Los próximos 100 días de Massa: las claves de lo que viene para dólar, inflación y tasas de interés
Sergio Massa está convencido de dos cosas: una, que le pudo torcer el brazo al "mercado", que presagiaba un estallido del mercado del dólar y de la inflación para antes de fin de año. La palabra hiperinflación se había instalado en la agenda pública como una posibilidad cada vez más cercana.
La segunda cuestión ya tiene que ver con lo que vendrá: el ministro volvió a insistir, antes del fin de semana, con que la inflación caerá al 3% mensual una vez que pase el verano. El gremio de los economistas profesionales cree que Massa exagera en su optimismo. "Será muy difícil que la inflación baje del 5% en los próximos meses", dice Ricardo Delgado, director de la consultora Analytica, una de las de mayor reputación en el mercado.
Si fuera así, una inflación de 5% mensual significaría un IPC del 80% para 2023. Un escenario intermedio entre lo que Massa escribió en el Presupuesto del próximo año (60%) y el promedio de opiniones de los consultores (100%).
Desde Economía afirman que utilizarán todos los instrumentos a mano para cumplir con aquella proyección oficial, que hoy parece improbable.
Objetivo: mejorar expectativas
"Tenemos que derrotar la idea de que la Argentina es un país inviable porque el mundo nos da una enorme oportunidad", dijo el titular de Hacienda justo antes del fin de semana.
El ministro quiere valerse del buen dato de inflación de noviembre para enviarle una señal al mercado. La clave hay que buscarla en un tuit de Gabriel Rubinstein, su número dos en el Ministerio, de quien nadie duda su identificación ortodoxa.
"Mejor política fiscal, mejor política monetaria, importante proceso de acumulación de reservas, acuerdos de precios bien diseñados y coherentes con los fundamentos macro. #ArgentinaAvanza en camino al superávit fiscal primario y dólar único. Falta mucho, pero estamos avanzando", escribió Rubinstein.
Por eso mismo, y a pesar de que algunos funcionarios del gabinete económico se habían entusiasmado con la posibilidad de bajar la tasa de interés aprovechando la desaceleración inflacionaria, no habrá apuro en hacer ese movimiento.
En el equipo económico no quieren correr ningún riesgo adicional. Bajar la tasa sería muy peligroso, asumen. Se vienen, de hecho, múltiples y ajustadísimos vencimientos de la deuda en pesos. Cualquier desvío serían pesos que el Banco Central debería emitir, y que luego irían irremediablemente a recalentar el mercado cambiario.
Uno de los grandes desafíos que tendrá Massa será no perder más terreno con la competitividad del dólar. ¿Cómo hacer para sostener un "crawling peg" similar (o incluso positivo) respecto de los demás precios de la economía sin que ese movimiento se traslade a la inflación?
Pasar el verano
El modo "conservador" para evitar sobresaltos con el dólar se complementará con la seguidilla de acuerdos de precios que el Gobierno está cerrando ahora, y que tendrán vigencia durante los meses estivales.
El propio Massa reconoce que se trata de una estrategia válida para el corto plazo, que es transitoria, pero a la vez necesaria para pinchar las expectativas inflacionarias.
"Diciembre es un desafío y estamos trabajando", se adelantó el ministro a lo que seguramente será un mes complicado para demostrar que el "plan verano" está funcionando. Diciembre y enero, a diferencia de noviembre, suelen ser meses calientes para los precios.
La única manera de ponerle límite, piensan en el Palacio de Hacienda, es con los acuerdos que se fueron firmando estas últimas semanas: desde alimentos a combustibles y los rubros calzados y medicamentos.
Los empresarios pusieron la firma y el compromiso de mantener a raya sus costos con la condición de que el Gobierno les asegure los dólares oficiales.
Ahí está el verdadero desafío de Massa: conseguir divisas para evitar la disrupción. "Es un trabajo mes tras mes. Cuando asumimos era día a día: había dólares para dos semanas", resumen desde Economía.
Cómo asegurar un comienzo de 2023 sin sobresaltos
El Gobierno se conforma con un inicio del verano sin disrupciones. Sin caos. Que el verano sea la plataforma para que la economía no caiga en una nueva crisis. Massa pretende un crecimiento del 3,5%, un escenario más optimista que el previsto por los economistas y por el Fondo Monetario ( 1,0%).
Parece difícil, incluso cuando se trata de una meta poco entusiasta. El inicio de la campaña electoral hace prever un escenario más complejo desde el punto de vista económico. Tanto o más peleado que este 2022 que se está despidiendo. En la Argentina siempre fue así.
El objetivo más difícil: ganar confianza
A la gestión oficial le falta ganar confianza de los agentes económicos. No solamente de parte de los empresarios. Deben mejorar las expectativas del ciudadano de a pie también, perdida después de años de crisis y golpes. Es cierto que por algo se empieza, y siempre es así. El tema es que la Argentina se encuentra a pocas semanas del comienzo de la campaña electoral, donde se jugará quién será el Presidente de los siguientes cuatro años.
Así como los inversores demostraron esta misma semana que no están dispuestos a financiar al Estado más allá del verano, por ahora esa sensación es compartida por el resto del empresariado y de los agentes económicos, en general.
Falta mucho camino para pensar en una recuperación de la confianza. Aunque los más optimistas pueden apoyarse en lo que dijo el ministro de Economía: hace 120 días, el escenario era de una inminente explosión. El estallido que no fue.