liderada por Jerome Powell y cuál sea el comportamiento del mercado de las materias primas. Pero, en el corto plazo, la tendencia sigue siendo a una revaluación de las monedas regionales frente al dólar.

Jerome Powell, jefe de la Reserva Federal, podría endurecer la política monetaria en el segundo semestre

La excepción argentina

En este cuadro, Argentina aparece como una excepción. Si bien también ha experimentado una suba de las acciones y bonos soberanos, se ha visto aislado de este fenómeno. En parte por su dificultad para acceder al mercado internacional de crédito, y además porque la sequía ha hecho que no pudiera aprovechar en todo su potencial el buen momento de los mercados de commodities.

La contracara de esta situación es que el país logró un alivio en el plano cambiario, dado el encarecimiento relativo de sus vecinos. En otras palabras, la presión para una devaluación aparece hoy menos fuerte que la que se observaba hace un semestre.

No es que Argentina tenga motivos para festejar, claro, porque esta baja inflación en dólares baja ocurre después de haber acumulado en 2021 un encarecimiento en dólares del 25% -contra una inflación de 7% en Estados Unidos- y luego, en 2022, otra "inflación verde" de 12,7% -contra un 6,5% en el IPC estadounidense-. Ese encarecimiento en dólares surge como consecuencia de una típica conducta de los gobiernos argentinos: el uso del tipo de cambio como "ancla" de los precios. Fue una situación que alcanzó su mayor expresión en 2021, cuando por cada tres puntos registraba la inflación, había apenas uno en la tasa devaluatoria.

Tras la firma del acuerdo con el FMI a inicios de 2022, el entonces ministro Martín Guzmán se comprometió a no volver a retrasar el tipo de cambio, pero la realidad es que fue una promesa incumplida. Al momento de su renuncia, la inflación en dólares seguía en un promedio de 25% anual. Recién con la llegada de Sergio Massa al ministerio se intentó revertir la situación, y se dio el hecho inédito, durante el último cuatrimestre del año pasado, en que el "crawling peg" superó a la inflación: un 28% de suba del dólar oficial frente a un 24% del IPC.

Esa tendencia se quebró en el arranque del año, al punto que en el semestre la inflación ya acumula un 52% frente a un tipo de cambio que sólo se movió un 45%. Ahí es donde reside la pulseada con el staff técnico del FMI, que ya en sus últimos informes venía reclamando una aceleración del "crawling peg" de manera que la tasa devaluatoria igualara al IPC.

Pero claro, hay motivos políticos que conspiran contra ese consejo. Uno es de orden técnico: hay quienes argumentan que una aceleración devaluatoria puede transformarse, en sí misma, en un factor inflacionario. La otra es de índole política: el Gobierno, siguiendo el manual clásico de las campañas electorales, sabe que la estabilidad cambiaria es uno de los mejores argumentos proselitistas.

El hecho de que los países vecinos hayan revaluado sus monedas y que ahora muestren inflaciones en dólares más altas que la Argentina le otorga al ministro Massa, justo en el momento en que más lo necesitaba, una inesperada ayuda para argumentar en contra de una devaluación brusca.

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