• 23/12/2024

Massa, "recalculando" la crisis: nuevos datos del campo agravan recorte en la entrada de dólares

A la sequía se le suma el efecto de la helada: los últimos reportes hablan de una merma de u$s10.000 millones. Massa pone a prueba su capacidad negociadora
27/02/2023 - 15:20hs
Massa, "recalculando" la crisis: nuevos datos del campo agravan recorte en la entrada de dólares

Era el dato más esperado por el Gobierno, pero apenas si dio para un festejo fugaz: el crecimiento de 5,2% que acaba de confirmar el Indec para el PBI de 2022 terminó opacado por el cúmulo de malas noticias.

Para empezar, que los analistas económicos se encargaron de empañar el festejo al poner de manifiesto que al menos tres puntos de ese 5,2% obedecen al "efecto arrastre" del año anterior. Y, peor aun, que ya es indisimulable el freno en la actividad, como lo demuestra el hecho de que los últimos cuatro meses registraron caídas respecto del mes anterior, mientras que ya en diciembre hay incluso una caída en la comparación interanual.

En contraste con el optimista pronóstico de Sergio Massa -que espera un tercer año consecutivo de suba del PBI, con un crecimiento en torno al 3,5%- los economistas siguen recalculando a la baja sus proyecciones. En la encuesta REM del Banco Central, la cifra esperada es un magro 0,5% y ya hay quienes directamente esperan una recesión. Por caso, la consultora LCG proyectó una caída de dos puntos.

El hecho en el que se funda ese escepticismo es, sobre todo, el problema irresuelto de la escasez de dólares. En enero y febrero apenas entraron u$s1.300 millones por aporte de la exportación agrícola, lo que implica una brusca caída de 46% en comparación con el arranque del verano pasado.

Las reservas netas del Banco Central, en el entorno de u$4.000 millones, está muy lejos de la meta comprometida con el Fondo Monetario Internacional, que implica que a fines de marzo se deban acumular u$s7.800 millones.

En realidad, la preocupación del Gobierno no se basa tanto en una eventual reacción enojada del FMI: ya se da por descontado que se encontrará alguna fórmula -sea un "waiver" o una cláusula de excepción-, de manera tal que los desembolsos previstos en el "stand by" no se cortarán. De eso habló el viceministro Gabriel Rubinstein en su viaje a Washington para revisar los números con el staff técnico del Fondo y hay una percepción generalizada de que el organismo no adoptará medidas que puedan empujar al país a una crisis en plena campaña electoral.

Massa con Kristalina Georgieva: el ministro aspira a que el FMI compense a Argentina por los perjuicios indirectos de la guerra de Ucrania
Massa con Kristalina Georgieva: el ministro aspira a que el FMI compense a Argentina por los perjuicios indirectos de la guerra de Ucrania

En cambio, el motivo central de preocupación es que la crisis climática en el campo obligará a rehacer todos los cálculos de Massa y su equipo. Y los números que surgen de la nueva cuenta son como para esperar una turbulencia financiera.

Podía empeorar, y empeoró

Cuando ya parecía que se había escuchado todas las malas noticias, en las últimas horas se conoció un nuevo informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires que pinta un panorama desolador. A los problemas de la sequía, se le sumó el efecto de heladas tempranas.

Así, la campaña de soja, que en el anterior informe había sido estimada en 38 millones de toneladas -ya de por sí una pésima cifra, porque implicaba una caída de 12% respecto del año pasado- ahora volvió a calcularse en apenas 33,5 millones. Lo mismo ocurre con el maíz: ya en la proyección anterior de 44,5 millones de toneladas se había calculado una caída de 15% respecto de la campaña anterior, y ahora esa cifra vuelve a empeorar con un probable volumen de sólo 41 millones de toneladas.

Lo peor: con reservas hídricas agotadas en varias regiones agrícolas y sin perspectiva de lluvias significativas, nada indica que las proyecciones no puedan seguir corrigiéndose a la baja. Hay que remontarse a la campaña 2017/18 para ver resultados tan magros como los que podría dejar este año.

De hecho, hay consultores que hablan de "la peor cosecha de los últimos 14 años", y no descarta que el volumen cosechado de soja pueda finalmente caer al nivel de 32 millones de toneladas.

Advierten que la molienda de soja para la industria alimenticia podría tener una capacidad ociosa superior al 60%. Es este dato lo que lleva a los expertos a prever la situación de que el país deba importar soja desde los países vecinos, por un volumen de al menos seis millones de toneladas.

Las inclemencias climáticas obligaron a recalcular a la baja las campañas de soja y maíz: se espera un fuerte impacto sobre las reservas
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Un recorte de u$s10.000 millones

Traducido a dólares, esto hace que los recortes iniciales que calculaban los analistas del agro parezcan pequeños: hoy ya no se habla de caídas de u$s7.000 millones sino que hay quienes proyectan que la merma podría ser mucho mayor. Un trabajo de la Fundación Mediterránea plantea un escenario de caída de la producción del orden del 22%, lo que llevaría a que la exportación total de productos agropecuarios y derivados termine este año en u$s36.100 millones, una caída de u$s10.100 millones en comparación con el año pasado.

Son números que chocan con las expectativas que el ministro Massa había difundido al inicio del verano, cuando en discrepancia con la alarma que llegaba desde el campo, había calculado que la pérdida se limitaría apenas de u$s2.900 millones, y que parte de esa merma sería compensada por subas de precios en el mercado global.

Sin embargo, también en ese plano el mercado difiere con el ministro de Economía: la visión es que, a diferencia de lo que generalmente ocurre, este año no habrá una caída generalizada de la producción agrícola en toda la región. Más bien al contrario, se espera que haya una zafra récord en Brasil, que -salvo por la zona sur fronteriza con Argentina- no sufre el "efecto Niña" y ha recibido lluvias óptimas.

En el país vecino, el volumen de soja -se proyectan 153 millones de toneladas- no sólo compensará la caída del aporte argentino sino que lo superará con creces. Como, además, los stocks se mantienen altos también en Estados Unidos, la conclusión es que no habrá una situación de escasez que pueda empujar una suba significativa de precios en el mercado global.

Massa, recalculando

Lo cierto es que, a esta altura, Massa y su equipo ya están convencidos de que aquella proyección optimista de hace algunas semanas ya no tiene sustento. Y de hecho esa es la argumentación que el viceministro Rubinstein llevó a Washington, para explicarle al FMI por qué el país necesita un trato más laxo que el previsto en la carta de intención.

Al mismo tiempo, en India, donde asistió para la cumbre de ministros de finanzas del G20, también Massa habló del impacto climático sobre la escasez de dólares. Lo hizo con Kristalina Georgieva, directora del FMI, a quien le insistió con reclamos que ya forman parte permanente de los discursos de Massa en los foros internacionales: la necesidad de bajar los "sobrecargos" que cobra el Fondo en los programas de refinanciación y la urgencia por compensar a las economías emergentes por el perjuicio que sufrieron a consecuencia de la guerra de Ucrania.

"Argentina cumplió su programa, pero el Fondo Monetario no está cumpliendo con Argentina el revisar cómo van a compensar a los países que pagaron el costo de la guerra con su economía. Es un problema a resolver", había dicho Massa en noviembre, durante la anterior cumbre del G20 en Indonesia. Según los cálculos del ministro, la guerra le costó a Argentina u$s5.000 millones, de los cuales u$s3.800 se explican por el encarecimiento del gas que el país importó durante el año pasado.

Ante el agravamiento en la escasez de divisas, el Gobierno da señales de intensificar las restricciones a la importación: los economistas proyectan un freno en la economía
Ante el agravamiento en la escasez de divisas, el Gobierno da señales de intensificar las restricciones a la importación: los economistas prevén freno en la economía

La realidad es que, este año, Massa espera que la cuenta de importación de energía se reduzca en al menos u$s2.500 millones, lo cual reduciría a menos de la mitad el déficit comercial de ese rubro, que el año pasado cerró en u$s4.470 millones. Para eso, claro, tiene que completarse en tiempo y forma el tramo en construcción del gasoducto Kirchner.

En todo caso, ese ahorro quedará neutralizado y superado por el dato de los dólares de menos que podría dejar la exportación agrícola. En definitiva, la perspectiva de los economistas es que las reservas del Banco Central seguirán tan castigadas como el año pasado, o tal vez más.

La contracara de esa situación es la intensificación del "apriete" importador, un dato que el propio viceministro Rubinstein no sólo no negó sino que mencionó como parte del manejo "creativo" de la gestión económica.

"Ya que nos vemos obligados a controlar importaciones (por no poder unificar mercados), nos propusimos hacerlo realmente bien. Con un doble objetivo: minimizar salida de dólares, minimizando afectación de la producción", escribió el viceministro en su comentada columna periodística. Y celebró que las importaciones, que en junio-julio promediaban u$s6.300 millones mensuales -sin contar la compra de energía- se redujeron un 22% hacia fin de año.

Una estrategia que no es gratis, claro está: los industriales, que han visto crecer el nivel de capacidad ociosa en las fábricas hasta el preocupante registro de 36,2%, siguen advirtiendo sobre un inexorable freno a la producción.

Es en ese marco de pesimismo que se han reflotado iniciativas que parecían descartadas, como por ejemplo una eventual tercera edición del "dólar soja". Implicaría una medida de emergencia para ayudar a engrosar las reservas, en caso de que el FMI se muestre más duro de lo esperado.

Sin embargo, nadie ignora un efecto de "rendimiento decreciente": se estima que hoy sólo restan en los silobolsas unas cinco millones de toneladas, la cuarta parte de lo que había cuando se aplicó este estímulo a los roductores sojeros por primera vez, en septiembre, cuando se logró el ingreso de u$s8.000 millones.