Entre internas y acusaciones, la CGT se dobla pero no se parte
"Cruje pero no se parte", graficó un dirigente cegetista acostumbrado a miles de internas, aunque advirtió por lo bajo: "…por ahora". Por ahora, la unidad de la Confederación General del Trabajo (CGT) se sostiene. Más allá del evidente malestar reinante entre los distintos espacios, había un tácito código de convivencia que comenzó a resquebrajarse a fine de abril.
La última crisis se desató en una serie de hechos que comenzaron con la confirmación de una reunión de un grupo de gremialistas con el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, siguieron con los actos por la conmemoración del Día del Trabajador y culminaron con la denuncia de una supuesta venta del edificio de Azopardo.
Comencemos por el principio. La reunión entre un grupo de la central obrera y Rodríguez Larreta despertó el enojo de los integrantes del Frente Sindical para el Modelo Nacional (FreSiMoNa) que lidera Pablo Moyano. De hecho, sostienen que las acusaciones de Mario "Paco" Manrique –referente de este sector- acusando a titular del UPCN (estatales), Andrés Rodríguez, de un acuerdo con Rodríguez Larreta fue, ni más ni menos que una provocación.
Desde CGT rechazaron de plano la denuncia y confirmaron que el proyecto para Azopardo es convertir al edificio en un museo. Y no solo eso, sino que solicitaron que la UNESCO lo declare monumento histórico. En realidad, lo que estaba en cuestionamiento era el encuentro no formalizado con el jefe de Gobierno de la Ciudad.
Admiten que la reunión con Larreta fue "mal manejada"
Uno de los participantes de la reunión afirmó a iProfesional que "ese encuentro se manoseo porque fue mal manejado; o blanqueas las cosas o se mantiene en silencio (lo cual siempre es muy difícil). En lo particular, soy partidario de hacer pública todas las reuniones con todos los candidatos, una vez definidos los mismos, para generar un diálogo y que expongan su plan de Gobierno y nosotros manifestemos nuestros reclamos". Es decir, en el pequeño grupo que charló con Rodríguez Larreta también hay diferentes posiciones.
Quien salió a admitir la charla con el precandidato presidencial del PRO fue Rodríguez, en su rol de secretario Adjunto de la CGT. Afirmó que "Larreta nos dijo que descartaba la reforma laboral", aunque las declaraciones públicas del titular del Ejecutivo porteño vayan por otro rumbo, ya que en sus exposiciones ante el empresariado afirmó que "tenemos que actualizar la legislación y terminar con la industria del juicio".
Aseguró que su primera medida sería "eliminar la ley de Multas", ya que hoy en "una PyME de diez empleados, uno te hace un juicio laboral y terminás pagando una indemnización que te voltea la empresa", por este motivo y entre otras cosas, "hace doce años que no crece el empleo privado en la Argentina". Explicó que "hay sectores de la economía que tienen alta rotación y movilidad donde eso aplica, por ejemplo, en el sector de la construcción", mientras que "hay otros mucho más estable donde aplica menos". En este sentido, sostuvo que se irá viendo "caso por caso" ya que "el seguro de desempleo no va para todo".
Pablo Moyano sostiene su "modo crítico"
Quien salió a marcar la cancha fue uno de los cotitulares de la central obrera, Pablo Moyano, quien consideró fue "un error de los compañeros", el encuentro con Rodríguez Larreta, ya que no representa un sector más "liviano" del PRO. Subrayó que a la reunión "no fue la CGT, fue un sector. Yo no me puedo sentar a hablar de una reforma laboral o de cambios en el modelo sindical con quien fue parte del modelo de Macri" y recordó su lucha en las calles contra la reforma laboral que se propuso durante la gestión anterior por las que casi termina detenido.
El camionero advirtió: "A mí que no me vengan con que Larreta es una derecha más light que la Bullrich (Patricia). Son todos lo mismo" y aclaró que "esa fue una de las razones por las que no participé del acto (del 1 de Mayo, que se realizó un día después): O enfrentamos a ese modelo económico… que ya te lo están diciendo. Larreta se cansó de decir que va a sacar las indemnizaciones".
Moyano recomendó "fortalecer los candidatos del Frente de Todos y ver qué soluciones van a traer el 10 de diciembre" y anticipó que desde los sectores de la derecha "van a venir por los derechos de los laburantes. Lo están diciendo". Además adelantó que "en el próximo consejo consultivo discutiremos hacia qué lado va la CGT. Creo que juntarnos con la derecha hoy es un mensaje hasta para los mismos dirigentes sindicales, son reuniones que no suman nada". Lo que no está claro es cuándo volverán a verse las caras.
Buscando un símbolo de paz
A la medida beligerancia de Pablo se le contraponen las señales de Hugo Moyano, quien participó activamente del acto por el Día del Trabajador en el estadio de Defensores de Belgrano, donde no solo privilegia la unidad en el movimiento obrero, sino que lo exige en el Frente de Todos para presentarse de modo competitivo en las próximas elecciones.
El líder de los Camioneros también se lo pudo ver en la reunión que en la sede de la UOCRA (construcción), donde recibieron a Esteban Bullrich, quien presentó los 12 puntos del Nuevo Acuerdo para la Concordia Nacional. Allí, el ex senador afirmó que "lo que nos une es más fuerte que lo que nos separa", y manifestó que "esta maldita grieta que nos ha hecho tanto daño no es más real que los miles de puntos de encuentro que tuvimos y seguiremos teniendo".
Según los voceros consultados, Hugo está decidido a limar diferencias con propios y extraños. Hoy su límite es Mauricio Macri, Patricia Bullrich o los libertarios de Javier Millei. Piensa que "cualquier gobierno de estos personajes deja a la Argentina al borde del abismo, porque vienen por los derechos sociales y laborales que se consiguieron en los gobiernos peronistas". Explican que "por eso ha decidido volver a estas reuniones donde se vuelve a encontrar con dirigentes de los que estaba distanciado, pero sabe que esos enojos son menores frente a lo que está en juego".
Daer rechaza el "dinamiten todo"
Por su parte, otro de los cotitulares de la CGT, Héctor Daer, participó del foro de negocios AmCham Summit 2023-Protagonistas de la próxima Argentina, que se realizó en un hotel de Puerto Madero donde hizo referencia a uno de los últimos documentos de la central, reclamando un acuerdo social "para ir a un país con desarrollo" y admitió que "hay un sector del mercado laboral formal que mide por debajo de los estándares que marca la pobreza. Esto tiene que ver con una situación del país que está empobrecido colectivamente, en término de activos y en término de ingresos".
Afirmó que "hay que buscar la recuperación de los ingresos. Hay una gran discusión de ingresos que hay que dar" y sostuvo que "en la pospandemia las diferencias entre los que más ganan y los que menos tienen es cada vez más amplia". De cara a las elecciones, no se olvido de las declaraciones de Macri y dejó un mensaje claro: "Hay que romper con la cuestión de que ‘yo asumo y dinamito'".
Del conclave también participó e secretario General de la UOCRA, Gerardo Martínez, quien tuvo una visión más cercana con algunos sectores de la oposición: "El que trabaja todos los días ve que el vecino gana lo mismo cobrando subsidios y se está generando una pelea de pobres contra pobres".
Agregó: "Si analizamos que no crecemos desde 2012, la pregunta que nos tenemos que hacer es: a qué se debe. Las reacciones individuales del sector sindical o empresarial no alcanzan". La aseveración de la falta de crecimiento se opondría a los propios números de la UOCRA, donde el avance del empleo registrado fue significativo en los últimos años.
Martínez relató: "Nosotros pensamos en una trilogía: desarrollo, producción y trabajo. Para que eso ocurra tiene que haber poder de la política, como representación en las definiciones estratégicas del país que necesitamos". Y continuó: "Si queremos resolver los problemas estructurales con una mirada ideológica nos vamos a equivocar. Para resolverlo necesitamos que haya una concertación".
En tanto, se mostró prudente al referirse a la reducción de la jornada de trabajo. Indicó que "me parece que muchos de los países están haciendo una experiencia en sentido de reducir la jornada laboral. Para lograrlo tiene que haber un acuerdo porque las medidas aisladas van a fracasar". Apuntó que "la cuestión es ver cómo vamos a repartir el trabajo".
No los une el amor, sino el espanto
Es evidente que la unidad de la CGT se sostendrá, por lo menos, hasta las próximas elecciones. Después, cada espacio podría tomar su rumbo, aunque no es el estilo de esta columna hacer periodismo de anticipación. El dato de cómo sigue la vida de la central obrera lo dio otra referente del FreSiMona, la secretaria de Igualdad de Oportunidades, Graciela Aleñá, quien aseguró que no habrá salidas ni renuncias de los moyanistas al consejo directivo, aunque las diferencias se han profundizado.
La también líder del Sindicato de Trabajadores Viales y Afines de la República Argentina (STVyARA) dijo que estaba "harta de las estupideces que dicen Daer y (carlos) Acuña (el otro cotitular)", y reclamó por las pocas reuniones de Consejo Directivo. Afirmó que la CGT "históricamente era pionera en todo lo que hacía a las necesidades de los trabajadores, y la verdad que hace años que esto no pasa".
Aleñá denunció que "yo lo viví en carne propia durante los cuatro años de macrismo, cuando quisieron hacer bolsa Vialidad Nacional, privatizarla y nunca tuvimos el acompañamiento. Muy por el contrario, había sectores de otros gremios que estaban más del otro lado que del lado de los trabajadores".
Remarcó que "me parece una falta de respeto, ante la situación que vive el país ya desde el año anterior, tres reuniones para decir que no están de acuerdo con la suma fija, que el acto no puede ser en la calle y todo al revés. Yo me levanté y me fui, no me parecía coherente. De hecho no fui al acto de la CGT" del Día del Trabajador. Parece que la unidad hoy está prendida con alfileres y solo se sostiene ante la amenaza de una reforma laboral que provoque un efecto dominó, afectando a los sistemas de salud y previsional.