Reclamo de Cristina Kirchner no frena los precios: empresas ya avanzan con una nueva ola de ajustes
Los propios supermercadistas expresan su sorpresa por lo que sucedió en las últimas jornadas. Una ola de nuevas listas de precios llegó a sus casillas de parte de los fabricantes de alimentos, y también de otros rubros como bebidas, limpieza e higiene, todos productos de la canasta familiar.
La sorpresa fue por doble vía:
- Número uno: la magnitud de los incrementos. En algunos casos, más fuertes desde que a principios de julio se recalentó la inflación tras la eyección de Martín Guzmán del ministerio de Economía.
- Número dos: que los anuncios con los incrementos se apresuren para antes de fin de mes, y en la mayoría de los casos sin la posibilidad dar una chance de hacer un pedido a "precio viejo", sino que la nueva lista fue de aplicación inmediata.
Las comunicaciones fueron universales: para grandes cadenas de supermercados minoristas y también para mayoristas. Los autoservicios y almacenes de barrio se enterarán la próxima vez que vayan a abastecerse a los mayoristas.
Los incrementos fueron generalizados, incluso en aquellas empresas que producen distintos rubros de alimentos. Esta vez nada quedó a salvo, un fenómeno muy parecido a cuando hay una devaluación y los costos suben para todos de golpe. La diferencia es que ahora no es una devaluación abrupta, sino que la dinámica se inscribe en un proceso de alta inflación y una gran incertidumbre.
La escalada de los aumentos, sin escalas
Lo dicho más arriba: los aumentos son generalizados. Un relevamiento de iProfesional entre cadenas de supermercados y mayoristas, que reciben directo de los fabricantes, acusó ajustes de entre 5% y 16% en alimentos. Y hasta 20% en el caso de las bebidas no alcohólicas. Los vinos tienen subas promedio del 10%.
Lo que menos subió esta vez fueron los aceites, pero por la sencilla razón de que acumularon alzas de 11% en las últimas dos semanas (5,5% primero y 5% ahora).
Distinto es el caso del arroz, que muestra un ajuste del 15% para octubre, pero algunos de los fabricantes alertaron que habrá alzas adicionales por un fuerte incremento de la materia prima a nivel internacional.
En el caso de los aderezos y algunos enlatados -como los de tomates- vienen con subas de entre 15% y 17%.
El azúcar se transformó en una de las "vedettes" de la nueva escalada inflacionaria. Empieza el nuevo mes con aumentos del 10%, pero no hay que confiar en que será el último incremento de octubre. El precio más que se duplicó en el último año.
Los panificados y pastas frescas ajustaron 10% a 11% según las marcas. Las tapas para empanadas y para tartas, de 8% a 9%. Las harinas también se ajustaron, un 9% promedio.
Los fideos de paquete (secos) de 500 gramos registran aumentos de 6% a 8% para el inicio del nuevo mes. En el caso de las galletitas, las dulces ajustarán un 10% mientras que las saladas (o sin sal) tendrán incrementos promedio del 6,5%.
La dinámica alcista de los alimentos se vino acelerando a partir de julio, tras los sucesivos cambios en el equipo económico.
Precios con fuerte impacto político
Roberto Feletti fue el último secretario de Comercio que intentó un control más o menos relevante de la canasta básica. Su distanciamiento del entonces ministro Guzmán, en medio de la fuerte presión inflacionaria y las críticas de Cristina Kirchner hacia el titular de Economía, fue el comienzo de la pérdida total de referencias en el mercado de los alimentos, el que es más sensible para el esquema social.
La aceleración en los precios de los alimentos guarda relación con el torbellino político en el oficialismo.
Sergio Massa supuso que si focalizaba su estrategia en el fortalecimiento de las reservas del Banco Central podría ser más eficiente en la pelea contra la inflación. Por ahora eso no sucedió.
El propio secretario de Comercio, Matías Tombolini, monitorea que los aumentos se aceleraron en las últimas dos semanas. Sus colaboradores le dijeron que el sistema informático que le permite observar la evolución de los precios en forma online detectó ajustes de hasta 20% en la segunda y tercera semana de septiembre.
La consultora LCG -que maneja el economista Guido Lorenzo- midió que en las últimas cuatro semanas, los precios de la comida se ajustaron 8,6%. Nada menos.
Y un día, reapareció Cristina Kirchner
Sergio Massa quedó bajo el radar de la vicepresidenta por el encarecimiento de los alimentos. Por primera vez en los casi dos meses que lleva como ministro de Economía, Massa había quedado apartado de la mirada de Cristina Kirchner, más preocupada por el atentado sufrido en su contra y por la dinámica del Poder Judicial.
El escenario cambió, al menos de manera incipiente, el último miércoles: en su cuenta de Twitter, CFK hizo alusión al incremento de la indigencia, que subió al 8,8% durante el primer semestre del año, seis décimas por encima del semestre anterior, según el INDEC.
Ayer jueves, el INDEC volvió a dar una mala noticia para el Gobierno: confirmó que en julio, y por segundo mes consecutivo, los salarios volvieron a perder contra la inflación.
Contra una inflación del 7,4% de aquel mes, los salarios subieron 5,5% en promedio, con lo que quedaron 1,8 puntos por debajo en términos reales, de acuerdo a la consultora LCG.
Los trabajadores informales fueron los que más perdieron: 4,1% en términos reales en un solo mes. En los últimos 12 meses, los trabajadores "en negro" perdieron 12 puntos de poder adquisitivo.
Los salarios, en general, perdieron 2 puntos en el último cotejo interanual. Y 4,4 puntos entre enero y julio, cuando la inflación recién se empezaba a recalentar.
Para la consultora LCG, la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores en general será de al menos 8 puntos este año, siempre y cuando la inflación no supere el 100% en este 2022. Obviamente, los "informales" se llevarán la peor parte, por lejos.
Salarios, inflación y más presión dentro del Gobierno
En este contexto, las presiones políticas y las internas puertas adentro de la administración volverán con fuerza.
Cristina Kirchner ya le reclamó a Massa que ponga un ojo en las ganancias empresarias. "Las empresas alimentarias han aumentado muy fuerte sus márgenes de rentabilidad", escribió en un tuit la vicepresidenta.
El viceministro Gabriel Rubinstein ya respondió, aunque sin nombrarla. Asumió que las empresas tienen márgenes más abultados respecto de la historia de los últimos años. Pero aclaró que ese comportamiento no es "culpa" de las compañías.
Esa "culpa", según el funcionario clave del equipo económico, es del desorden de la macroeconomía argentina.
"Hasta que no logremos la unificación cambiaria, habrá cierto desorden y márgenes empresariales más altos que los normales. Pero unificar el mercado de cambios, sin robusto Superávit Fiscal Primario, y casi sin Reservas, luce demasiado riesgoso. El norte (3 años?) debería ser ese (sic)", escribió Rubinstein.
¿Conformará esta explicación a la vicepresidenta?