Dólar agro: preocupación por aumento de costos entre productores de alimentos y otros compradores de soja

En medio de la preocupación del Gobierno por una falta crónica de dólares agravada por las consecuencias de la sequía, el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció formalmente este miércoles las medidas que había anticipado, conocidas como "dólar agro". El nuevo esquema supone un incremento del 42% del tipo de cambio para los exportadores, que en alguna medida se trasladará a los productores, y estará disponible por períodos mayores a los que habían trascendido, que referían 45 y 90 días, respectivamente.

En rigor, se trata de un dólar fijo a $300 que estará disponible para la soja y los productos derivados de su procesamiento (harinas/pellets y aceites, biodiesel), desde el sábado próximo y hasta el 31 de mayo.

Para las llamadas economías regionales (yerba, arroz, frutas, maní, vino, entre otras), estará disponible hasta el 30 de agosto, se tendrán que ir anotando en el programa en los próximos días y deberán cumplir con requisitos en relación a Precio Justos, mantenimiento de empleos y programas de abastecimiento, de modo que aún es difícil evaluar el impacto real de la medida. 

En cuanto a la soja, más allá del alivio que pueda representar para algunos productores, varios sectores no muestran alegría alguna, debido a las distorsiones que puede generar en los eslabones de las distintas cadenas productivas, y porque, en vez de resolver cuestiones de fondo, solo pretende dar un alivio momentáneo a las arcas exhaustas del Banco Central (BCRA).

Dólar agro y el "plan llegar": ¿aire solo hasta julio?

Para el economista Juan Manuel Garzón, del IERAL de la Fundación Mediterránea, "desde el punto de vista de la microeconomía del productor, le va a venir bien a aquellos que todavía tienen granos no vendidos de la campaña pasada, y a los que vendan de la campaña actual, que está entrando en su etapa final y ha tenido pérdidas de rendimientos de 30, 40, 50% promedio". Así, es probable que represente un alivio para los productores en la cosecha actual, sobre todo a los arrendatarios, que son el sector que atraviesa la situación más crítica, por todas las deudas y costos que tienen que afrontar con una producción que será muy reducida.

"En cuanto a la macro, es un intento de incentivar la comercialización de existencias de soja y acelerar la de la cosecha nueva: el Gobierno necesita divisas y si logra que los exportadores liquiden un buen flujo, el Banco Central va a poder comprar una parte", sostiene. 

Dólar agro: el Gobierno busca otra vez incentivar la liquidación del campo.

Con el llamado ‘dólar soja 1", lanzado en septiembre del año pasado, el sector exportador liquidó cerca de u$s8.000 millones, y con el ‘dólar soja 2’, en diciembre, alrededor de u$s4.000 millones. "Yo creo que esta vez el resultado puede estar en el medio, entre u$s5.000 y u$s6.000 millones", estimó el economista, cifra a la que llega de estimar ventas de entre 8,5 y 10,2 millones de toneladas de soja (de la campaña pasada y la actual), a precios de exportación de este mes.

En la misma línea, un comunicado de la cámara de exportadores de granos y oleaginosas, CIARA-CEC, sostuvo que "la ventana de siete semanas podría implicar, si el mercado reacciona favorablemente, un ingreso de divisas estimado en u$s5.000 millones, según se analizó internamente". 

Para Garzón, "es una cifra que le viene bien al Gobierno para las próximas semanas, pero en un mes y medio o dos se agota: no hay programa que permita recuperar la pérdida de divisas que se va a producir por la sequía con esta cosecha, que nosotros calculamos en unos u$s18.000 millones". Así, sostiene, se genera un interrogante sobre qué pasará en junio o julio: si no hay alguna otra modificación de tipo de cambio, ¿habrá un dólar soja 4?

Pollos, aún esperando las compensaciones del dólar soja 2

El panorama luce complicado para los sectores que no son vendedores sino compradores de soja, porque van a encontrar una soja más cara. Entre estos grupos damnificados están los productores de proteína animal, léase carne vacuna, porcina, aviar, leche, huevos, además de otros sectores también complicados, como las Pymes que producen biodiésel de soja para el mercado interno. 

"Hay que ver a cuánto se va la soja, pero eso se traslada automáticamente e impacta directo en el precio. Calculo que nos va a pegar como la vez pasada, ayer ya había operaciones en $100.000 y 110.000 por tonelada", dijo Roberto Domenech, presidente de la cámara de empresas avícolas CEPA, en referencia al impacto que tuvieron con el dólar soja 2, que les aumentó los costos un 7% de golpe.

Según el directivo, el sector avícola consume 1,6 millones de toneladas de soja al año, entre granos y harinas. "Supongo que nos van a compensar como la vez pasada (con el ‘dólar soja 2’), pero la realidad es que estamos en abril y todavía no está publicado cómo y cuándo nos van a pagar la compensación del esfuerzo que hicimos en diciembre", sostuvo. 

El sector de los lácteos, otro de los afectados por una suba en el costo de la soja.

Lácteos, con mayor deterioro 

En el sector lácteo tienen una visión similar. Jorge Giraudo, coordinador del Observatorio de la cadena Láctea Argentina, estimó que "el impacto va a ser similar al del ‘dólar soja 2’, que subió los costos algo más del 10%, y ahora se agrava por la sequía". Habitualmente, los tamberos alimentan a las vacas con pasturas, reservas forrajeras (silos de maíz y heno de alfalfa) y granos. Ahora, producto de la sequía, se consumieron todas las reservas forrajeras y cuando quisieron hacer nuevas no pudieron por la sequía. "Entonces, ahora entran al invierno con el nivel de reservas casi nulo por la sequía, con la cosecha reducida y van a tener que salir a comprar con precios más altos", explica.

Para el experto, "lo único que hace esto es generar más complicación a un sector que viene duramente golpeado, con el agravante de que ahora más que nunca es necesario comprar expeller de soja afuera, y sabemos que eso contagia a precios de maíz y de otros concentrados". Es que, en las anteriores versiones del ‘dólar soja’, muchos productores de ambos cultivos que lo aprovecharon, al vender más soja no tuvieron necesidad de vender maíz, y esa menor oferta hizo subir también los precios del cereal.

Normalmente, dice Giraudo, "con un litro de leche se compran dos kilos de maíz o uno de soja;  ahora, eso que estaba en 0,80 para la soja y 1,50 para el maíz, va a empeorar: el precio de la leche se está actualizando pero lo hace por debajo de la inflación, producto del control de precios doméstico y el bajo poder adquisitivo de la gente, y en un escenario internacional con precios bajando en las cotizaciones que se liquida con un dólar de exportación retrasado. Es un combo que no ayuda para nada. Ni que hablar que también se va a encarecer la compra de agroquímicos, fertilizantes, repuestos de maquinaria importada, equipos de ordeñe, de frío y demás", se amarga.

Los productores de soja percibirán la mitad que en los países vecinos

Pese a que supone una mejora en el precio, este sistema tan distorsionado de tipos de cambio diferentes y retenciones hace que el aumento del "dólar agro" para la soja siga estando muy lejos del valor que perciben los productores de los países vecinos. Santiago del Solar, productor y ex funcionario agrícola, calculó que si la soja argentina asciende a unos $ 300 por dólar, serían unos $110.000 por tonelada (frente a los $ 87.000 que estaba), con lo que sigue percibiendo menos de la mitad del valor internacional. "El productor pasaría de recibir el 36 al 48% del valor internacional, en vez de casi el 100% que perciben en los países de la región".

En tanto, Elbio Lauricica, presidente de la entidad Coninagro, que agrupa a cooperativas, indicó que aunque resta analizar la letra chica de las medidas para ver cómo impacta en cada economía regional, en lo que hace a la soja "ya sabemos los resultados de este tipo de medidas parciales, que pueden beneficiar a algunos pero perjudican a muchos otros". 

En tanto, desde la asociación de productores de la provincia de Buenos Aires CARBAP, publicaron un comunicado fuerte, titulado "Otra vez la burra al trigo", en el que sostienen que la medida "no hace más que generar distorsiones en el mercado y promover consecuencias negativas en productores de distintas actividades conexas".