Argentina en el espejo de Pakistan: con cepo, subsidios energéticos y caída de reservas acaba de acordar con el FMI
¿Pakistan siempre estuvo cerca? Por cierto que los 15.579 kilómetros que separan a Buenos Aires de Islamabad dan una instantánea respuesta negativa. Pero, como recordarán los fanáticos de la Selección nacional, los pakistaníes estuvieron entre los pueblos asiáticos que se hicieron hinchas de la albiceleste en el Mundial de Quatar y asistieron en las madrugadas a los partidos de Messi y compañía.
Ahora, además aparece otro motivo de cercanía con la nación asiática: está atravesando una situación económica con muchos puntos en común con la Argentina: atraviesa una dura crisis financiera, se salvó de caer en default con el FMI gracias a la ayuda de China, tiene elecciones en octubre donde el gobierno lleva las de perder y… acaba de renegociar su acuerdo con el Fondo.
Es por eso que Pakistán se llevó la atención del mundo financiero este viernes: la forma en que se resolvió la situación puede dar la pauta sobre cómo se comportará el staff del organismo de crédito de ahora en adelante, empezando, sin ir más cerca, por el caso argentino.
Para Héctor Torres, ex representante argentino ante el FMI y uno de los referentes a la hora de analizar la relación con el organismo, Pakistán puede convertirse en "un espejo en que mirarnos", tras haber acordado una ayuda por u$s3.000 millones.
Recuerda que se trata de un país con 23 programas con el Fondo, que está próximo a elecciones, que tiene los desembolsos suspendidos desde el año pasado y que logró que el FMI reanudara la asistencia a cambio de un programa de ajuste, con aumento de impuestos y reducción a los subsidios de energía.
La crisis pakistaní llegó a tal punto que sus reservas internacionales cayeron a u$s3.500 millones, una cifra que no alcanza para un mes de importaciones en esta nación de 240 millones de habitantes y un PBI de u$s350.000 millones.
El gobierno del primer ministro Shehbaz Sharif chocó con el staff del FMI, por negarse a medidas de ajuste fiscal y apertura económica que le demandaban los funcionarios. Fue en la novena revisión de un acuerdo de facilidades extendidas -por un monto total de u$s6.500 millones- que surgieron las desavenencias entre las partes. El gobierno se negó a recortes presupuestarios, con el argumento de que podría generarse inquietud social.
Pero el Fondo se mantuvo rígido, por lo cual Sharif acudió a la ayuda de China para pagar vencimientos por u$s2.300 millones –"nos salvó del default", reconoció públicamente el primer ministro- hasta que finalmente se llegó a un acuerdo.
Pakistán aceptó una fuerte suba de tasas de interés de 100 puntos básicos y, sobre todo, aceptó ampliar la base tributaria y, además, un recorte en los subsidios a la energía y la eliminación de medidas de control cambiario.
Cualquier semejanza con la situación argentina, no es mera coincidencia.
Catástrofes y recortes fiscales
En el cierre contra reloj, también Argentina decidió echar mano a los yuanes para saldar su cuota de u$s2.700 millones y evitar caer formalmente en default con el FMI. Mientras tanto, el ministro -y ahora candidato oficialista- Sergio Massa intenta que la asistencia del organismo implique la menor complicación posible, sobre todo en términos cambiarios.
Aunque las cifras fiscales lucen mal -la mayoría de los economistas pronostican un déficit de 3% del PBI para este año, no sólo por encima de la meta de 1,9% sino también de la marca que se había logrado el año pasado-, es cierto que Massa viene mostrando un esfuerzo en el recorte del gasto público.
En el acumulado del año, el déficit cayó un 27,7% en términos reales, con el dato destacado de que entre los rubros que lideraron ese recorte figura los pagos del sistema jubilatorio, algo que le ha valido a Massa las críticas internas en la coalición gubernamental. De hecho, el ala más dura del kirchnerismo que manifiesta su simpatía por la candidatura de Juan Grabois, no duda en calificar la gestión de Massa como "de ajuste".
Aunque el Fondo acepta las explicaciones de Massa sobre el perjuicio sufrido como consecuencia de la sequía -un "game changer", al decir de la estricta subdirectora Gita Gopinath- igualmente reclama más compromisos de austeridad. Y con elecciones a la vista, Massa no parece tener mucho estímulo para seguir los recortes. Más bien al contrario, ya adelantó que piensa implementar un alivio para los asalariados que pagan el impuesto a las Ganancias, una medida que tendrá impacto sobre la castigada caja de la AFIP, cuya recaudación viene cayendo en términos reales a un ritmo de 8% interanual.
El caso de Pakistán puede marcar una pauta sobre el foco que hará el FMI: el rubro de subsidios a la energía es el primer objetivo que el organismo pone a los países con problema crónico de desbalance fiscal. Y su insistencia en ese tema va más allá de que se esté en un año electoral.
Massa puede argumentar que en los primeros cinco meses del año los subsidios energéticos tuvieron una caída real de 20%, según los datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso. De todas maneras, siguen siendo un 9% de los gastos corrientes totales. Y si se considera el rubro completo -que incluye el transporte y la asistencia a empresas de otros sectores- entonces los subsidios ascienden al 12,6% del gasto.
"Todos ustedes están subsidiados", fue la elocuente frase del economista Hernán Lacunza, coordinador del equipo de asesores de Horacio Rodríguez Larreta, al hablar ante un auditorio de empresarios.
Lo cierto es que Argentina no es el único país que puede argumentar que tuvo problemas económicos derivados del clima. El reporte del FMI sobre Pakistán también destaca que la nación asiática sufrió inundaciones catastróficas el año pasado, además de consecuencias negativas por la guerra en Ucrania.
Un cepo al estilo pakistaní
Pero el tema que más preocupa a Massa en este momento es que el FMI no lo fuerce a una devaluación. Tiene motivos económicos y políticos para ello. En la primera categoría, la argumentación es que un salto brusco del tipo de cambio generaría un efecto contagio inmediato a los precios, con lo cual se agravaría la inflación sin que se lograra una mejora real de la competitividad.
Y entre los motivos políticos, naturalmente, la historia argentina indica que ningún oficialismo puede ganar una elección tras haber devaluado.
De momento, el Gobierno está dando señales de volver a acelerar la tasa devaluatoria, con un "crawling peg" que, por primera vez en el año, se equiparó con el IPC.
Pero al Fondo le resulta insuficiente, como es lógico: no quiere que lo acusen de repetir la experiencia de 2018, cuando los dólares del "stand by" se esfumaron en pocas semanas.
"El FMI quiere evitar que Argentina se precipite en una crisis más profunda, pero tampoco le podés pedir un disparate. Si vos lo ponés en el dilema de ayudar a que no termine mal este gobierno o que empiece bien el próximo, no tiene alternativa", advirtió Torres en una entrevista con radio Milenium FM.
"Si le das dinero a este gobierno, de libre disponibilidad, para sostener un tipo de cambio en el que nadie cree, y todos están detrás porque es la renta más importante que reparte el gobierno, es difícil que eso ocurra", agregó el ex representante argentino ante el Fondo.
Su visión es que el Gobierno se equivocó al haber dejado trascender la estrategia argentina de querer intervenir en el mercado cambiario. Además, se mostró escéptico sobre que el FMI pueda aprobar un impuesto de 30% a las importaciones, como se estuvo rumoreando en los últimos días, porque podría chocar contra las normas de la Organización Mundial de Comercio.
¿Qué pistas puede dar el caso pakistaní? No muy promisorias para quienes pretender mantener el cepo a rajatabla. El informe del FMI señala que el nuevo acuerdo "stand by" apunta a la vigencia de un tipo de cambio que sea completamente determinado por el mercado.
Y agrega que, para el futuro, el intercambio comercial externo se mantendrá libre de restricciones. Señala expresamente que también se deberán remover las trabas en las transferencias internacionales de pago y que se terminará la aplicación de "tipos de cambio múltiples".
Todo un mensaje para Argentina: la paciencia del Fondo con el cepo cambiario difícilmente se prolongue más allá de las elecciones.