Massa cree que la inflación de este mes empieza con "5": por qué el nuevo dólar soja es clave para aplacar los precios
Sergio Massa se fue al fin de semana con preocupaciones -básicamente, por el escenario cambiario-, pero con una buena noticia. Su equipo, y también desde el Banco Central, le hicieron llegar la información de que noviembre cerraría con una inflación por debajo de 6%. En la autoridad monetaria creen, incluso, que el IPC de este mes sería del 5,5%.
Serían ocho décimas menos que en octubre, mes en que Massa no pudo demostrar que la dinámica inflacionaria se enfriaba, como él prometió: la inflación de septiembre había sido del 6,2%.
La desaceleración mensual se vincula por el efecto de los últimos acuerdos de precios, sobre todo en los grandes supermercados. El programa "Precios Justos" promete mantener sin cambios los valores de 1.700 productos hasta fin de marzo.
Lo más fuerte del acuerdo, sin embargo, pasa por si se cumplirá el compromiso de las grandes empresas fabricantes de alimentos, bebidas y artículos de limpieza e higiene, de ponerle un tope de 4% mensual al resto de los productos. A los que no entren en "Precios Justos''. Unos 30.000 que se venden en las góndolas de los supermercados.
Sobre este punto clave, todavía no queda claro que las compañías puedan cumplir con el objetivo: básicamente porque Economía todavía no les aclaró sobre la cantidad de divisas a los que podrán acceder a la cotización oficial del dólar, unos $172 al último viernes. Contra los $330 que vale el contado con liquidación.
El otro ancla que empezó a funcionar es el efecto del enfriamiento económico. La menor demanda de los consumidores le estaría poniendo un límite a la inflación de distintos sectores que venían muy calientes, como la indumentaria y los restaurantes. Habrá que esperar a los números oficiales para constatar esta apreciación que funcionarios del gabinete económico hacen en "off the record".
La obsesión de que la inflación no llegue a 100%
Es una cuestión más psicológica, de impacto visual e incluso de expectativas, que de algo relevante para el actual proceso económico. Pero Massa quisiera que la inflación esté por debajo del 100% en este 2022.
Si , efectivamente, el IPC de noviembre sale en torno al 5,5% y diciembre repitiera ese número -o incluso saltara al 6% (el último mes del año suele ser más caliente en materia inflacionaria), la inflación anual alcanzaría al 96,5% en el primer caso y al 97,5% en el segundo.
Está claro que en nada mejoran el escenario esos 3,5 puntos por debajo del 100%, pero el ministro de Economía pretende ganar en credibilidad en los mercados. "Algo ayuda", dice un funcionario del gabinete económico.
El nuevo dólar soja: por qué es una pieza clave del plan de Massa
Para Massa, el anuncio a última hora del viernes de la segunda parte del "dólar soja" ayudará a contener las cotizaciones de los dólares alternativos y a desinflar las expectativas inflacionarias.
Antonio Aracre, empresario que avisó su salida de Syngenta y muy respetado en el mundo de los negocios, tuiteó: "Se anuncia la segunda versión de la iniciativa económica más exitosa y más efectiva para frenar la inflación cuidando las divisas: el dólar soja. Un desdoblamiento aggiornado a la realidad argentina".
Por lo pronto, el compromiso de las cerealeras es que durante diciembre ingresen al BCRA una liquidación de u$s3.000 millones, bajo un régimen especial de $230 por dólar.
En septiembre, el anuncio del "dólar soja Parte I" sumó u$s5.000 millones a las reservas y dio lugar a un enfriamiento del mercado cambiario. Un "veranito" que duró hasta inicios de este mes, cuando el Banco Central se vio obligado, otra vez, a vender divisas para impedir un salto cambiario abrupto.
El operador de cambios Gustavo Quintana dio a conocer que, durante la última semana, "el Banco Central perdió cerca de u$s35 millones y el rojo del mes se acomoda ahora en unos u$s987 millones".
Una dinámica imposible de sobrellevar sin una nueva crisis cambiaria. De ahí se entiende la apurada reacción de Massa y la urgente negociación con el sector agropecuario.
¿Enfriamiento momentáneo de la economía o recesión?
Lo dicho más arriba: la desaceleración inflacionaria, por ahora muy pequeña como para indicar una tendencia, se vincula con los últimos acuerdos temporales de precios en productos de consumo masivo. Como así también a cierto enfriamiento de la actividad económica.
La actividad registró un freno durante septiembre último -cayó 0,3% versus agosto-, pero ahora la cuestión pasa por saber si ese signo negativo será el primero de un ciclo recesivo más profundo.
Lo que está claro es que las restricciones que se impusieron para evitar un mal mayor -una devaluación abrupta en medio de un debilitamiento de las reservas del Banco Central- también implica costos para la actividad económica.
Básicamente, lo que se está viendo es que el bloqueo a las importaciones tiene un doble impacto: por un lado, implica una aceleración inflacionaria (por la incertidumbre de los empresarios a conseguir dólares para importar) y, por el otro, una caída en el nivel de consumo.
El registro del INDEC luce como un incipiente reconocimiento de lo que viene: sin dólares suficientes, la economía tiene más para sufrir que para expandirse. lo que están previendo algunos de los economistas más reconocidos. Ricardo Delgado, director de la consultora Analytica, dijo a iProfesional que en el último trimestre, la actividad económica continuará en una fase de contracción.
La previsión es que el PIB retroceda un 1,1% durante el trimestre octubre-diciembre. Así, el PIB finalizaría el año con un crecimiento del 4,7%. Algunos colegas de Delgado son más pesimistas todavía.
La tendencia, para uno o para el otro lado, a favor de una estabilización más creíble hacia mediano plazo. O, por el contrario, la visualización de una profundización de la crisis, se afianzará con el correr del verano.