Bajo presión de Massa y Cristina Kirchner, las empresas analizan retrotraer los aumentos más fuertes de noviembre
Suele suceder, casi siempre: cuando un Gobierno deja trascender que tiene la intención de congelar precios, las empresas se adelantan a esa medida regulatoria. Apenas pueden, remarcan los precios que las van a obligar a mantener sin cambios durante un período. Es lo lógico.
La última vez que había pasado fue cuando Alberto Fernández anticipó que le declararía la "guerra a la inflación". Fue a mediados de marzo. Ese mes, el índice de precios saltó al 6,7% contra el 4,7% de febrero. Todo clarísimo.
Ahora vuelve a suceder algo similar. Sergio Massa, ya hace algunas semanas, anticipó públicamente que iría por un congelamiento de una canasta de entre 1.000 y 1.500 productos -alimentos, bebidas y artículos de limpieza e higiene- durante 120 días.
Las principales empresas reaccionaron en consecuencia. Con una lógica calcada a la de marzo. Las fábricas de alimentos mandaron listas con ajustes a los supermercados de hasta 14%. Nada menos. En el caso de los productos de higiene y limpieza, las subas superan incluso esa marca.
La marca, ¿llega a tiempo?
Un detalle de esas remarcaciones provocó resquemor entre los propios funcionarios del equipo económico.
Los mayores ajustes se dieron en productos de la canasta básica alimentaria; no hace falta hurgar demasiado para pensar que esos aumentos tienen un impacto social y político trascendente.
Algunos ejemplos de lo sucedido en el inicio de noviembre: las harinas registraron alzas de entre 9% y 14%.
En fideos secos (de paquete), las subas arrancaron en el 7% y llegaron al 9%. El mismo tope que tuvieron los precios de las galletitas, en promedio. En los lácteos, las remarcaciones promediaron el 8%. En arroz, empezaron en 7,5% y treparon al 8,5% de acuerdo a las marcas y diferentes presentaciones.
En este contexto, lo que menos se incrementaron fueron los aceites: un 4,5% en promedio.
El pedido de Tombolini
Matías Tombollini, secretario de Comercio Interior, ya les pidió a las cadenas comerciales que rechacen los productos que vengan con aumentos de más del 4%. Una situación muy incómoda para el sector: ¿Cómo llevar a la práctica semejante pedido, cuando los aumentos van muy por encima de esos valores?
"Si no les entregan la mercadería, me avisan por WhatsApp y yo lo soluciono", avisó.
Los supermercados esperaban que hoy mismo, antes del fin de semana, las empresas líderes retrotrajeran algunos de los incrementos. Al cierre de esta edición todavía no estaban definidos los detalles en cada fábrica.
La clave de lo que viene se refiere a si Massa puede asegurarles a las empresas dólares suficientes para que fluyan las importaciones de insumos.
Los ejecutivos de empresas están dispuestos a negociar siempre y cuando el ministro les abra el grifo de los dólares a precios oficial. ¿Podrá cumplir con esa promesa siendo que las reservas netas del Banco Central no superan los u$s6.000 millones? Los empresarios dudan.
Inflación, peor a lo esperado
Contra lo que pretendía el Gobierno, la inflación de octubre cerró más arriba de lo esperado por los funcionarios del equipo económico.
Los principales estudios económicos estimaron que el IPC de octubre se situó por encima del 6,2% de septiembre, que a su vez había marcado un descenso en relación al 7% de agosto.
Algunos funcionarios del gabinete económico habían dejado trascender que la inflación de octubre podría ubicarse algunas décimas por debajo del 6%. "Cinco y algo", afirmaban, entre la ilusión, y un poco de deseo.
¿Se cumplirá la previsión oficial de un nuevo y marcado descenso? ¿O tendrán razón las consultoras privadas?
A sabiendas de que la situación viene complicada, Sergio Massa endureció su postura frente a las empresas.