Consumo en rojo: caen los gastos con tarjetas en medio de la aceleración de la inflación
Con el lanzamiento del "Ahora 30" para comprar televisores y electrodomésticos, el Gobierno intentará dar vuelta una realidad que se le vino encima: el gasto con tarjetas de crédito -una de las variables clave para medir el consumo popular- se derrumbó durante septiembre.
El dato figura en un informe del BBVA -uno de los bancos líderes del sistema financiero argentino- al que tuvo acceso iProfesional.
De acuerdo al reporte, el consumo con tarjetas se desplomó 9,4% el mes pasado en relación con septiembre del año pasado, cuando todavía existían actividades que operaban en forma parcial por la extensión de la pandemia.
El signo negativo también se da en relación a agosto último: los gastos para la adquisición de bienes cayeron 8,0% mientras que los vinculados con los servicios lo hicieron tan sólo en el 2,5%.
El registro del BBVA complementa otros informes que en los últimos días también midieron que el consumo empezó a sentir el rigor de una inflación que se encamina al 100% para este año, y de la formidable suba de las tasas de interés.
Los rubros más castigados
Por la caída del consumo, hay rubros que salieron más golpeados que otros. Claramente, el rubro tecnológico fue el peor, con una contracción del 78,9% interanual, en términos reales. Acá podría afectar no sólo la brusca caída en el consumo sino también la falta de opciones en los comercios por las trabas a las importaciones. También, obviamente, por la disparada de los precios en el sector.
La venta de artículos para el hogar, a su vez, registró una caída del 56,8% interanual.
En contraposición, la venta de combustibles -siempre según los registros del BBVA- mostraron un alza de apenas el 1% durante el tercer trimestre, contra el mismo período del año pasado. Esto da una señal del estancamiento del ciclo económico, según los expertos de la entidad financiera.
Tendencia en rojo
El consumo masivo -alimentos, bebidas y productos de limpieza personal e higiene- empieza a dar los primeros indicios de lo que viene: un enfriamiento de la actividad económica por culpa de la aceleración inflacionaria.
De acuerdo al monitoreo de la consultora Scanntech, entre autoservicios de todos los tamaños en el país, el consumo de productos de la canasta básica cayó 7,3% durante agosto en relación al mismo mes del año pasado.
Si bien las ventas de los autoservicios y almacenes de barrio ya venía golpeado -por el corrimiento de los consumidores hacia las grandes cadenas de supermercados en medio de la aceleración inflacionaria- se trata de la mayor caída en lo que va del año.
En el acumulado enero-agosto, la baja en las ventas de ese tipo de pequeños comercios fue del 2,6% versus los mismos ocho meses de 2021, lo que da una idea de la pérdida de su inserción en el mercado y del menor poder de compra de sus clientes.
"Ahora 30" para compensar
El "Ahora 30" -que el ministro formalizó ayer lunes con un anuncio- está dirigida a los sectores medios, que sin una extensa financiación a una tasa de interés subsidiada no podría acceder al cambio del televisor o del electrodoméstico, tras la explosión de los precios y el recalentamiento en el costo del dinero.
En el mismo sentido va el acuerdo de precios que se viene.
Está más que claro que un congelamiento de una canasta de productos no sirve para enfriar las expectativas inflacionarias. Es más: en un contexto como el actual, con inflación anual del 100% e incertidumbre cambiaria, cualquier retención forzada podría funcionar como un búmeran. La Argentina tiene experiencia de sobra al respecto.
Por eso mismo, Massa no pretende modificar la realidad a partir de eso. Él mismo ya aclaró que no cree en recetas mágicas sino en reglas de juego que se mantengan en el tiempo. Habrá que tener prolijidad y paciencia para notar una desaceleración inflacionaria.
Acá, la búsqueda es otra: el kirchnerismo pretende dar señales a su base electoral, la más castigada por la súper inflación en los alimentos.