La inflación desbocada da nuevo golpe: alarma en el Gobierno por la caída de consumos esenciales
El informe llegó al despacho de uno de los referentes del gabinete económico terminó de elaborarse justo antes del mediodía del jueves, en la previa al fin de semana XXL. Marcó, por primera vez desde la asunción de Alberto Fernández, un retroceso en el consumo de productos de la canasta esencial de alimentos.
Ya no se trata solamente de una merma en las ventas minoristas de carne, que vienen en caída desde hace tiempo. El documento oficial, realizado con datos recabados de distintas empresas fabricantes y de cadenas de supermercados, da cuenta de una baja en el consumo de otros alimentos básicos, como pollo, cerdo e incluso lácteos y aceites.
Las cadenas de supermercados del interior del país ya avisaron que la caída de sus ventas llega al 4% o 5% -medido en volumen-, lo que para esos comercios representa toda una novedad: las grandes tiendas son las más beneficiadas por la dinámica de alta inflación, en detrimento de los comercios más chicos, que terminan teniendo precios más caros en sus góndolas.
"Cerramos septiembre con una retracción del consumo de entre 4 y 5% en unidades vendidas en la comparación interanual", explicó Victor Palpacelli, presidente de la Federación Argentina de Supermercados (FASA). El empresario adjudicó esa caída a lo más evidente: la pérdida de poder adquisitivo de la gran mayoría de los argentinos, que no pueden hacer frente a una inflación que durante tres meses consecutivos se establece en torno al 7% mensual. Así, no hay salario que aguante.
El consumo, en rojo
Ya no se trata solamente de los bajos niveles de consumo de carne vacuna, que se mantiene entre los peores guarismos en un siglo. La merma incluye a otros rubros, que se vienen encareciendo incluso por encima de la inflación promedio.
Las ventas de lácteos cayeron un 6,5%, según el relevamiento encargado por funcionarios del equipo económico. En el caso de productos refrigerados (incluye pastas y salchichas), la baja resultó del 6,3%.
En productos del rubros "alimentos de almacén" (aceites, galletitas y pastas secas), la baja se acerca al 7%, liderada por los aceites, que vienen con fuertes alzas de precios.
Como viene sucediendo, los más golpeados por la crisis son los autoservicios y almacenes de barrio. A diferencia de lo que ocurre con las grandes cadenas, allí no hay promociones ni funciona el programa de "Precios Cuidados".
La clave, no obstante, tiene que ver con la formación de los precios en los pequeños comercios. Los almaceneros no se abastecen directamente de los fabricantes -como sí sucede con las cadenas de supermercados-, por lo que están obligados a cargar con el costo de los mayoristas.
La inflación sigue desbocada
El último relevamiento del Banco Central entre medio centenar de consultoras económicas (REM), conocido en la tarde del jueves, ya dio cuenta de algo aceptado por todos, incluso por los funcionarios de Economía: la inflación de este año superará el 100% (por ahora, la previsión da 100,3%).
Lo más llamativo es que esos mismos economistas profesionales ya prevén que la inflación del próximo año (electoral) se ubicará en torno del 90% -nada menos que 30 puntos por encima a la estimación de Sergio Massa en el Presupuesto 2023-.
Lejos de aminorar, el proceso inflacionario se acelera semana tras semana.
Los últimos registros del Banco Central dan cuenta de esa realidad tan preocupante. De acuerdo al monitoreo de "alta frecuencia", septiembre finalizó con una suba de los precios de los alimentos por arriba del 8%. Un nivel récord para el año.
Una suba que no se vio ni a principios de año ni en julio, cuando la aceleración inflacionaria marcó los peores registros de este difícil 2022, que terminará al menos con un índice del 100%.Según aquellos registros que imitan la canasta del INDEC, los alimentos se encarecieron entre 8,2% y 8,5% el mes pasado.
De confirmarse el dato por el INDEC el próximo viernes 14, cuando el Instituto divulgue la inflación del mes pasado, tendrá un impactante efecto político: resulta imposible que los salarios puedan siquiera igualar la evolución de los precios de los alimentos.
A la vez, dejará a las mediciones de la pobreza y de la indigencia del primer semestre totalmente relegadas ante la nueva y complicada realidad económica y social.
La relación de Cristina y Massa, sacudida por los precios
El ministro Sergio Massa quedó bajo el radar de la vicepresidenta por distintos temas, uno de ellos, el precio de los alimentos. El reciente reclamo de la vicepresidenta para que el ministro se haga cargo de las alimenticias que encarecen los productos tuvo un impacto inmediato en la gestión. Pero habrá más.
Desde el kirchnerismo dan cuenta que, a medida que se acerquen las elecciones y no aparezcan las soluciones a problemas de fondo, como la inflación, Cristina Kirchner podría elevar su presión pública al ministro de Economía.
Hasta el momento, Comercio Interior y las compañías alimenticias venían negociando con la secretaría de Comercio dos grandes temas: la continuidad de Precios Cuidados y la posible flexibilización en los niveles de importaciones de insumos para la industria alimenticia.
Está claro que lo que en algún momento sirvió como referencia de precios en las góndolas, ahora ha perdido todo valor. "Precios Cuidados" no tendrá ningún impacto en la actual dinámica inflacionaria.
Lo que no se sabe es si Massa tiene una carta bajo la manga para enfriar el proceso. Por ahora, lo único que puede disminuir el ritmo de aumentos es el efecto de una recesión. No es el mejor remedio para atacar la suba de los precios. Y, mucho menos, después de un cúmulo de años de traspiés económicos y pérdidas del poder de compra de los salarios.