Dólar, Inflación, Reservas: Se reducen expectativas devaluatorias pero la inflación futura aumenta
Los próximos meses serán complicados en términos de balance cambiario de acuerdo a la opinión de los principales operadores del mercado local y de Wall Street.
A esto habrá que sumarle el efecto negativo de la sequía y que los incentivos del sector agropecuario a liquidar son cada vez menores, el superávit comercial tiende a reducirse respecto a abril/mayo y el gobierno debe enfrentar pagos de intereses de la deuda en dólares por aproximadamente 1.000 millones.
Al fin de la semana el dólar paralelo cerró a 469 pesos, el dólar CCL a 455 pesos y el dólar MEP finalizó en 422 pesos. En tanto el dólar minorista terminó en 236 pesos y el dólar mayorista en 226 pesos, registrando una brecha cambiaria del 110%.
Luego de frenar la tercera la corrida cambiaria en lo que va del gobierno de Alberto Fernández, la primera fue en octubre 2020, la segunda en julio del año pasado, el equipo económico tiene tres objetivos claros:
-Evitar una fuerte devaluación del peso en el mercado oficial único y libre de cambios (MULC) antes de las PASO presidenciales del 13 de agosto.
-Intentar mantener la tasa de inflación en un sendero entre el 7 % y el 8 % mensual de aquí hasta fin de año considerando que el número de abril estará por encima del 7 % mensual. Los últimos números del proyección de abril del BCRA marcan un inflacion del 7,5 mensual para este mes y del 126,4 % anual para fin de año.
-Conseguir un adelanto de unos 10.800 millones de dólares de desembolsos del FMI que sólo alcanzarían para pagar los vencimientos qué quedan con el organismo para este año.
En ese aspecto el último informe de la consultora finaciera Consultatio Plus explica que: "en este contexto, el desafío para el gobierno ahora parece ser llegar a las elecciones sin un salto cambiario y el mercado no confía en ello, aunque se baraja la posibilidad de un adelantamiento de los desembolsos programados para este año por parte del FMI".
La disparada de los dólares financieros dos semanas atrás, evidenció el profundo deterioro de las condiciones macroeconómicas.
El informe señala además que se trata de un problema doble: tanto de los flujos como los stocks.
En términos de flujos, el impacto de la sequía sobre la liquidación del agro no pudo ser contenida por ahora con la última versión del dólar agro de 300 pesos frente a un dólar oficial de 225 pesos.
También hay que destacar que en términos de stock de reservas internacionales brutas alcanzó su nivel más bajo en la gestión Fernández y las reservas netas de acuerdo a las estimaciones de distintas consultoras oscilan entre los 1.000 millones las proyecciones más pesimistas y en 500 millones positivas las más pesimistas.
En cualquier caso, el peor registro desde diciembre del 2015 al finalizar el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner con Axel Kicillof en el ministerio de Economía.
¿Tiene posibilidades el Gobierno de evitar un salto cambiario?
Las herramientas para evitar un salto cambiario se reducen, y en este contexto el gobierno habría solicitado el adelanto de los desembolsos pendientes para este año por parte del FMI en torno a los 10,800 millones de dólares. Pero de aprobarse, difícilmente venga sin condicionalidad alguna.
De alguna u otra forma, el actual esquema cambiario - con un tipo de cambio real artificialmente apreciado - deberá ser modificado. La incógnita pasa por qué tipo de solución se propondrá.
En este punto tan conflictivo para el equipo económico el informe de la consultora se pregunta ¿Devaluación, desdoblamiento o se continuará con la mamushka de cepos?
Al respecto señala que: "los flujos están complicados y la actual versión del Programa de Incremento Exportador (PIE) no está mostrando viene dando los resultados que esperaba el gobierno".
Hay que considerar que desde su inicio el 12 de abril pasado la liquidación acumulada en 18 ruedas sólo alcanzó el 25 % de la meta inicialmente fijada por el gobierno de unos 8.000 millones de dólares
En comparación, a esta altura el primer dólar soja de 200 pesos de septiembre pasado había acumulado una liquidación equivalente al 131% de la meta inicial de 5,000 millones de dolares mientras que el dólar 2.0 de diciembre alcanzaba un 80% de la meta de 3.000 millones de dólares.
En cuanto al flujo de compras netas de dólares divisas por parte del BCRA la situación se torna más complicada.
El saldo acumulado es favorable pero apenas alcanza los 180 millones de dólares. En contraste, a esta altura el BCRA acumulaba compras netas por 4.000 millones y 1.250 millones de dólares con el dólar soja y con el dólar 2.0 respectivamente.
Pero lo más complejo es el futuro escenario cambiario por los dos sistemas anteriores. En este caso aparece una combinación que podría ser muy explosiva por la liquidación adelantada durante los primeros dos esquemas en los flojos a la que se suma el impacto de la sequía en los stocks.
Esto genera una caída de la oferta de dólares a la que se suma un aumento en la demanda de importaciones que aún se mantiene elevada y que por ahora se maneja de manera muy discrecional.
En abril, de acuerdo a los datos de CIARA-SEC, el sector agroindustrial cerealero-oleaginoso liquidó unos 2.435 millones de dólares frente a unos 3.171 millones de abril del año pasado lo que implica un 23% menos.
Lo alentador es que la semana pasada la liquidación promedio del dólar agro aumentó, pero a medida que pasan los días el esquema pierde atractivo porque se reduce la diferencia entre el dólar oficial y los dólares finacieros alternativos.
Por otro lado el aumento de la tasa de inflación y la aceleración del ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial implican que los exportadores tienen cada vez menos incentivos para vender esos dólares al BCRA.
Esta diferencia de atractivo para liquidar entre el dólar soja y el dólar agro se debe a dos factores.
En primer lugar, el primer esquema arrancó de entrada con un spread más alto frente al dólar oficial en comparación a las otras dos versiones.
Pero además ante la aceleración inflacionaria y el reducido stock de reservas internacionales, y en medio de una corrida cambiaria en los últimos días, el BCRA tuvo que aumentar el ritmo de devaluación del peso.
En ese aspecto, por lo que trascendió en el mercado finaciero, la intención del FMI no sería sostener la situación actual, sino buscar algún tipo de modificaciones en el régimen cambiario actual pero con un mayor respaldo en reservas internacionales netas (RIN).
En el menú de opciones se encuentra un desdoblamiento cambiario, tal vez la solución menos mala en el corto plazo, aunque tampoco descartamos que se pida una devaluación moderada.
En el plano local no hay drivers favorables. La macroeconomía del país continúa deteriorándose, con la inflación en alza y las reservas netas del BCRA siguen a la baja
Es cierto que tampoco hay motivos para contrarrestar los efectos del exterior pero de concretarse una renegociación del acuerdo con el FMI para adelantar los desembolsos de lo que resta de 2023 podría existir la posibilidad de conseguir una especie de pax cambiaria hasta las PASO del 13 de agosto próximo.