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Massa empieza a desplegar su "plan verano": cómo buscará atender los reclamos de Cristina y cumplir con el FMI

El Gobierno planea medidas focalizadas para los sectores más postergados. Habrá ganadores y perdedores. La lupa sobre las empresas
ECONOMÍA - 25 de Octubre, 2022

"Massa está administrando consecuencias", dijo Máximo Kirchner sobre el ajuste que el ministro de Economía está obligado a aplicar para cumplir con el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional. Una enorme distancia respecto de las críticas que el propio Máximo y Cristina Kirchner lanzaban contra Martín Guzmán. Con ese respaldo político clave, y más allá de los cuestionamientos internos que sigue generando el líder del Frente Renovador, Sergio Massa está convencido de que tiene que trazar un puente para atravesar el verano.

Cualquier turbulencia adicional con la economía puede terminar en una profundización de la crisis. Sin dólares "para todos" en el Banco Central, los márgenes son muy escasos.

No es casual que el Banco Central, en la última reunión de Directorio, dejara saber que sigue muy atento a las fluctuaciones del mercado de bonos. Ni Massa ni Miguel Pesce podrían tolerar una nueva disparada en las cotizaciones de los dólares financieros.

Decisión política y nuevas medidas

Massa sabe perfectamente que se mueve en un pasillo estrecho: no sabe a ciencia cierta hasta qué momento contará con el apoyo de Cristina Kirchner. Por eso mismo, tomó la decisión de maximizar esos márgenes de acción para avanzar con medidas muy focalizadas. Básicamente, con el objetivo de aliviar la carga de la inflación del 100% sobre las espaldas de la franja de la sociedad más postergada.

Esa segmentación social es la clave de los últimos anuncios. Y de los que vendrán en las próximas semanas.

El "Ahora 30" -que el ministro formalizó ayer lunes con un anuncio- está dirigida a los sectores medios, que sin una extensa financiación a una tasa de interés subsidiada no podría acceder al cambio del televisor o del electrodoméstico, tras la explosión de los precios y el recalentamiento en el costo del dinero.

Massa busca recomponer el consumo y poner un freno a la inflación.

En el mismo sentido va el acuerdo de precios que se viene.

Está más que claro que un congelamiento de una canasta de productos no sirve para enfriar las expectativas inflacionarias. Es más: en un contexto como el actual, con inflación anual del 100% e incertidumbre cambiaria, cualquier retención forzada podría funcionar como un búmeran. La Argentina tiene experiencia de sobra al respecto.

Por eso mismo, Massa no pretende modificar la realidad a partir de eso. Él mismo ya aclaró que no cree en recetas mágicas sino en reglas de juego que se mantengan en el tiempo. Habrá que tener prolijidad y paciencia para notar una desaceleración inflacionaria.

Acá, la búsqueda es otra: el kirchnerismo pretende dar señales a su base electoral, la más castigada por la súper inflación en los alimentos.

Precios: lo que viene para aplacar la inflación

Para cumplir con el pedido de la vicepresidenta, Massa les pedirá a las grandes cadenas de supermercados que pongan visibles los productos con precios acordados.

Que no suceda como con los artículos de "Precios Cuidados", que tienen un espacio minúsculo en las góndolas porque, prácticamente, resultan inhallables. Esta vez, al tratarse de una canasta acotada en cantidad y en marcas, el Gobierno busca que los productos estén bien abastecidos. De eso depende que se cumpla el objetivo.

Administrar las importaciones y morigerar el posible freno a la actividad, un desafío para Sergio Massa.

Para que así sea, Pesce les asegurará a esas compañías el acceso sin trabas a las importaciones de insumos en el mercado del dólar oficial. Una promesa que, a esta altura, puede sonar más a una promesa en el aire, tanto como el abastecimiento de productos con precios estables por 120 días.

Por último, la Anses determinará -junto con la venia del ministro de Economía- la cantidad de personas que tienen ingresos mínimos, en la informalidad. Desde Economía dejaron trascender que no podrían ser más de un millón de personas. A lo sumo, doscientas mil más.

Acá es cuando la presión de Cristina se hace sentir: el plan oficial tendrá un impacto muy limitado. Para tener en cuenta: el IFE lanzado durante la pandemia alcanzó a 8,9 millones de personas.

Cuiar los dólares y esperar la próxima cosecha

Los u$s5.000 millones que el Banco Central logró llevar a sus reservas gracias al "dólar soja" deberían alcanzar para llegar a la liquidación de la próxima cosecha, ya a finales de marzo; principios de abril.

No será fácil. Para llegar, el Gobierno debería seguir limitando de manera muy firme el ingreso de importados. Se trata de una tarea que se perfeccionó desde la llegada de Massa a Economía. Pero eso no quiere decir que sea una buena noticia. Puede ser respecto de la posibilidad de un estallido. Pero no si se busca moderar la dinámica inflacionaria y el enfriamiento de la actividad económica.

El economista Miguel Kiguel escribió en Twitter una estimación que vale para entender el delicado momento por el que atraviesa la economía. "El Banco Central hoy compró 3 millones (de dólares) pero se operaron 196 millones. Se sigue sin importar. Si fuera un día normal, hubiera vendido bastante más de 50 millones".

Así como Massa asumió con el objetivo de que el escenario cambiario no estallara, ahora la meta es lograr que la actividad no caiga (demasiado) y evitar una espiralización de los precios.

Es la lógica para evitar el peor escenario: un empeoramiento de la crisis que ponga en jaque la paz social.

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