Jugada de Massa para "pasar el otoño": nuevo dólar soja achica la brecha cambiaria a 35%
La llegada del "dólar agro", que en sentido estricto es la tercera edición del dólar soja, ampliada a las exportaciones sectoriales -que gozarán de este beneficio durante un lapso de tres meses- da la pauta de la gravedad de la situación financiera en el país.
Pese a las críticas de toda índole -desde el disgusto político que provoca en el kirchnerismo hasta la alarma de los economistas preocupados por el impacto de expansión monetaria, pasando por el poco entusiasmo que dejan ver en el Fondo Monetario Internacional y los propios productores sojeros- la medida igual se terminó imponiendo como el urgente "parche inevitable" ante el deterioro de las arcas estatales.
Hoy, con reservas netas por debajo de u$s1.500 millones y una crisis histórica en el campo que recortará ingresos de divisas por al menos u$s15.000 millones, el Gobierno se ha fijado la meta de "pasar el otoño".
Suena a un objetivo poco ambicioso, sobre todo si se tiene en cuenta que es la época del año tradicionalmente más benigna desde el punto de vista financiero, porque coincide con la liquidación de la cosecha gruesa. Sin embargo, este no será un año cualquiera: a la ya complicada situación económica previa a la sequía se le agrega el impacto de menores exportaciones, un calendario de pagos de deuda más exigente que los años anteriores y además… hay elecciones.
En ese marco, el trimestre abril-junio apenas recibirá un aporte del campo por u$s8.960 millones, según una proyección de la Bolsa de Comercio de Rosario realizada antes de conocerse la implementación del nuevo "dólar agro". Es una cifra modesta cuando se la compara con los u$s12.958 millones del otoño 2022, que fue un 45% mayor.
Caja para hoy, dudas para mañana
En los cálculos de Sergio Massa, un nuevo incentivo ayudaría a atenuar esa caída, de manera que la escasez de dólares no resulte tan aguda a mediados de año y se pueda esquivar un escenario de volatilidad cambiaria como el que -pese a los buenos números de exportación- se vivió el año pasado.
¿De cuánta plata estamos hablando? Todo dependerá de la capacidad del ministro para "seducir" a los sojeros, pero ya están circulando algunas proyecciones preliminares. La consultora Eco Go estimó que se lograría un aporte de u$s9.200 millones, conformados por u$s2.400 millones de lo que todavía permanece en silobolsas, más una liquidación adelantada de u$s6.800 por la nueva cosecha.
Claro que, además de las urgencias por la caja de dólares, también hay una lupa en el impacto fiscal de la sequía. Se estima que la AFIP recortará en $1 billón el ingreso por concepto de retenciones a la exportación. Esa cifra equivale a más de un tercio de lo que se proyectaba recaudar por ese rubro.
En consecuencia, lo que intenta Massa con este nuevo "dólar agro" es que se adelante lo más posible la liquidación de las exportaciones para reforzar el segundo semestre. Como ya se analizó en profundidad durante las primeras dos ediciones del "dólar soja", esta medida es un remedio de corto plazo, porque al ingreso que se produzca mientras dura el incentivo exportador le sobrevendrá luego un efecto de "bajón" en los ingresos.
Y lo que deja en evidencia es que el ministro está más preocupado por la posible inestabilidad que se produzca a mediados de año -justo en el cierre de la campaña electoral previa a las PASO- que lo que ocurra sobre fin de año, un momento para el cual se espera contar ya con el aporte de la cosecha de trigo, que será mejor por el fin del "efecto Niña".
La crisis derribó las resistencias
En realidad, una tercera edición del "dólar soja" ya prácticamente no genera resistencia a nivel político: el kirchnerismo, que se en su momento se había escandalizado ante lo que consideraba una claudicación frente al "lobby devaluador" y que definía a las medidas de Massa como "la resolución 521" -porque era el inverso de la recordada 125, que establecía retenciones móviles- ya tiene asumido que esta es una batalla perdida.
El propio Massa dio por saldada la discusión política en una entrevista, en la cual rechazó los calificativos de "condicionamiento" o "chantaje" para calificar al tipo de cambio preferencial para los productores sojeros.
"Tenemos visiones distintas. Yo creo que lo mejor es lo que le da resultado a la Argentina, y no vivo la administración de tensiones como un chantaje sino como la responsabilidad que tiene alguien de encontrar los puntos de equilibrio", dijo Massa.
Pero el hecho de que, desde el punto de vista político, Massa tenga allanado el camino para volver a implementar un dólar especial para los sojeros no implica que no persistan las dudas entre los expertos del negocio agropecuario. La principal es si sigue habiendo margen como para que los productores liquiden sus stocks, ahora mucho más menguados y con la perspectiva de una mala campaña.
A inicios de septiembre, cuando se puso en práctica la primera versión del "dólar soja", había en los silobolsas unas 22 millones de toneladas, con lo cual se consideraba alcanzable la meta de una venta por u$s5.000 millones. De hecho, los productores respondieron con entusiasmo, vendiendo 10 millones de toneladas.
Ya en la segunda edición, en diciembre, el stock de producto en los silobolsas era mucho más reducido, no llegaba a 11 millones de toneladas, y el resultado final, aunque fue satisfactorio, reflejó esa menor capacidad almacenada: se vendieron 6 millones de toneladas que dejaron u$s3.100 millones en las arcas del Banco Central.
Una eventual tercera edición del "dólar soja" ya supondría un panorama muy diferente: se estima que hoy la existencia de soja en manos de los productores supera apenas los 5 millones de toneladas. Y esto deja planteada la pregunta sobre si el incentivo será suficiente como para que los productores quieran liquidar o si, por el contrario, se apegarán a una conducta defensiva e irán regulando sus existencias de acuerdo con sus necesidades de financiamiento.
La calculadora de los sojeros
En el equipo de Massa estiman que el precio que derrumbará las dudas es el de $300. De esa manera, los productores tendrán un impacto equivalente al de una devaluación que suba el precio del dólar un 44%.
O, dicho de otra forma, será la forma de atenuar el mayor desincentivo que tienen hoy los exportadores: la creciente brecha cambiaria, que hoy se ubica en 89%. Con el nuevo dólar agro, esa brecha se acortará a "apenas" un 35%.
La cuenta que hacen los productores rurales es la siguiente: hoy la soja en Chicago cotiza a u$s553, pero el sojero recibe apenas u$s195 por tonelada. Es decir, apenas un 35% de la cotización internacional que llama la atención de los funcionarios.
¿Cómo se llega a esa cifra? De los u$s553 que recibe el productor cuando exporta, se debe restar un 33% que se queda la AFIP por concepto de retenciones. Quedan u$s370, que se liquidan al tipo de cambio oficial -hoy en $209-, lo que implica que ese monto se cambia por $77.436. Y, como el sojero necesita divisas para afrontar sus costos, recurre a la conversión de esos pesos en el MEP -que hoy cotiza a $396-, con lo cual en el mercado obtiene los u$s195.
Con un nuevo tipo de cambio preferencial a $300, la cuenta cambiaría sustancialmente. El productor recibiría del Banco Central $111.150 por cada tonelada de soja, que a su vez, en el mercado financiero, se transforma en u$s281. Esto significa un 51% del valor de la soja en el mercado internacional.
Efectos secundarios sobre la inflación
En los hechos, este nuevo incentivo exportador tiene, para el productor, casi el mismo efecto que una suspensión temporaria de las retenciones. Si, en vez de darle un tipo de cambio preferencial, el Gobierno hubiese optado por llevar las retenciones a cero, entonces los sojeros terminarían embolsando $115.500 por cada tonelada exportada, con lo cual se obtendrían u$s292 en el mercado MEP. En otras palabras, se quedarían con el 53% del valor internacional, apenas dos puntos por encima de lo que les dejará esta tercera edición del "dólar soja".
Como siempre, queda también el "efecto secundario" del nuevo incentivo a los exportadores. Comprar un dólar a $300 y luego vendérselo a los importadores a $209 no es gratis: implica que, por cada dólar liquidado por los sojeros, se volcará al mercado $91.
Se estima que en la primera edición del dólar soja realizada en septiembre, la expansión monetaria derivada de ese esquema fue equivalente a 1,4% de la base monetaria, y que en la segunda, de diciembre, la expansión fue equivalente a 0,7%.
Esta vez, según algunas proyecciones, se podría estar en un ratio similar al de la última versión, lo cual supone una cuota de nerviosismo para una economía inflacionaria en la que los precios ya corren a una velocidad crucero de 7% mensual.